Bogotá en la lógica de la Regeneración, 1886-1910. Adriana María Suárez Mayorga
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9 González González (1997) dice que la Constitución de 1886 acabó siendo un texto totalmente distinto al pensado por Rafael Núñez debido a la “influencia del doctrinario conservador Miguel Antonio Caro” (p. 49). El análisis de la ideología regeneracionista que se efectuó en el transcurso de la investigación pone en entredicho esta afirmación; si bien es cierto que el bogotano tuvo gran influencia en la redacción de la carta magna, también lo es que entre ambos siempre existió un mismo fin: construir un Estado fundado en el orden moral. Historiográficamente se presenta a Rafael Núñez como “el reformador modernizante, promotor de una idea pragmática y positivista del orden y progreso” y a Miguel Antonio Caro como “el tradicionalista hispanizante, defensor de un orden social orgánico y estratificado” (Múnera Ruiz, 2011, p. 15). Sin embargo, aquí se plantea que es equivocado seguir aseverando (en la línea trazada por Raimundo Rivas) que la Constitución de 1886 fue obra del filólogo bogotano, quien la apartó “sustancialmente de los anhelos regeneradores, de los de su jefe y de las causas que habían determinado, en lo social y en lo político, esa saludable orientación” (Restrepo, 1930, p. 52). De hecho, hace décadas Malcolm Deas llamó la atención sobre la necesidad de efectuar “una monografía con algo de sentido comparativo” (Deas, 1983, p. 56) sobre Miguel Antonio Caro para entender apropiadamente su gobierno. Todavía esta es una tarea pendiente.
10 Gómez Muller (2011) plantea que la Regeneración “no fue solo un programa de reconstrucción de la Autoridad pública”, pues para “Núñez y los demás regeneracionistas, la reconstrucción del Estado era en efecto indisociable de la reconstrucción de la Nación, esto es, de lo que Núñez denomi[naba] la ‘unidad moral’ de la sociedad colombiana” (p. 126).
11 Ambas citas pertenecen a un artículo denominado “Las amenazas” escrito en Cartagena el “14 de octubre de 1883” (Núñez, 1986, p. 36).
12 Esta última cita se extrae del artículo titulado “La reforma”. En un discurso pronunciado en 1881 en la Universidad Nacional, Rafael Núñez declaró: “Eso que comúnmente llamamos civilización y progreso, no es, en su objeto final, sino una simple obra de educación de las facultades morales, a la cual contribuyen toda categoría de elementos y circunstancias” (Francisco, 1983, p. 9). Interesa anotar que Francisco es un pseudónimo; basado en sus hallazgos, este autor también considera a Rafael Reyes como un regenerador, pues estima que la Regeneración comenzó con el Gobierno del general Julián Trujillo y finalizó con la salida al exilio del general boyacense.
13 Este concepto se encuentra en el artículo titulado “Regeneración o rehabilitación” (Núñez, 1945b, p. 131), escrito en Cartagena el 21 de octubre de 1883.
14 El artículo del que se toman las citas se denomina “Sanción moral” y fue escrito en Cartagena el 5 de agosto de 1883 (Núñez, 1945b, p. 81).
15 La cita pertenece al artículo titulado “Sanción moral”.
16 La cita pertenece al artículo titulado “La sociología” y fue escrito en Cartagena el 4 de marzo de 1883 (Núñez, 1945a, p. 353).
