Chiribiquete. Carlos Castaño-Uribe

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Chiribiquete - Carlos Castaño-Uribe

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de los aspectos más característicos de los tepuyes del Parque Nacional Natural de Chiribiquete tiene que ver con el relieve rocoso, que se enmarca en un estrato selvático en las partes bajas, dándole un aspecto especial y misterioso al paisaje. El PNN se encuentra en el extremo occidental del Escudo Guyanés, al norte de la llanura amazónica, al sur de las sabanas herbáceas de la Orinoquia, y muy próximo al oriente de la cordillera andina. Fotografía: Jorge Mario Álvarez Arango.

      Las principales geoformas de los tepuyes han sido labradas por la acción del agua durante miles de años. Dentro del parque se encuentran muchos sitios que captan el agua de lluvia y, a pesar de que se trata de aguas traslúcidas, presentan una tonalidad marrón oscuro, debido al carácter férrico de muchas rocas y al color de los taninos que desprende la materia orgánica. Fotografía: Jorge Mario Álvarez Arango.

      Chiribiquete forma parte de un cratón muy antiguo. Los cratones son las raíces de los continentes, caracterizados por poseer rocas que tienen miles de millones de años, que afloran, como en el caso de Chiribiquete, sobre la llanura amazónica. En la imagen, arenas cuarcíticas, sobre el lecho rocoso del río Negro, y al fondo algunos domos erguidos. Fotografía: Jorge Mario Álvarez Arango.

      El Parque Nacional Natural Serranía de Chiribiquete

      JULIA MIRANDA

      DIRECTORA GENERAL PARQUES NACIONALES DE COLOMBIA

      Colombia tiene una localización privilegiada en la Tierra, en la esquina noroccidental de Suramérica, atravesada por la línea del Ecuador. Es un mosaico de cinco regiones, cada una extraordinariamente rica, biodiversa, hermosa y única: el Caribe, el Pacífico, las sabanas de la cuenca del Orinoco, las cordilleras de los Andes y el Amazonas.

      No cabe duda de que la biodiversidad es hoy fundamental para el bienestar de la sociedad y el desarrollo. Los beneficios que provee la naturaleza contribuyen al alivio de la pobreza; el suministro de recursos genéticos, alimentos, agua, maderas y fibras, a la salud de las personas y a su crecimiento en todos los aspectos físicos y espirituales. Ella cumple, además, un papel crucial en la preservación de razas y culturas que dependen de esos recursos naturales para su supervivencia y la de sus costumbres ancestrales.

      El Convenio de Diversidad Biológica señala que la principal estrategia para conservar la naturaleza es aquella que se adelanta en las áreas protegidas, y Colombia ha asumido con seriedad el compromiso de cuidar de su riqueza natural desde 1941 cuando, el país adhirió a la Convención de Washington sobre fauna, flora y bellezas escénicas. Desde entonces, Colombia ha acometido el enorme esfuerzo de crear y preservar parques nacionales, reservas naturales y áreas de conservación y el uso sostenible a lo largo y ancho de su territorio continental, insular y marítimo.

      En efecto, hoy, en 2019, Colombia tiene ya 1.141 áreas protegidas con una extensión de 30’946.666 hectáreas, que equivalen al 15,06% del territorio nacional. De acuerdo con el Registro Único Nacional de Áreas Protegidas –RUNAP– tenemos 119 áreas protegidas nacionales, entre las cuales hay 57 Reservas Forestales Protectoras, 3 Distritos de Manejo integrado y 59 parques nacionales. Adicionalmente, en el ámbito de gestión regional se cuenta con 258 áreas protegidas en diferentes categorías y 700 Reservas Naturales de la Sociedad Civil, producto de la generosa iniciativa privada de conservación, complementaria a la iniciativa pública.

      Además de ser la estrategia por excelencia para conservar la naturaleza, las áreas protegidas son escenarios ideales para la educación ambiental, la recreación y el turismo, y son reconocidas por ofrecer a quienes las visitan bienestar y salud física, espiritual y emocional. Ellas ofrecen oportunidades privilegiadas para la investigación científica y hoy sabemos que son indispensables para mitigar los efectos del cambio climático y prevenir los desastres naturales.

