12+1 Faros para una vida con sentido. Javier Gaspar
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“Forja tu carácter, porque tu carácter determina lo que ves; lo que ves determina lo que piensas; lo que piensas determina lo que haces; y lo que haces determina tu destino.”
Tal vez te preguntes: ¿cómo puedo mejorar mi autoestima? Te lo explicaré. He identificado seis pilares de la autoestima. Son los siguientes:
Conciencia
Autoaceptación
Responsabilidad (sobre tu vida y sobre tus actos)
Asertividad
Propósito
Integridad
Iremos desarrollándolos a lo largo del libro, no quiero darte demasiada información de golpe para no empacharte. De hecho, algunos de estos pilares son a la vez los faros que iluminarán tu camino y que veremos en próximos capítulos.
De momento, lo importante es que tengas clara una cosa: somos lo que creemos que somos. Sólo tú puedes creer en ti y perseguir tus sueños, nadie lo hará por ti. Tú tienes ese deber y ese poder. Así que atrévete a empezar y ve aprendiendo por el camino. Cuando hayas desarrollado una buena autoestima tendrás un buen autoconcepto y eso te generará una mentalidad positiva a prueba de bombas. Una voluntad de hierro y un carácter de titanio. Tu alma, tu corazón y tu mente alineados te llevarán a grandes hitos.
Nadie más que tú puede construir la historia de tu vida. Somos únicos y ese es nuestro gran poder. Como dice la cantante Taylor Swift, “si tienes la suerte de ser diferente, no cambies nunca”. ¡Y todos tenemos la suerte de ser diferentes! Cuando nos conectamos con nuestra existencialidad y nuestra singularidad nos convertimos en imparables e insuperables. Tú, como todos, has venido a brillar, pero para lograrlo tienes que atreverte a hacer y confiar en ti, en la fuerza de tu alma, en la intuición de tu corazón. Confiar en la vida como en un río que baja de la montaña sin miedo ni obstáculos hasta alcanzar la fusión con el mar.
El universo te acompañará cuando adquieras un compromiso contigo y te esfuerces por alcanzar tus metas. Tu mente creará el camino hacia ese lugar y lo único que te podrá frenar serás tú mismo. El ser humano tiene cuatro grandes frenos:
Las creencias limitantes
Los miedos
Los apegos
Las expectativas
Como ves, todos están dentro de ti, en tu mente. Si consigues eliminarlas de tu vida, lo que queda es tu verdadero yo. Pero, claro, no es tan fácil. No te diré que yo lo he conseguido porque te mentiría. Todavía me ronda de vez en cuando algún miedo. Por cierto, los grandes miedos, según la sabiduría maya, son también cuatro:
Miedo a la soledad
Miedo a la escasez
Miedo a la enfermedad
Miedo a la muerte.
El antídoto del miedo es el amor. En el momento en que tú actúas con la convicción que da el amor, los miedos se disuelven como un azucarillo en un café. Primero porque si actúas con amor nunca estarás solo/a, por tanto no tendrás miedo a la soledad. Segundo porque si tienes amor no te faltará de nada, y por tanto no sentirás el miedo a la escasez. Tercero porque si te tratas con amor reducirás mucho las posibilidades de enfermar, y por tanto el miedo a la enfermedad. Y cuarto porque una persona que vive en el amor nunca muere del todo: su esencia queda en el corazón de aquellos a los que amó. El que ama la vida no teme la muerte, porque sabe y acepta que todo es un regalo y nada es permanente.
Cuando eres tú y actúas con amor, no sólo desaparecen los miedos, sino todos los demás frenos: las creencias limitantes (lo que nos contaron durante nuestra vida que ahora nos limita), los apegos (a los objetos, a los amigos e incluso a la familia) y las expectativas (querer controlar lo que va a suceder). Y con ellos todo lo oscuro de la persona: las envidias, los celos, la ira, etc. Nada te puede limitar porque cuentas con una energía inagotable: la del amor.
“Tú, como todos, has venido a brillar, pero para lograrlo tienes que atreverte a hacer y confiar en ti, en la fuerza de tu alma, en la intuición de tu corazón.”
Tenemos mucho más poder del que creemos, sólo hay que despertarlo. En el momento en que crees en ti, en que confías en ti y te comprometes contigo, emerge tu poder y te das cuenta de toda la energía que tienes.
¿Por qué sólo sacamos nuestra fuerza cuando el universo nos pone en una quebrada o ante una adversidad? Creo que es porque tenemos cierta tendencia a la pereza, al acomodo, al mínimo esfuerzo. Cuando tenemos salud y fortaleza, vamos sólo al diez por ciento de nuestro potencial. Y así sólo consigues, con suerte, el diez por ciento de lo que te propones. Estás en tu derecho de hacer esto, si quieres, pero no te quejes si luego no tienes la vida que te gustaría. La abundancia te está esperando, pero para llegar a ella tienes que esforzarte con amor, con pasión y con perseverancia.
Muchas personas persiguen el éxito. Hay cientos de libros que lo prometen en su portada y otros tantos gurús que aseguran tener la fórmula para alcanzarlo. Pero, ¿qué es el éxito? ¿Un gran coche, una casa, una pareja que te quiera, un montón de dinero en el banco, ropa lujosa, tener muchos amigos, disponer de mucho tiempo libre, ganar mucho dinero, tener un cargo de responsabilidad en una empresa, poder comer cada día en un restaurante diferente, tener una Visa Oro, lucir un reloj único, viajar por todo el mundo...?
Cada persona define el éxito a su manera, no creo que haya una fórmula universal que sirva para todo el mundo. Lo único que puedo decirte es que no encontrarás a ninguna persona que se considere verdaderamente exitosa que no confíe en sí misma. Éxito y autoestima van de la mano.
Yo no te voy a dar ninguna fórmula, pero sí te diré lo que a mí me funciona. Para mí, el éxito en este momento de mi vida es poner mi talento y mi esfuerzo al servicio de la humanidad. Para llegar hasta aquí he tenido que hacer miles de pruebas y he cometido mil errores, pero ahora navego con rumbo firme porque tengo claros mis valores. De hecho, para mí el éxito son mis valores en acción. Valores como los que verás en los siguientes capítulos: solidaridad, humildad, trabajo, etc. Esos valores son el software y las personas somos el hardware. El problema es que no venimos de serie con ese software instalado. Tenemos que ir haciendo pruebas e instalar cada comando a medida que lo identificamos como bueno para nuestra vida.
Aunque cada persona tiene su propia idea de éxito, hay algo para mí incuestionable: lo que te lleva al éxito siempre es la construcción de tu liderazgo personal. A medida que aprendes a liderar tu vida empiezas a tener mayor claridad mental y mejoran tus resultados en aquello que te propongas. Al principio tienes que esforzarte, formarte, aplicar lo aprendido, ser constante y tener paciencia y disciplina. A medida que aumenta tu liderazgo personal ya no necesitas esforzarte tanto: todo fluye con mucha facilidad. Todo florece. Pero si no hay raíces no hay tronco, si no hay tronco no hay ramas, si no hay ramas no hay hojas, si no hay hojas no hay flores y si no hay flores no hay frutos.
“Tenemos mucho más poder del que creemos, sólo hay que despertarlo. Y apartar nuestras creencias limitantes, que son las que nos hacen no intentarlo.”
En mi caso, no sé por qué, siempre he tenido mucha confianza