Chiribiquete. Carlos Castaño-Uribe
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Detalle del Nivel 4, Ceniza- Carbón con registro de evidencia cultural.Muestra AA–20. Pequeños huesos de mamíferos, en mancha grande de ceniza a 40 cm prof. Cuadrícula 2.Col.– 840. GrA–1871819.510 ± 240 AP17, 560 Muestra. Fotografía: Carlos Castaño-Uribe.
Los restos óseos de fauna fueron identificados por Alberto Cadena, del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Bogotá, y colaboradores. Entre ellos se hallaron restos de aves (posiblemente arara) y fragmentos de húmeros de felinos (Panthera onca y Leopardus pardalis), además de otros huesos de mamíferos no identificados. En Falo del Caimán, en el Valle de los Ancestros (Río Negrito), las excavaciones descubrieron algunos fogones con materiales vegetales carbonizados que nos permitieron fechar y asociar abundantes fragmentos de rocas exfoliadas con pintura, además de presentar restos de una capa gruesa de sedimentos oscuros carbonizados que también pudimos fechar. En el sitio 2 del mismo mural, en un lugar (M3) resguardado por rocas, localizamos un fogón con abundante ceniza y carbón, con muestras claras de haber sido utilizado para la preparación de pintura, a juzgar por la coloración y el hollín con pigmentos rosados y púrpuras muy fuertes, propios del proceso de calentamiento de la roca. En el Abrigo de los Chigüiros y Cestas recuperamos un par de fechas más, asociadas a fogones superficiales con señales de uso ritual, uno de los cuales es muy reciente, después de 1950 de la era actual, y el otro muy antiguo. El mural tiene una cornisa de roca muy extensa; y cerca a la entrada de una cueva encontramos una grieta o rendija de unos 40 por 80 cm en la roca y profundidad de unos 30 centímetros, con acumulación de cenizas, carbón y fragmentos de rocas desprendidas de los murales con restos de pintura rupestre. También encontramos algunos guijarros pequeños negros, amarillos, blancos y rojizos: unos al lado de un fogón, otros dentro de cúpulas de roca en uno de los abrigos, donde, seguramente, se preparaban pigmentos y otras sustancias para los rituales. Por otra parte, documentamos algunos fragmentos cerámicos superficiales al lado de fogones ceremoniales en tres sitios diferentes: Abrigo La Isla, Abrigo Bernardo y Abrigo Falo del Caimán. En el Abrigo La Isla, estos fragmentos cerámicos resultaron asociados a hachas pulidas, que sirvieron como machacadores, y que, según indican las fechas, aparecen tarde en la secuencia cultural de la TCC, posiblemente de la etnia carijona, aunque la cerámica no exhibe ningún atributo decorativo que permita relacionarla culturalmente con precisión. Estos fragmentos fueron analizados en la Fundación Erigaie y clasificados como cerámica color habano monocromo sencillo, con desgrasante de arena de río y superficie alisada.
La evidencia de fogones con abundante carbón y objetos relativamente recientes –como hachas pulidas de piedra rotas y con huellas de microuso para machacar o pulverizar– fue encontrada en el Abrigo de La Isla, con fechas tardías. Fotografía: Cristal Ange.
En varios abrigos rocosos se han logrado documentar vestigios tardíos y recientes, tales como fogones con restos de semillas y huesos de serpientes, huellas humanas o cerámicas y objetos cerámicos con material ahumado con hollín. Fotografía: Carlos Castaño-Uribe.
Las excavaciones de los pisos culturales de algunos sitios en el Abrigo de La Isla permitieron obtener informaciones y fechaciones importantes, como el uso de pequeños guijarros (rojo, negro, amarillo y blanco) entre los elementos empleados en rituales, asociados a un fogón y a moletas o morteros. Así mismo, se recuperó una piedra muy pulida (¿bruñidor?) y una serie de granos grandes de ocre ferruginoso. Fotografía: Carlos Castaño-Uribe.
Cada cuadro en blanco y negro de la tabla equivale a 1 cm. Fotografía: Carlos Castaño-Uribe.