      En el sistema de Parques Nacionales de Colombia, cada una de las áreas tiene un valor e importancia propios por lograr representar los más importantes ecosistemas y, en su conjunto, consiguen garantizar la preservación de la naturaleza de este país megadiverso. Empero, entre todos los parques nacionales de Colombia, Chiribiquete sintetiza, como ninguno, este tesoro natural. Su administración y manejo son el mayor reto del equipo de Parques Nacionales para lograr una gestión efectiva.

      Localizado en los departamentos de Caquetá y Guaviare (municipios de Cartagena del Chairá, San Vicente del Caguán y Solano, en Caquetá; y municipio de Calamar, en Guaviare), en el corazón del país, al oeste del Escudo Guyanés, al este de la cordillera de los Andes, al norte de las planicies del Amazonas, al oeste de la región superior del río Negro y al sur de las sabanas del Orinoco, constituye el área protegida más grande de Colombia con una superficie de 4’268.095 hectáreas. Declarado parque nacional en 1989, ha sido ampliado en dos ocasiones. En él se reúnen e interactúan las características de los ecosistemas de estas cuatro regiones biogeográficas con un nivel de conservación excepcional. Chiribiquete es único por su cadena montañosa, que data del Precámbrico y que forma parte del Escudo Guyanés, que es de las más antiguas del planeta y que se levanta en medio de la planicie amazónica.

      En él se combinan variados tipos de vegetación en lo alto de los tepuyes, planicies de inundación, grietas y cavernas. Es también estrella hidrográfica con vegetación y caños de aguas oscuras propias de la selva, cascadas y ríos, que forman un paisaje sin igual, bello y majestuoso.

      Este entorno natural, que se ha preservado durante siglos de evolución y adaptación, tiene una excepcional riqueza biológica pues es refugio de gran cantidad de especies de animales y plantas, algunas de ellas en peligro, de las cuales muchas se han desarrollado con características únicas.

      Ocho expediciones científicas se han hecho a Chiribiquete, integradas por los más importantes científicos de Colombia, expertos en los más variados temas, quienes han hecho inventarios y descubrimientos asombrosos en este parque nacional. Cada vez que llegan a un sitio encuentran especies nuevas para la ciencia, gran cantidad de endemismos propios de Chiribiquete o del Escudo Guyanés o del ecosistema amazónico: hasta la última expedición se encontraron y reportaron 1.801 especies de plantas vasculares, 82 especies de mamíferos, 60 especies de reptiles y 57 especies de anfibios, el jaguar, la danta, el delfín rosado, murciélagos, aves, mariposas y peces. Sabemos que es inmensa la oportunidad de seguir explorando, investigando y conociendo la infinita riqueza natural de este sitio excepcional.

      El Parque Nacional Chiribiquete es único también por ser un testimonio de la milenaria cultura amazónica, ya que tiene el más antiguo y grande complejo pictográfico arqueológico de América. Cincuenta murales hoy descubiertos, que acogen más de 70.000 dibujos con representaciones humanas, plantas y animales en interacción, rituales y costumbres propios de esta región, localizados en los abrigos rocosos, constituyen el arte rupestre más antiguo descubierto hasta ahora en este continente.

      Tal es el tema que desarrolla este magnífico libro, en el cual Carlos Castaño Uribe –quien siendo director de Parques Nacionales lo descubrió, junto con un grupo de expertos, y desde entonces lleva tres décadas estudiándolo incansablemente– consigna los resultados de la perseverancia en su exploración y estudio, así como la firme decisión de alzar la voz para lograr su protección.

      Conocer lo que hay en este extraordinario lugar mostró al Estado colombiano la urgencia de buscar su reconocimiento por parte de la Unesco como un sitio excepcional universal. Para ese efecto, se desarrolló todo el proceso liderado por la Cancillería, el Ministerio de Ambiente, Parques Nacionales de Colombia, el Ministerio de Cultura y el ICANH, junto con científicos de diversas instituciones y universidades, bajo la dirección de Carlos Castaño. Como resultado, en el año

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