¡ Queremos lo nuestro!. Bernadette Atuahene

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¡ Queremos lo nuestro! - Bernadette Atuahene

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razón principal por la que las personas dejaron el estado de naturaleza e ingresaron en el contrato social fue para la protección mutua de su vida, libertad y propiedad. En el momento en que el Estado roba la propiedad a sus miembros, estas personas se convierten en subordinadas dentro del contrato social y su relación con el Estado se menoscaba.

      Establecer cuándo un Estado lleva a cabo una acción presenta dos retos analíticos. El primero es que el Estado –la entidad que ejerce soberanía sobre un territorio– es claramente identificable en la mayoría de los casos, pero no en todos90. Por ejemplo, Somalia no ha tenido un gobierno efectivo desde el golpe de 1991 que derrocó al presidente Siad Barre. Sin embargo, los clanes, las milicias y los islamistas que ejercen soberanía sobre las distintas áreas geográficas sirven como Estados de facto91.

      El segundo reto es determinar cuándo la inacción del Estado es una forma de acción indirecta de este. La inacción del Estado es una categoría expansiva porque puede venir en forma de desigualdad estructural que el Estado tolera o la falla del Estado para actuar cuando tiene el deber de hacerlo. Una manera de ilustrar los contornos de la inacción del Estado es la prevención y respuesta efectiva frente a huracanes. A pesar de que el huracán Katrina de 2005 fue un acto de Dios, el daño que produjo se incrementó por el hecho de que el Estado estadounidense (tanto el gobierno federal como los gobiernos locales) sabía que los diques eran defectuosos y no respondió adecuadamente una vez la escala de la devastación se hizo evidente92. En la medida en que el Estado tenía el deber de mantener los diques en buenas condiciones, así como de responder adecuadamente, y no lo hizo, la destrucción de la propiedad fue causada, indirectamente, por el Estado, a pesar de que el huracán fue un acto de Dios. En contraste, de muchas maneras, las autoridades federales y estatales cumplieron su deber de proteger al público durante el huracán Sandy de 201293. En consecuencia, la destrucción de propiedad resultante del huracán Sandy no fue un resultado de la acción indirecta del Estado. Cuando no hay acción directa o indirecta del Estado en la confiscación o destrucción de propiedad, las personas pueden haber sufrido un daño, pero no es una expropiación de la dignidad.

      Enfocarse en la propiedad es importante por varias razones. Primero que todo, privar a las personas de su propiedad es privarlas de relaciones importantes94. La propiedad crea proximidad y por lo tanto constriñe o facilita la construcción de relaciones y comunidad. Las viviendas, por ejemplo, son piezas tangibles de propiedad, estas crean espacios para que los miembros de las familias y los vecinos interactúen y construyan lazos interpersonales. Remover a las personas de sus viviendas u otras propiedades puede romper estos valiosos lazos y causar un trauma colectivo. Kai Erikson define el trauma colectivo como «un golpe en los tejidos básicos de la vida social que daña los lazos que unen a las personas y menoscaba el sentido prevalente de comunidad»95. El desalojo también puede destruir capital social valioso que se ha desarrollado en las comunidades, y por tanto el acceso de una persona a recursos económicos así como a contactos con individuos e instituciones que pueden aumentar su estatus social96.

      La propiedad también es importante porque juega un rol esencial para asegurar que los Estados no deterioren la dignidad y autonomía de sus ciudadanos97. Un Estado puede restringir legítimamente varios aspectos de la autonomía de sus ciudadanos, tales como su creatividad, locomoción y expresión. La propiedad, sin embargo, da a los ciudadanos una zona autónoma donde pueden evadir el control del Estado y vivir la clase de vida que valoren más. Por ejemplo, no se puede caminar desnudo en los sitios públicos, remodelar las instalaciones públicas para reflejar los gustos propios o excluir personas a voluntad de un parque público. No obstante, todas estas actividades son posibles en la propiedad privada, donde hay mayores expectativas de privacidad, mayor control y más oportunidades de expresión. Los derechos de propiedad les dan a las personas el poder de expresar su individualidad sin intervención estatal. Charles Reich ha argumentado que los derechos de propiedad son un baluarte que protege la autonomía individual frente al Estado. Él argumenta que la propiedad:

