Movimiento en la tierra. Luchas campesinas, resistencia patronal y política social agraria. Chile, 1927-1947. María Angélica Illanes Oliva

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obreras (CTCH) y parlamentarios de la «bancada de izquierda» actuarán como «intelectuales orgánicos» que realizarán una mediación militante entre los trabajadores agrícolas y las instituciones gubernativas y legislativas, así como a nivel de la sociedad en general. Muchas prácticas abusivas –tanto las relacionadas con las malas condiciones de vida y trabajo, como los actos de usurpación de tierras a pequeños campesinos, colonos e indígenas, así como los desalojos de campesinos habitantes de la hacienda– serán denunciadas por la prensa frentista y de izquierda, la que visibilizará por escrito ante el país y la historia cada uno de los abusos cometidos.

      Aún más, los patrones agrarios tendrán que aceptar la intromisión en «su propiedad» y «sus» asuntos de autoridades del Trabajo, las que, a menudo, revisarán las condiciones y la legalidad de sus relaciones contractuales con los trabajadores agrícolas y actuarán de intermediarios en los conflictos suscitados. Asimismo, los patrones tendrán que «sufrir» la constante vigilancia de los parlamentarios de izquierda, que tomarán activa parte en la defensa del campesinado. Estos intelectuales orgánicos harán una intervención ampliada en todos los campos de la realidad y, especialmente, en el ámbito agrario y directamente con el campesinado, con el fin de otorgar la protección legal, política y gremial que permitiese democratizar el enclave social-privado del latifundio, abriendo las compuertas para la manifestación de la demanda campesina, ancestralmente encerrada, oculta, acallada… La función mediadora democratizadora de estos «intelectuales orgánicos» se expresó, en definitiva, en el acto de prestación al campesino de su palabra y de su rostro para el levantamiento del suyo propio. Si bien esta función mediadora democratizadora no será suficiente para remover la ancestral estructura de la dominación patronal, ella permitirá develar claramente esa dominación y, al mismo tiempo, dará luz verde a la expresión del oculto deseo campesino de su emancipación en Chile.

      Este estímulo político dado a la demanda campesina, y su respuesta organizativa y movilizadora, nos revelará la presencia histórica de lo que identificamos como una fase de despertar de la conciencia campesina chilena en torno a su dignidad y sus derechos. «Despertar de conciencia» como primera manifestación de su sujeto histórico en tanto acción de aprendizaje democrático y ensayo de su «identidad trabajadora» en el seno de la nación: capaz de identificarse entre sí, de articularse y de reclamar «derechos sociales» ante el rostro de su otro-patrón, a imitación de la clase trabajadora urbana, la que actúa como su «espejo»6. Este despertar de conciencia campesina se expresa, por un lado, en sus textos-P/p que inscriben en materia-papel su demanda estampada con la huella de sus manos, sembrando el suelo de Chile con cientos, miles de demandas de mejoramiento campesino como testimonio de la presencia de su conciencia crítica, capaz de arriesgar su vida. Asimismo, dicho despertar-de-conciencia se expresó en la conformación de muchos cuerpos-sindicatos, legalmente constituidos (aunque arbitrariamente impedidos), capaces de generar dirigencia y habla propia, reforzados por los mencionados intelectuales orgánicos y sus apoyos institucionales y políticos.

      Textos-P/p y cuerpos-Sindicatos que a borbotones se constituían apenas inaugurado el gobierno del Frente Popular (1939 y años siguientes). Surgían como figuras nuevas que comenzaban a habitar los predios como poderes en busca de su otro-patrón como un igual en tanto «otro», demandándole el reconocimiento de sus derechos, pronunciándolos uno a uno: jornales, horarios, alimentación, casas dignas de su condición humana. Se levantaron de norte a sur, como textos y cuerpos solidificados al atardecer de los predios, exhibiendo al viento el rostro cansado, pronunciando su nombre colectivo («Sindicato de la hacienda X», «Comité de Pliego del fundo X»), firmando con la huella de sus pulgares y estampando los papeles de sus demandas con marcas al rojo lacre que sellaban en el sobre el color de su conciencia nueva. Textos-P/p y Sindicatos que serán capaces de romper con los antiguos hombres fragmentados, herramientas de trabajo silenciosas, manipuladas al antojo de otras manos. Poco a poco iba despertando, desde su autorreconocimiento, una proto-clase campesina chilena, atreviéndose a levantar rostro y a pronunciar palabra.

