Chiribiquete. Carlos Castaño-Uribe
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Las excavaciones se hicieron en sitios que tienen sucesiones estratigráficas entre horizontes de láminas de roca desprendida de los abrigos rocosos (con y sin pinturas), que nos permitieron establecer secuencias arqueológicas de la Tradición Cultural Chiribiquete con 50 muestras para fechas procesadas en laboratorios de Europa15. Durante esa misma década del siglo xx, identificamos y prospectamos 28 sitios adicionales, algunos de los cuales pudimos excavar.
Gracias a estas excavaciones y los perfiles estratigráficos realizados en la zona norte de la serranía, pudimos observar una serie de fechas y sedimentos que están más abajo del nivel del suelo, que corresponde al Holoceno, donde hay evidencias de fogones con abundante carbón vegetal, huesos carbonizados y fragmentos de piedras con trazas de pintura desprendidas del panel principal del abrigo rocoso. Las fechas indican un tiempo anterior al gran cambio climático de la frontera Pleistoceno/Holoceno (Castaño-Uribe y Van der Hammen, 1998, 2006, 2010). La evidencia material –especialmente semillas, huesos, fragmentos de pinturas sobre rocas exfoliadas, restos de corpúsculos de ocre (óxido de hierro saturado), moletas, guijarros ceremoniales y fogones– permite deducir una escala de tiempo y una secuencia cultural que abarca, por lo menos 22 mil años, como también una serie de períodos que llegan, claramente, hasta después del contacto con los europeos, en el siglo xvii d.C. Esta evidencia es importante para relacionar sitios que pertenecen a la secuencia Pleistoceno/Holoceno de rocas con pintura rupestre.
Primeras excavaciones arqueológicas 1991-1992, zona norte del Parque Nacional, sitios Abrigo Bernardo y Abrigo del Arco. En estas campañas preliminares contamos con la compañía y el apoyo científico del profesor Thomas van der Hammen (q.e.p.d.), connotado experto en Pleistoceno, quien colaboró intensamente en la construcción del marco general de fechaciones iniciales. Fotografías: Carlos Castaño-Uribe.
La presencia de rasgos culturales en Chiribiquete empieza posiblemente hace 22 mil AP (es decir, aproximadamente 19.882 años a.C). Aunque para esa época no encontramos rocas exfoliadas pintadas, sí hallamos fogones en los que se recuperaron nódulos de ocre y semillas comestibles carbonizadas. La fecha más antigua de fragmentos de roca con pintura la obtuvimos en dos sitios diferentes del mural Abrigo del Arco, una fecha muy antigua de hace casi 20.000 años. En ese momento es que se documenta científicamente por primera vez el trabajo pictórico de Chiribiquete (finales del Pleistoceno). Adicionalmente, existen varias fechas de este yacimiento y otros con fechas asociadas a diferentes momentos de comienzos del Holoceno. La secuencia continúa sin interrupción hasta nuestros días, demostrando la presencia humana en la serranía asociada a la elaboración de pinturas con óxidos y colorantes minerales preparados allí mismo. En varios casos, las encontramos asociadas a restos de semillas, huesos de felinos, serpientes y aves, como también a semillas comestibles de palmas y semillas de plantas para la preparación de venenos. En ocasiones hemos hallado junto a los fogones algunos guijarros pequeños de cuarzo con una interesante coloración (blanco, rojo, negro y amarillo) que sugiere su uso ritual. Más recientemente, hachas monolíticas pulidas (posiblemente de los carijona), que debieron ser utilizadas con fines ceremoniales, pues sirvieron para macerar y triturar otros materiales.
Los sitios en abrigos rocosos y cuevas donde realizamos excavaciones están indicados en los mapas 3 y 4. La primera excavación a comienzos de los años 90 se hizo en el Abrigo del Arco (Sitio I), un yacimiento con pinturas rupestres y suelos húmicos en la base de los paneles decorados, uno de los pocos sitios con este tipo de suelos, susceptibles de ser excavados con la técnica estratigráfica. En esta misma temporada, adelantamos excavaciones en el Abrigo Cañón de las Pirámides y levantamos perfiles de sedimentos en una pequeña cueva del mismo sitio (Cueva del Valle de las Pirámides). Efectuamos una cala de sondeo en el Abrigo de los Chigüiros, donde recolectamos carbón vegetal que se encontraba en el piso rocoso debajo de la pared pintada (sitio sin piso húmico pero con estratos de piedra desprendida del abrigo).