Durante las excavaciones realizadas entre 2015, 2016 y 2017 se logró avanzar notablemente en la prospección, caracterización y análisis de materiales de sitios nuevos, entre ellos los Abrigos Descascarado, Descolorido, Falo del Caimán, La Isla, La Hojarasca I, Los Gemelos I y II. Dado que se encontró bastante evidencia superficial, aparentemente muy reciente, en los suelos rocosos y algunos suelos de tierra orgánica, se dio prioridad a la obtención de muestras de fogones y otras muestras superficiales para la fijación de fechas que pudieran aportar a la hipótesis de uso continuado y reciente de sitios rupestres. En un par de casos, se han observado huellas humanas estampadas sobre el piso de tierra, asociadas a evidencia reciente para trepar a un abrigo, donde se observaban diversos niveles de pinturas, a varios metros de altura, usando un tronco, traído especialmente al sitio, que además había sido cortado con fuego o tumbado por un rayo y lo habían llevado hasta el mural para esta operación.
Así, por ejemplo, en el Abrigo de los Chigüiros y Cestas, obtuvieron un par de fechas tardías y recientes de 3.380±30 AP (1.430 ± 30 a. C/AD) y otra posterior a 1.950 d.C. En el sitio Falo de los Caimanes se obtuvieron fechas de 4.320±30 años; 680±30 años y 160±0,4 PMC (es decir, posterior a 1.950 d.C). En el Abrigo El Descascarado una datación obtenida en un fogón superficial dio una fecha de 4.360 ± 30 años, por mencionar algunas de las fechaciones tardías y recientes que son reseñadas en la la Tabla 2, que aparece en el capítulo Anexos, y que, conjuntamente con la evidencia obtenida, permiten comprobar el uso recurrente de muchos de los murales para fines rituales y ceremoniales. Hay también evidencia de uso pictórico reciente en el Abrigo de La Isla, donde en una serie de desconchamientos se pudo documentar pintura sobrepuesta recientemente.
En general, el material hallado en la recolección superficial y en las excavaciones constituye un conjunto limitado de artefactos. No se encontraron artefactos de piedra, como puntas de proyectil ni lascas u otro tipo de artefactos propios de campamentos paleoindígenas. El material cerámico fue mínimo y esto, conjuntamente con la iconografía y con las fechas obtenidas, tal vez nos dice que estamos ante un grupo de artífices pictóricos de cazadores y recolectores que usaron el sitio como lugar ritual. Todos los materiales óseos y vegetales, así como los pequeños guijarros, parecen haber servido exclusivamente para aspectos rituales, asociados específicamente al uso de los paneles y murales rituales, incluidos los fragmentos cerámicos y los fragmentos de hachas pulidas del período tardío.
Dentro de la evidencia de uso tardío y contemporáneo, se pudo documentar en el Abrigo del Falo del Caimán y en J-Agreste I, la existencia de un fogón de registro reciente, así como huellas de uso de un mural con desconchamiento intencional (golpeado con un núcleo rocoso para exfoliar y realizar pintura reciente encima). Igualmente, varias figuras con muestras evidentes de raspado, probablemente para usar el polvillo en algún ritual especial. Fotografía: Carlos Castaño-Uribe.
CRONOLOGÍA. En Colombia la técnica de fechación más usada es la de Carbono-14, técnica que hemos aplicado en Chiribiquete. Las fechas obtenidas provienen de contextos con sedimentos estratigráficos asociados a materiales arqueológicos, en áreas donde se formaron suelos adentro de los abrigos rocosos con pintura rupestre. Proponer una cronología completa de Chiribiquete es una labor que todavía requiere más datos e investigaciones para afianzar y fortalecer la secuencia temporal, no obstante las casi 70 fechas existentes. Estas son un primer paso que nos da a entender la singularidad del lugar por el amplio rango temporal que abarca. En el contexto del “paleoarte” neotropical, Chiribiquete es único en este sentido. Aun aceptando que hacen falta más datos científicos y que, cronológicamente, estamos ante una de las tareas más difíciles de la arqueología amazónica, este tema del tiempo empieza a volverse cada vez más notorio en la región. Si bien es cierto que fechar pictografías directamente ha sido casi imposible en muchas partes