      Este es uno de los nudos de la trama de esta historia: el momento en que, surgiendo las condiciones legales y políticas para una posible refundación democrática de la nación, se logran configurar y densificar conciencias campesinas como cuerpos-pliegos-de-peticiones y como negados cuerpos-sindicatos que aprenden a hablar de sí y a demandar su reconocimiento, arriesgando su vida7. Nuestro estudio busca mostrar y acompañar este despertar-de-conciencia campesina que, en este especial momento, toma expresión concreta a través de estas manifestaciones de «autonomía» respecto de la ancestral subordinación patronal.

      ¿Cuál fue la respuesta que diseñó y accionó la clase patronal agraria ante lo que denominó «agitación en los campos»? Calificando como inapropiada «invasión a su propiedad» el discurso y la práctica organizativa y reivindicativa del mundo obrero por parte del campesinado, la clase patronal agraria se verá obligada a responder, muy a regañadientes, a las demandas puntuales anuales de los trabajadores campesinos (Pliegos de Peticiones), pero se negará terminantemente a reconocer y aceptar la conformación de sindicatos campesinos en sus predios: negación que se expresará en el fuerte sello represivo y antidemocrático con que actuó la clase terrateniente y los propios gobiernos radicales en la época que estudiamos.

      ¿Por qué este temor y negación patronal del sindicato campesino, una figura legitimada por el derecho nacional e internacional, por la ley laboral y por la sociedad urbana de la época? ¿Por qué el no reconocimiento, la ira destemplada y la violencia con que una mayoría de patrones de fundos actuó sobre aquellos trabajadores que se constituían en sindicato? Es una pregunta que surge a todo lo largo del estudio realizado; pregunta planteada tanto por los testigos de la época como por nosotros mismos.

      Desde una perspectiva histórico-dialéctica, quisiéramos plantear que la negativa patronal del sindicato campesino se comprende como su temor a reconocer al campesino como un sujeto-otro libre: con reconocimiento legal, legitimado fuera del ámbito de la propiedad privativa patronal y con capacidad y fuerza para actuar, en un plano de semejante, en el campo-de-poder hacendal, donde el patrón, desde la Conquista, ejerce ancestral y unilateralmente su presión y autoridad. El sindicato campesino era la encarnación de este otro-sujeto-libre que expresaba la negación del orden de «dominación por conquista» que había conferido al latifundista y encomendero un poder social privativo y unilateral, legitimado por el Estado y afincado en la tierra de su dominio. El sindicato-campesino era un «cuerpo extraño» a esta relación de dominación por conquista, que amenazaba el «pacto de subordinación» en los campos chilenos.

      Ante esta «amenaza», los patrones como el señorito Román acudirán presurosos a su brazo armado, las policías de los pueblos y localidades, quienes prestarán su cuerpo y sus armas a la protección del patrón de fundo. Acto seguido, acudirán los señores a La Moneda, como el patrón Julián Aguirre, exigiendo decretos prohibitivos, garantías, resguardos y seguridades, todo lo cual el gobierno de turno les concede como remedio a sus pesadillas. Finalmente, el patrón tenderá a reeditar el acto del conquistador colonial: mandará des-alojar al campesino-nativo-americano de la tierra, negando su derecho-de-habitar originario, negando la identidad y dignidad de la familia campesina y de los trabajadores de fundos y haciendas.

      La conciencia de clase patronal siente miedo, se siente amenazada por la otra conciencia oprimida despertando, levantándose en medio de la noche… y entabla una fuerte «lucha de (su) clase» a nivel ampliado en pos de la defensa de su interés: a nivel político y gremial, a nivel de los aparatos culturales y legislativo-reglamentarios, mientras actúa, con severa frialdad, negando radicalmente la proto-clase-campesina que labora y habita en sus predios, expulsándola y amenazando su vida y la de los suyos. Los patrones también vivieron, entonces, un momento importante de configuración de su conciencia patronal conquistadora, densificándose en cuerpos refortalecidos, contundentes, aglutinados a nivel nacional, entablando –a nuestro juicio– una abierta lucha de clases/terrateniente

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