17 Melo (2008) afirma que Miguel Antonio Caro concebía al progreso como “un resultado lento del orden, la paz y la educación espiritual” (p. 23). Interesa insistir en las coincidencias de pensamiento entre el filólogo bogotano y Rafael Núñez; de hecho, el cartagenero manifestó en 1886 su deuda con las ideas caristas; como sigue: “Todas las grandes transformaciones tienen precursores. De la que se ha realizado en Colombia en los últimos años lo ha sido el Sr. D. Miguel A. Caro por medio del periódico El Tradicionalista, cuyo correcto estilo y nítido lenguaje todos o casi todos admiraron, pero cuyas ideas fundamentales parecieron a muchos inaceptables por atrasadas. El que escribe estas líneas fue de los pocos que prestaron seria atención a esas ideas como asunto digno de examen [...]. Cuando una pluma imparcial y competente narre con filosofía los hechos extraordinarios de la Regeneración de Colombia, tendrá que señalar en ellos al Sr. Caro el puesto más culminante” (Cruz Rodríguez, 2011b, p. 99).
18 La cita pertenece al artículo titulado “Regeneración o rehabilitación”, ya mencionado.
19 La cita procede de “La reforma”.
20 La cita pertenece a “Regeneración o rehabilitación”.
21 La cursiva es mía.
22 Según Deas (1983), “para Núñez la catástrofe que su Regeneración administrativa fundamental trataba de evitar era la catástrofe de una dictadura militar” (p. 62).
23 La cursiva es mía. Cabe acotar que Rafael Núñez, al igual que Rafael Reyes, fue un admirador de Porfirio Díaz, por la centralización del poder que este último alcanzó en suelo mexicano.
24 Miguel Antonio Caro (1843-1909), como se ha indicado, fue una figura medular del movimiento regenerador. Además de ejercer como presidente de la República, fundó y dirigió el periódico de carácter conservador El Tradicionalista y fue el propietario de la “Librería Americana”, “especializada en libros religiosos y en literatura española” (Martínez, 2001, p. 113).
25 Las citas pertenecen a “revistas —de 1868— escritas en Europa” (Núñez, 1945b, p. 46) referenciadas en el artículo titulado “El agua en el vino”, escrito en Cartagena el 3 de junio de 1883 (p. 41). Igualmente, en “La sociología”, Rafael Núñez aseguraba que las palabras “justicia, seguridad, orden, estabilidad, libertad y progreso [tenían] para el filósofo un mismo e idéntico significado” (Núñez, 1945a, p. 357).
26 Las citas corresponden al artículo titulado “El arte en el gobierno”, escrito por Rafael Núñez en 1879 (Tordecilla Campo, 2015, p. 51).
27 El texto en cursivas, en el original se encuentra subrayado. En la misma línea, Carlos Holguín (1893) escribió: “Habiendo visto ya cuál era la situación en que se hallaba Colombia, es claro que, ó llegábamos á la disolución ó á la barbarie, siguiendo las cosas como iban, ó se efectuaba una reacción que bien podía llamarse resurrección” (pp. 121-122). Carlos Holguín (1832-1894) fue otra de las figuras claves de la Regeneración. Ejerció en 1859 el cargo de magistrado de la Corte Suprema Federal de Justicia, fue congresista desde 1868 hasta 1877 y desempeñó, durante el primer mandato de Rafael Núñez, el puesto de “ministro en Londres y en Madrid” (Martínez, 2001, p. 450). Hacia 1887 fungió como ministro de Relaciones Exteriores. Colaboró asiduamente con los periódicos El Conservador, El Porvenir, El Tradicionalista, entre otros.
28 Melo (1996) sostiene que la Constitución de 1886 puso de manifiesto “hasta qué punto la sociedad colombiana seguía siendo tradicionalista, rígidamente jerarquizada y autoritaria y cómo la clase dirigente colombiana seguía alejada de una concepción liberal y democrática del Estado, pese al aparente liberalismo del período posterior a 1863” (p. 53).
29 No se va a entrar en el debate historiográfico de si el rol cumplido por la Iglesia católica fue positivo o negativo para el país; sin embargo, a la luz del pensamiento de los regeneradores, es errado afirmar que “el proyecto nacional regenerador trató de seguir la senda del progreso material” (Blanco Mejía, 2009, p. 29).
30 Este autor asegura que, para evitar ser excluidos de la sociedad,