Las contradicciones de la globalización editorial. Johan Heilbron
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La renta de monopolio es una forma contradictoria. Al perseguirla, el capital mundial debe valorizar iniciativas locales distintivas (y, en ciertos aspectos, cuanto más distintiva sea la iniciativa, mejor). Lo que implica de igual forma una valorización de lo único, de lo auténtico, de lo particular, de lo original y de todas las dimensiones de la vida social incompatibles con la homogeneidad presupuesta por la producción de mercancías24.
En el plano geográfico, lejos de abrir un espacio de circulación libre, de open market, la mundialización se plantea como una lucha por la redefinición de los territorios de distribución de los productos industriales, entre los diferentes centros y entre el centro y la periferia. En el campo del libro, esta se observa tanto entre las zonas lingüísticas, en la competencia entre potencias exportadoras (los antiguos países comunistas, antes bajo la dominación soviética, fueron el lugar de una difícil lucha entre los editores estadounidenses, alemanes y franceses), como en su interior, entre Gran Bretaña y Estados Unidos, que pretenden penetrar las antiguas colonias británicas consideradas aún por los editores ingleses parte de su territorio, entre España y los países de Latinoamérica, entre Francia y los otros países francófonos, entre Alemania y los países germanófonos.
Sin encasillarse en el funcionalismo ni en el reduccionismo económico, esta dinámica se presta bastante bien al modelo de análisis propuesto por David Harvey: la expansión del comercio exterior y el desplazamiento geográfico de los excedentes del capital y de fuerzas de trabajo que pretenden preservar el equilibrio y la coherencia estructurada de las alianzas regionales porta el germen de la destrucción de dicha coherencia, favoreciendo, en ciertos casos, la formación de nuevas alianzas regionales en búsqueda de un spatial fix, que entrará a competir con la metrópolis, siendo el ejemplo emblemático Estados Unidos en relación con Inglaterra25. Este modelo es, en efecto, bastante flexible, y le permite articularse con un análisis sociológico al que el autor mismo invita, con la condición de reintroducir el papel de los actores históricos y los intereses específicos que invierten en sus prácticas, según sus espacios de referencia.
A estas tendencias contradictorias que estructuran globalmente el mercado del libro se suman, en efecto, para cada sector, lógicas que les son propias. En ciertos campos, como la literatura o las ciencias sociales y humanas, existían formas de universalización y un espacio de intercambio internacional antes del proceso de unificación del mercado, que obedecían a dinámicas en cierto grado autónomas de los asuntos económicos y políticos26. Estas formas de intercambio o de universalización deben diferenciarse de la producción de bestsellers mundializados. Encontramos así, a nivel internacional, la oposición descrita por Pierre Bourdieu entre un circuito de gran producción, regido por la lógica mercantil, y un circuito de producción restringida, que tiene su lógica propia, sus reglas y sus principios de reconocimiento simbólico, que son relativamente autónomos de las obligaciones económicas y políticas: es el caso de los campos literario y científicos.
La pregunta que se plantea es cómo esos asuntos y tendencias contradictorios se traducen en imposiciones que orientan las estrategias de los agentes: grandes grupos, editores, políticas públicas, agentes literarios, traductores, entre otros; qué efectos tienen en la práctica sobre la circulación de los libros y sobre la producción editorial.
Resultado, en parte, de un coloquio que se llevó a cabo en París, en la École des Hautes Études en Sciences Sociales (ehess) y en el Institut pour la Recherche, le Developpement Socio-economique et la Communication (Iresco), del 23 al 25 de marzo del 200627, este volumen constituye una primera tentativa para comprender los efectos de la mundialización en el mercado del libro a partir de estudios empíricos28. Cruza las visiones de varias disciplinas y especialidades: los historiadores del libro, que comienzan a elaborar una aproximación «global» de la edición29; los sociólogos de la edición, campo que conoce un desarrollo desde hace una década30, con un interés nuevo por las traducciones31, y los traductólogos que, con el surgimiento de una sociología de la traducción32 entienden cada vez más esta actividad como una práctica social33. Las escalas de observación varían, de los movimientos de los grandes grupos a las estrategias colectivas e individuales de los pequeños editores independientes, de los asuntos geopolíticos a su representación en las polémicas o en la producción de libros, de la evolución de las prácticas y de las representaciones de la coedición al estudio de un proyecto de colección transnacional, de los flujos de traducción entre países al análisis textual de las traducciones en circulación.
