Representar las memorias. Luis Carlos Toro Tamayo

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Representar las memorias - Luis Carlos Toro Tamayo

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y Heine lo sabía cuando escribió: “Allí donde se queman libros, al final, se queman también personas”.

      Esta exposición no tiene un carácter de organización curatorial de obras ya existentes ni del encargo de obras específicas a los artistas. Antes bien, partimos de un tema para discutir cómo podía desplegarse ese tema y ser “resuelto estéticamente” a su manera por cada artista. Cada artista tuvo total libertad para formular y realizar sus obras. Horst Hoheisel sugirió la palabra clave: hiatus. Se trata de una exposición realizada desde diferentes lecturas de lo que sería procesar mnemónica y artísticamente hoy aquel pasado. Un trabajo como el del artista alemán Andreas Knitz llama la atención por su total originalidad. Él propone su obra Hacer/Fusión, un acuario gigante en el que las tres mil páginas de la relación de los hechos de la época de la dictadura de la cnv quedan como en “suspensión”. Ese caldo clínico-político es transportado hasta la parte exterior del museo por una manguera como las que se usan en los hospitales para administrar medicamentos. Debemos recordar nuevamente que el Memorial de la Resistencia está ubicado en el antiguo predio del deops. La obra de Knitz propone romper con el “cubo blanco” artificial que fue construido en este predio y que apagó las marcas de su pasado. Algo sintomático y crónico en nuestra manera de lidiar con el pasado violento: apagarlo. Durante la exposición, la relación de hechos entró en “proceso” y se transformó en una amalgama. Nuestra relación con el pasado dictatorial es también un proceso que necesita romper la barrera de la amnesia y del bloqueo jurídico-ideológico (en Brasil no hubo juicios de torturadores o personal militar involucrado en la dictadura) que impide su procesamiento más radical.

      En la muestra, solo dos series de Brodsky son trabajos preexistentes, que no fueron hechos para la exposición: la famosa serie Buena memoria y las cuatro fotografías con intervenciones de la serie 1968: El fuego de las ideas. La primera de estas obras es icónica cuando se trata de pensar la relación entre arte y memoria en las dictaduras de América Latina. En la foto La clase, Brodsky inscribe sobre una gigantografía de una imagen de su formación en el Colegio Nacional de Buenos Aires en 1967 lo que aconteció con sus compañeros y con él mismo durante la dictadura. La foto El Río de la Plata. Al río los arrojaron. Él se convirtió en su tumba trae al espacio de la exposición con una literalidad casi asfixiante el lugar adonde decenas de millares de muertos fueron lanzados por la dictadura argentina (1976-1983). La serie sobre 1968 es ya esencial para recuperar el furor revolucionario de la época. Brodsky se apropia en esa serie de imágenes icónicas del movimiento de 1968 en todo el mundo. Para “Hiatus” seleccioné imágenes de esta serie que retratan 1968 en Brasil y en Argentina. Se trata así de recuperar no solo la violencia y los crímenes de Estado, sino también los sueños y las utopías que alimentaron la lucha de entonces. Nos hubiera gustado con esta exposición presentar una imagen “empoderadora” de aquellos que resisten al terror de Estado. Ellos no son simples víctimas, sino, sobre todo, protagonistas de la historia.

      La exposición destaca la paradójica “presencia de lo ausente” que el arte permite construir. Es impresionante que en Brasil aún hoy no tengamos imágenes icónicas de nuestra larga historia de violencia. Ellas no hacen parte de nuestra memoria colectiva. Estas imágenes han sido suprimidas o reprimidas por otros “recuerdos encubridores” (como monumentos gigantescos, tal como el Monumento a las banderas de Victor Brecheret en São Paulo, el cual honra a los colonizadores portugueses que asesinaron y esclavizaron a indígenas y negros). Exposiciones como “Hiatus” pretenden ir contra esa poderosa corriente de supresión y apagamiento. Una obra sutil en este sentido es la Memoria del olvido: ¡esto no es un teléfono!, de Fulvia Molina. En esta obra vemos un teléfono real de campaña del ejército de la década de 1960 (que eran utilizados como instrumento para electrochoques) al lado de una foto en acrílico de Amaro Nin da Fonseca, quien fue torturado con electrochoques hasta la muerte. Teléfono y foto aparecen como indicios, como rastros del crimen. Pars pro toto, son ruinas de un pasado que se resiste a ser inscrito. La artista se revela como una recolectora de esas marcas y como alguien que hace una curaduría de los restos y de la supervivencia, desarchivándolas y presentándolas a pesar del memoricidio que impera en Brasil cuando se trata de nuestra historia de masacre de aquellos que luchan por una sociedad más justa.

      Al situar, lado a lado, en esta exposición, artistas de Brasil, de Chile, de Alemania y de Argentina, todos con vastos currículos de obras dedicadas a la memoria del “mal”, nuestra intención fue la de iluminar este poderoso arte. Un arte que va mucho más allá de “memorializar” la barbarie, que nos hace pensar en las políticas para registrar y borrar la violencia. Al centrarse en los traumas sociales, el arte permite también una mirada crítica, multifacética y empoderadora que resignifica tanto el campo político como el artístico. Si Borges decía que “Solo una cosa no hay. Es el olvido”, debemos pensar que las memorias se construyen de diferentes maneras, que ellas pueden ser encubridoras de la violencia y las injusticias o que pueden ser reveladoras de estas y transformarse en un impulso para los cambios y para una nueva cultura ética. Ambas exposiciones, “Sublevaciones” y “Hiatus”, apuestan por esa fuerza transformadora de las artes.

      Figura 1.1 Clara Ianni, Detalles observados, 2017

      Fuente: fotografía propia, exposición “Hiatus”, 2017.

      Figura 1.2 Marcelo Brodsky, Terra Brasilis, 2017

      Fuente: fotografía propia, exposición “Hiatus”, 2017.

      Figura 1.3 Fulvia Molina, Memoria del olvido: las 434 víctimas, 2017

      Fuente: fotografía propia, exposición “Hiatus”, 2017.

      Figura 1.4 Rodrigo Yanes, Puedo no estar presente. Pero por más que me ausente. Siempre estaré aquí, 2017

      Fuente: fotografía propia, exposición “Hiatus”, 2017.

      Figura 1.5 Horst Hoheisel, Toma varillas, 2017

      Fuente: fotografía propia, exposición “Hiatus”, 2017.

      Figura 1.6 Leila Danziger, Peligrosos, subversivos, sediciosos. (“Cuadernos del pueblo brasileño”), 2017

      Fuente: fotografía propia, exposición “Hiatus”, 2017.

      Figura 1.7 Andreas Knitz, Hacer/Fusión, 2017

      Fuente: fotografía propia, exposición “Hiatus”, 2017.

      Figura 1.8 Marcelo Brodsky, Buena memoria. La clase (1996), 2017

      Fuente: fotografía propia, exposición “Hiatus”, 2017.

      Figura 1.9 Marcelo Brodsky, Buena memoria. La clase (1996), 2017

      Fuente: fotografía propia, exposición “Hiatus”, 2017.

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