Nerviosos y neuróticos en Buenos Aires (1880-1900). Mauro Vallejo
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33 Meléndez, el gran alienista porteño de fin de siglo, supo captar con mucha sutileza el estigma que llevaba consigo el diagnóstico de locura. En uno de sus textos señaló: “Más de una ocasión me ha acontecido encontrar en la calle a un ex-orate, que no quiso mirarme a la cara, demostrando en su rostro la vergüenza de algo que ya pasó; y sin embargo, esa persona es uno de los locos que más trabajo me dió y el que me prodigó palabras más groseras y soeces, amenazó y escupió en la cara. Estas circunstancias no son las que le avergüenzan; es el recuerdo de la vesanía!” (Meléndez, 1881b: 243).
34 A modo de ilustración, cabe citar el negocio de Jorge Tuati y Cía., ubicado en Cerrito 158. Según el anuncio aparecido bajo el rubro “Electro-homeopatía” de la Guía Kraft de 1889, ese local oficiaba de “Depósito General de Electro homeopatía, botiquines, libros, vino puro de Jerez para enfermedades, Tratamientos especiales” (Guía Kraft, 1889: 398).
35 “Remedios secretos”, Sud-América, 6 de diciembre de 1890.
36 Según la fuente que estamos siguiendo aquí, esa farmacia fue pionera en una estrategia de marketing que interesa particularmente a nuestra argumentación: el servicio de reparto a domicilio (efectuado a partir de 1893 en un vistoso coche tirado por caballos, cuya fotografía puede ser consultada en [Anónimo, 1942: 11]). Ese servicio realzaba aun más, a nuestro entender, el estatuto de producto de consumo de las mercaderías despachadas en una farmacia; las transformaba en un objeto que uno podía recibir en su domicilio, anulando las mediaciones (guardapolvos, recetas, libros de registros) que recordaran su inscripción en un universo profesional sanitario.
37 Censo General, 1887, Tomo II, pp. 213-214.
38 “Farmacéutico apercibido”, El Correo Español, 29 de diciembre de 1889; “Los farmacéuticos y las parteras”, Sud-América, 7 de marzo de 1890; “Por ejercer la medicina”, Sud-América, 24 de enero de 1890. Unos años antes, un médico había sentenciado: “Vienen a aumentar el número de individuos que ejercen el arte de curar, notablemente los farmacéuticos que ordenan y expenden al mismo tiempo remedios contra un sin número de males; el campo de las afecciones venéreas y de niños, es para los últimos el terreno más fértil” (Wernicke, 1880: 80).
39 “Boticario-médico”, Sud-América, 2 de febrero de 1891; “Farmacéuticos curanderos”, Sud-América, 22 de abril de 1891; “Multa a un farmacéutico”, El Correo Español, 8 de abril de 1892. Al respecto, véase González Leandri (1999: 154).
40 “La farmacia en decadencia”, Revista Farmacéutica. Órgano de la Sociedad Nacional de Farmacia, Año XXXI, Tomo XXVIII, 1, 1 de enero de 1889, p. 2; véase también “Redacción”, Revista Farmacéutica, Año XXIX, Tomo XXVI, 6, 1 de junio de 1887, pp. 185-187. Esa utópica autopercepción de los farmacéuticos daría lugar a descripciones de abnegación igual de bucólicas que las utilizadas por los médicos; así, la Sociedad Nacional de Farmacia clamaba por una unión de todos los que “hacen de la farmacia un sacerdocio, no un comercio”; “La unión constituye la fuerza”, Revista Farmacéutica, Año XXXII, Tomo XXIX, 3, 1 de marzo de 1890, p. 82.
41 Estanislao Zubieta, “Equívoca interpretación de las palabras botica y farmacia, boticario y farmacéutico”, Revista Farmacéutica, Año XXX, XXVII, 9, 1 de septiembre de 1888, pp. 311-314.
42 “La farmacia en su carácter comercial, científico e industrial”, Revista Farmacéutica, Año XXXII, Tomo XXIX, 9, 1 de septiembre de 1890, p. 310.
43 “Intereses profesionales”, Revista Farmacéutica, Año XXIX, Tomo XXVI, 11, 1 de noviembre de 1887, p. 366.
44 Roberto Arlt, “La decadencia de la receta médica”, El Mundo, 9 de enero de 1929.
45 “Departamento Nacional de Higiene”, Sud-América, 14 de abril de 1891.
46 “La farmacia, los médicos y las especialidades”, Revista Farmacéutica, Año XXXI, Tomo XXVIII, 8, 1 de agosto de 1889, p. 270; véase también “Las especialidades y la farmacia”, Revista Farmacéutica, Año XXXI, Tomo XXVIII, 9, 1 de septiembre de 1889, pp. 308-311; “Especialidades farmacéuticas”, Revista Farmacéutica, Año XXXIII, XXX, 4, 1 de abril de 1891, pp. 136-139.
47 El Diario, 8 de abril de 1891.
48 Julio Méndez no trepidó en utilizar, con los pacientes del Hospital San Roque, el Fernet Branca para tratar la constipación (por vía oral y rectal), tal y como quedó consignado en un informe de la principal revista galénica; “Tratamiento de la constipación por el Fernet Branca”, La Semana Médica, 20 de septiembre de 1894, p. 278.
49 La ordenanza (del 29 de abril de 1882) puede ser consultada en la Guía Médica Argentina, Año I, 1899, pp. 16-17.
50 Un autor al que volveremos en el capítulo 4 denunció el éxito de la venta de vinos y licores con supuestos agentes terapéuticos: “En parte influye la moda en la generalización de su empleo, no habiendo casi madre de familia que no compre a sus hijos anémicos o dispépticos, los vinos aperitivos o tónicos de tal o cual fabricante, lo cual será muy bueno para el droguista como objeto de lucro; pero muy malo como prescripción medicamentosa” (Paladini, 1891: 181). Para citar tan sólo un ejemplo, el “Vino uraniado Pesqui” era promocionado para la “curación del Diabetes”, pues hacía “disminuir de un gramo por día el azúcar diabético”; El Diario, 11 de marzo de 1891.
51 Aludimos a la ley de ejercicio de la medicina sancionada el 18 de julio de 1877 en el ámbito de la provincia de Buenos Aires (que unos años más tarde adquirió vigencia en el ámbito de la Capital) (Coni, 1879: 111-120).
52 “Departamento Nacional de Higiene”, Revista Médico-Quirúrgica, 1882, 19, p. 51.
53 “El curanderismo”, Revista Médico-Quirúrgica, Año XVI, 12, 23 de septiembre de 1879, p. 243.
54 “Redacción”, Revista Farmacéutica, Año XXXI, 6, 1 de junio de 1889, Tomo XXVIII, pp. 191-194.
55 “Médicos y farmacéuticos”, Revista Farmacéutica, Año XXXII, Tomo XXIX, 8, 1 de agosto de 1890, p. 271.