En la última temporada de la expedición, entre octubre-noviembre de 1992, exploramos y excavamos el Abrigo de Bernardo y el Abrigo de Gary, recolectando también carbón vegetal superficial en el Abrigo de los Lagos, donde hallamos un fogón superficial con materiales rituales (huesos de felinos y semillas de plantas venenosas, seguramente para preparar curare). En el Abrigo del Paujil y el Abrigo de la Selva, excavamos un sitio con pisos mixtos, entre húmico superficial y rocoso, con abundante exfoliación de pictografías. Durante esta misma temporada realizamos una segunda excavación de sondeo en el Abrigo del Arco (II) y afinamos los parámetros de identificación de estratos (microestratigrafía) para comprobar y precisar algunas identificaciones hechas previamente durante la primera campaña en este mismo sitio. De aquí habíamos obtenido fechas de C¹⁴ muy antiguas y prometedoras.
Demarcación de la cuadrícula donde se inicia la excavación Arqueológica en 1991 en el Abrigo del Arco. Fotografía: Carlos Castaño-Uribe.
Detalle del proceso de limpieza de la hojarasca que estaba encima de los pisos culturales. Nótese la cantidad de fragmentos de roca caídos del mural, muchos de los cuales tenían restos de pintura. Fotografía: Carlos Castaño-Uribe.
Detalle de un fogón superficial con abundante material de ocres y semillas en el Abrigo del Arco-Cuadrícula II, con fecha de 650±20 APN Nivel (1). Fotografía: Carlos Castaño-Uribe.
Estos sitios los excavamos aplicando tres técnicas: (1) excavaciones en áreas extensas con cuadrículas y profundización estratigráfica; (2) excavaciones en áreas de fogones expuestos en superficie, generalmente sin profundidad estratigráfica cultural y (3) excavaciones estratigráficas en perfiles, especialmente en cuevas, donde no se encontraron nunca paredes con pinturas ni cualquier otro tipo de evidencia cultural.
Los restos macrobotánicos encontrados en las excavaciones de las primeras temporadas fueron identificados por Gaspar Morcote, del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional y otros colaboradores16. En su mayoría se trata de frutas de palmas comestibles: Attalea racemosa, Artrocaryum aculeatum, Oenocarpus bataua y Syagrus aff. inajai. La Attalea se encontró en el Abrigo del Arco, el Abrigo de la Selva, Abrigo del Valle las Pirámides y Abrigo de Bernardo; Astrocaryum y Oenocarpus en el Abrigo de la Selva y Syagrus en el Abrigo del Arco y el Abrigo de las Pirámides. Sin embargo, muchas de las semillas encontradas en Chiribiquete muestran algunas perforaciones apicales con rastros de carbón, lo que sugiere un uso ceremonial y no como combustible. No está de más subrayar que muchas de estas palmas aparecen magistralmente representadas en los murales y que todas son ampliamente usadas como alimento, tanto por personas como por animales, además de servir para hacer hamacas y cordeles. En el Abrigo de la Selva y el Abrigo de Bernardo se encontraron semillas carbonizadas de Unonopsis sp. (anonácea) en un fogón, usadas probablemente para preparar veneno (Mejía y Turbay, 2009; Cleeff, comunicación personal). En todos estos casos hay casi siempre una clara asociación con actividades humanas documentadas, que se relacionan a su vez con las pinturas rituales.
La excavación a los 10 cm de profundidad arrojó un piso de fragmentos rocosos con pintura, de fechas próximas a 1500± 40 AP. Nivel (2) Cuadrícula AI y A2. Fotografía: Carlos Castaño-Uribe.
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