      Realiza la función de mantener la independencia, dignidad y el pluralismo en la sociedad al crear zonas dentro de las cuales la mayoría tiene que ceder ante el propietario […] [L]a Declaración de Derechos (Bill of Rights) también cumple esta función, pero mientras que la Declaración de Derechos solo entra en juego en momentos extraordinarios de conflicto o crisis, la propiedad ofrece protección día a día en los asuntos ordinarios de la vida98.

      Adicionalmente, la propiedad es importante porque a menudo se encuentra entrelazada con la identidad de la persona y su bienestar emocional99. Un anillo de matrimonio, por ejemplo, tiene tanto un valor material como uno inmaterial. Asimismo, aunque el hogar de la infancia de una persona ocupa un espacio físico, también existe en paralelo con un paisaje emocional. Margaret Radin ha acuñado el término «propiedad como personalidad» para describir estos aspectos no materiales de la propiedad100.

      La doctora Mindy Fullilove –una psicóloga que estudió el despojo masivo de las comunidades negras en Estados Unidos bajo los programas de renovación urbana– desarrolló el concepto de impacto del desarraigo. «Impacto del desarraigo es la reacción traumática de estrés ante la destrucción total o parcial de su ecosistema emocional»101. Ella argumenta que cuando las personas han sido desplazadas de sus hogares y propiedad, esto genera ansiedad, desestabiliza relaciones y causa enfermedades crónicas (incluso la muerte). La doctora Fullilove argumenta que «el daño del impacto del desarraigo puede afectar generaciones y generaciones de personas»102.

      Más aún, la propiedad es importante porque les da a las personas la independencia necesaria para participar en una sociedad democrática como miembros completos e iguales que no están controlados por otros103. Sin el mínimo nivel de propiedad para cubrir las necesidades básicas, las personas requieren patrones; y estos patrones pueden tener control indebido sobre todos los asuntos, desde los políticos hasta los personales. Además, si una persona no tiene propiedad y debe utilizar todo su tiempo trabajando, entonces no tendrá tiempo libre para ejercitar sus libertades básicas, tales como el voto y la participación en la vida cívica104.

      Finalmente, como argumentan Acemoglu y Robinson, la propiedad es importante para el desarrollo económico. Los países que prosperan tienden a tener instituciones económicas y políticas inclusivas «que aplican los derechos de propiedad, crean igualdad de condiciones y fomentan la inversión en nuevas tecnologías y habilidades»105. Hernando de Soto también ha argumentado de manera convincente que derechos claros de propiedad son necesarios para que el capitalismo funcione debidamente106.

      La propiedad consiste en un grupo de derechos que incluyen los derechos a transferir, ocupar y excluir (ver Cuadro 1.1). Cuando una expropiación ocurre, tanto los derechos de propiedad como los de ocupación son afectados. Sin embargo, las personas con derechos de ocupación de corto plazo (p. ej., arrendamientos mensuales o arrendamientos sin plazo fijo) generalmente no tienen derecho a recibir una compensación cuando ocurre una expropiación107. Pero cuando hay obstáculos significativos para obtener la propiedad, aun las expropiaciones de aquellos que tienen arrendamientos de corto plazo pueden considerarse expropiación de la dignidad. Por ejemplo, en Sudáfrica, los negros tenían prohibido adquirir legalmente derechos de propiedad en el 87 % de su tierra nativa108. Así que el programa de restitución de tierras no está restringido únicamente a los propietarios, sino que provee compensación para los arrendatarios que fueron removidos forzosamente.

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