La obra está dividida en tres partes. La primera se enfoca en los efectos de la mundialización sobre la estructura del mercado internacional de la edición. La aceleración del proceso de unificación de un mercado editorial mundial se debe en gran parte a las estrategias de concentración y de internacionalización de los grandes grupos, convertidos en multinacionales, y entre los cuales la competencia se intensificó en los dos últimos decenios, como lo analiza Jean-Yves Mollier. Este desarrollo de un mercado internacional genera, asimismo, una serie de imposiciones para los actores, quienes han desarrollado estrategias de ajuste o de resistencia frente a este proceso. Una de las estrategias de ajuste son, por ejemplo, las coediciones internacionales. Hélène Buzelin muestra los diferentes usos que se hacen de esta práctica de una zona lingüística a otra o de un país al otro, y cómo las transformaciones del mundo editorial se gestan tanto en la configuración de las relaciones espaciales como en los territorios de lo imaginario, aún fuertemente marcados por las tradiciones nacionales. André Schiffrin amablemente nos autorizó a publicar aquí algunos extractos de su libro The Business of Books. Estos tienen relación directa con dos sectores: la edición de libros políticos y las editoriales universitarias; en ellos, el autor de L’Édition sans éditeurs analiza algunos de los cambios producidos por el dominio creciente de la lógica mercantil34.
Por otro lado, Gustavo Sorá propone una reflexión sobre la reconfiguración de la edición de textos de ciencias sociales en Latinoamérica, y postula una nueva paradoja de la mundialización: la de un «mundo en expansión que se reduce». En efecto, la poderosa entrada de los grandes grupos españoles fragmentó y redujo la circulación de los libros dentro del continente. Las resistencias toman diversas formas, la más clásica consiste en la defensa de los valores «puros» de la autenticidad y de una «estética enfocada en las particularidades culturales», que es, sin embargo, susceptible, como lo señala David Harvey35, de caer en una política identitaria local, regionalista o nacionalista conservadora, incluso neofascista.
Sin embargo, el mundo editorial constituye también uno de los ámbitos de experimentación de otra forma de mundialización, como lo ejemplifica la formación de grupos de resistencia contra el aumento de las lógicas económicas en los intercambios culturales internacionales y las desigualdades entre zonas geográficas, en particular entre el norte y el sur. Luc Pinhas expone cómo las experiencias más innovadoras para la promoción de la «bibliodiversidad» y el auge del libro en el sur son producto de las iniciativas privadas, que reúnen a actores profesionales, como la Asociación Internacional de Vendedores de Libros Francófonos y la Alianza de Editores Independientes (Afrilivres), y a militantes de la altermundialización, más que a la Francophonie (Organización Internacional de la Francofonía) que, a pesar de haber hecho de la diversidad cultural uno de sus temas predilectos, realmente no ha cuestionado el modelo editorial colonial.
Las estrategias individuales y colectivas de los editores frente a la globalización editorial son abordadas en la segunda parte. La nueva proliferación, a lo largo de los años noventa, de pequeños editores independientes que se especializan en libros de política y ensayos críticos es una de las formas que ha tomado la oposición al proceso de racionalización y de comercialización de la edición. Sophie Noël esboza un panorama general de estos pequeños editores en Francia, de los valores y de las prácticas vocacionales comprometidas y desinteresadas con las que se oponen a la ley del crecimiento y de la ganancia. La comparación que hace Camille Joseph de la relación con lo extranjero de un editor comprometido con la causa tercermundista, Maspero, y de las ediciones de La Découverte que le sucedieron, da lugar a cuestionar la transmisión de la herencia intelectual en un espacio