La armonía. Omraam Mikhaël Aïvanhov

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La armonía - Omraam Mikhaël Aïvanhov

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      Omraam Mikhaël Aïvanhov

      LA ARMONíA

      Traducción del francés

      ISBN 978-84-942863-9-1

      Título original: L’HARMONIE

      © Copyright reservado a Editions Prosveta, S.A. para todos los países. Prohibida cualquier reproducción, adaptación, representación o edición sin la autorización del autor y del editor. Tampoco está permitida la reproducción de copias individuales, audiovisuales o de cualquier otro tipo sin la debida autorización del autor y del editor (Ley del 11 de marzo 1957, revisada). - www.prosveta.es

      I

      La armonía

      I

      Hace un rato, comiendo almendras, mis queridos hermanos y hermanas, pensaba que podríamos plantar aquí, en el Bonfin, todo un campo de almendros. En primer lugar, el terreno se presta a ello porque los almendros son unos árboles que crecen en los lugares más áridos y no necesitan ser regados, pero sobre todo, porque la almendra es un fruto muy rico desde el punto de vista nutritivo, e incluso contiene elementos contra el cáncer. Sí, no lo sabéis, y la medicina quizá tampoco lo sepa, pero las almendras son muy eficaces contra el cáncer. Si coméis al menos tres cada día, estaréis prevenidos, protegidos. Algunos dirán que al cabo de una semana ya están hartos de comer almendras… Pero hay un medio de comerlas cada día sin que os harten, y es triturarlas, poniendo una o dos cucharadas en la ensalada, en la sopa, etc… Es un alimento extraordinario, pero pocos se han dado cuenta.

      Es preciso pues plantar almendros, y cada año, los hermanos y hermanas podrán coger paquetes y paquetes de almendras que podrán comer en sus casas. Tenemos varias hectáreas de terreno; evidentemente, no están completamente desbrozadas, pero se hará rápidamente, y si algunos hermanos quieren plantar estos almendros, tendrán un trabajo muy agradable, muy poético. Este año, no hemos sido privilegiados: por culpa de la helada, no hemos tenido almendras. Sólo los árboles de mi jardín han resistido, pero tampoco han dado muchas. Lástima, porque las almendras más gordas que se han visto jamás se encuentran en mi jardín. Pero este año ha habido muy pocas, y lo mismo ha sucedido con los olivos. Hay años así… Por otra parte, para cada cosa, para cada persona, hay años fértiles y años en los que nada crece. Sí, las vacas gordas y las vacas flacas…

      Y ahora, ¿por qué la almendra es tan eficaz contra el cáncer? Porque los elementos que la componen están dispuestos con una armonía perfecta, y esta armonía se opone, precisamente, a la invasión del organismo por el cáncer que no es, en realidad, más que el resultado de un desorden, de una anarquía. Así pues, cuanto más se instala en el mundo el espíritu de anarquía, tanto más se propaga el cáncer. Los médicos no saben eso, y tampoco saben que cada enfermedad tiene su origen en una debilidad o un vicio en el hombre mismo. Son pues los hombres los que crean las enfermedades. Cuando el nerviosismo aumenta, una enfermedad aparece… Cuando la sensualidad aumenta, aparece otra enfermedad… Cuando la desarmonía aumenta, aparece una tercera enfermedad. Todas las enfermedades son la consecuencia de un desorden determinado, y el cáncer es la consecuencia de la anarquía. Para prevenir el cáncer, hay que trabajar pues, con la armonía, pensar cada día en la armonía, armonizarse cada día con la humanidad, con todo el universo. Claro que no seremos capaces de vivir ininterrumpidamente en esta armonía perfecta; pero siempre debemos retomar las riendas, ser siempre conscientes, estar vigilantes, no mantener durante mucho tiempo en nosotros un estado de desarmonía, porque si no este estado se propaga hasta las células y corta todas las comunicaciones, todas las corrientes hasta el momento en que el organismo ya no puede remediar el desorden.

      Pero actualmente, por todas partes se alienta, se alimenta un poco este espíritu de anarquía. Casi se diría que se forma en las escuelas en donde se enseña cómo desorganizarlo todo incitando a los hombres a la ira y a la rebelión. Es la Logia negra la que hace este trabajo en ciertos países. Sí, en vez de propagar virus para desencadenar una guerra biológica – lo que les atraería reproches por parte de los demás –, algunos países, para destruir a sus adversarios, propagan el virus del descontento y la rebeldía. ¡Y ahí tenéis el cáncer! Inconscientemente, todos los contestatarios y anarquistas se vuelven conductores de este virus; y por el contrario, todas las órdenes iniciáticas que trabajan para que reine la paz, la armonía, la fraternidad, para que los hombres puedan comprenderse, unirse y amarse, propagan gérmenes que aniquilan el del cáncer. Si estos centros iniciáticos no existiesen, toda la humanidad llegaría a ser alcanzada. Ya sé que muy pocos aceptarán esta idea. Dirán: “¿Pero qué cuenta? No existe ninguna relación entre la anarquía y el cáncer… Ésta no es la opinión de los biólogos…” Pues bien, ¡que se queden con la opinión de los biólogos! Yo, os digo la verdad: el cáncer es la consecuencia de la anarquía que se propaga en el mundo. Por eso debemos trabajar para la armonía todos los días, mañana y tarde.

      Me doy cuenta de lo difícil que será para vosotros comprenderme, no intelectualmente, claro, sino profundamente, con todo vuestro ser. Todo en la vida contribuye a arrastrar a los humanos a unas actividades que están muy lejos de la armonía, ¡sobre todo de la armonía tal como la conciben los Iniciados!… Pero procurad, de todas formas, escucharme atentamente.

      La comprensión es una sensación. Sentís, y entonces comprendéis y sabéis: porque lo habéis saboreado. Ninguna comprensión intelectual puede compararse con la sensación. Cuando experimentáis amor, cuando experimentáis

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