La zona extractiva. Macarena Gomez-Barris

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La zona extractiva - Macarena Gomez-Barris

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entonces «una invitación a la reflexión, abriendo un espacio para la conciencia»49.

      Epistemes descoloniales queer-femme

      En los capítulos siguientes, y con el fin de entender los modos de percibir de otra manera, me comprometo con lo que denomino una episteme y metodología queer, femme, descolonial50 Mi método perceptual está en deuda con los feminismos de color, chicanos y nativo-norteamericanos. Asimismo, se construye a partir de los entendimientos de la crítica queer de color51. Al igual que las mujeres que piensan sobre los feminismos de color, y que emprenden su análisis a través de un campo relacional de multiplicidad, busco desvincular la teoría y la praxis de un único marco de análisis, interpretación o experiencia. Lo que llamo un «método descolonial, queer-femme» valoriza la feminidad corporizada y no normativa, como fuente de conocimiento y percepción.

      Este método percibe de otra manera al atender las resonancias de la corporización como una actividad formadora del mundo52. Aquí, bebo de la obra de Jacqueline M. Martínez, quien propone una fenomenología de la experiencia y la identidad chicana como orientación que rompa la distinción entre el sí mismo y los otros, y que ofrece el conocimiento corporizado como tecnología de investigación. Martínez aboga por un modo de percepción que sea una «investigación abierta, que interrogue tanto sus condiciones teóricas como sus experienciales de posibilidad». Basada en modelos creados por Richard Lanigan (1988), Martínez se involucra con los feminismos chicanos como medios para reorientar la percepción lejos del «objeto de estudio» estático y hacia un profundo «compromiso con él», donde la identidad lesbiana sea un nexo generativo de entendimiento. En esta fenomenología, Martínez se toma en serio la vida cotidiana, y está convencida de que la experiencia consciente es la base de la transformación personal y social53.

      Tales lecturas transformadoras, que permiten pensar la posi­ción del sujeto en relación al «campo», me permiten profundizar en mi análisis e interpretaciones de lo que reside dentro de la zona extractiva en América del Sur, especialmente a través de una posición femme no normativa, que deja que el campo y los textos culturales con los cuales me involucro hagan sus impresiones sobre y a través de mí.

      El concepto de Emma Pérez de lo descolonial como «imaginario temporal» también me permite ir en esta dirección. Para perseguir el dinamismo del pensamiento dentro de los espacios intersticiales, Pérez recurre a la poética del mirar, donde el imaginario descolonial «actúa como una sombra en la oscuridad. Más aún, como la figura que aparece entre el sujeto y el objeto». La sombra es un espacio en el que lo visible e invisible se mezclan, donde el potencial existe en un imaginario descolonial que no se representa a través de lenguajes o representaciones transparentes. Los métodos y epistemes descoloniales queer-femme reúnen modos no normativos de involucrarse con el mundo social, en términos de perspectivas sumergidas y emergentes.

      Pero si Martínez y Pérez ofrecen un lenguaje para ver de otra manera, que afirma epistemes queer –como la corporización como forma de teorizar el poder desde perspectivas sumergidas–, Linda Tuhiwai Smith ofrece un modelo para lo que está en juego en mi trabajo. Dentro de los estudios nativo-norteamericanos, en los Estados Unidos, Tuhiwai Smith identifica la necesidad de descolonizar la investigación académica sobre las comunidades Indígenas, quienes, según ella, son la población más estudiada del mundo54. Tuhiwai Smith enfatiza sobre la importancia de una perspectiva ética que respete y se comprometa con el conocimiento Indígena sin extraer algo de él y de sus comunidades, sino, más bien, atendiendo cuidadosamente a la construcción de la alteridad, especialmente dada la sobredeterminación de categorías como observador y observado, civilizado y salvaje, antropólogo e Indígena. El enfoque de Smith sobre las formaciones de conocimiento y la ética es esencial para descolonizar la academia. Igual de importante es también su consideración sobre cómo las cosmovisiones nativas cambian significativamente el terreno del encuentro, la interpretación y el análisis, y tienen el potencial de descentrar el poder colonizador propio del conocimiento disciplinario.

      Más aún, el trabajo de Smith nos recuerda que el extractivismo opera a través de formas materiales e inmateriales, convirtiendo la indigenidad en valor de cambio. De este modo, los recursos intelectuales y espirituales Indígenas son usados como nuevas formas de moneda colonial. Llevo estos conocimientos conmigo a la zona extractiva, como una importante base metodológica y epistemológica del método descolonial queer-femme, haciendo de este el nexo donde se encuentran la experiencia, la percepción y la descolonización. Todo lo anterior crea el espacio para buena parte de mi análisis sobre la zona extractiva, en tanto se aleja de procedimientos unilineales y unilaterales, y transita por el turbio espacio epistémico y sensual de la incertidumbre. Las formas de producción de conocimiento situadas y afectivas pueden proporcionar nuevas formas de analizar el rastro colonial de maneras que, con suerte, no reprochen, domen ni ofusquen una red íntima e intrincada de relaciones de poder55. Las epistemes descoloniales queer-femme también trabajan en oposición a la formación convencional, y buscan entender la exuberancia de lo social a través de más de un marco de análisis. En una negativa por abordar la parcialidad del conocimiento, las metodologías normativas a menudo reproducen una episteme y representación de la marginalidad56. Mi método abandona esta epistemología por algo mucho más tenue, al querer abordar la complejidad y los entrelazamientos del potencial dentro de las zonas extractivas del conocimiento institucional. Un método descolonial queer-femme reconoce una pluralidad de sistemas de significado, interpretaciones y recortes para reconsiderar lo que pensamos que entendíamos, justamente al desafiar su fundamento disciplinario57. Desentrenar lo social involucrando la teoría descolonial permite que historias de despojo, esclavitud y apropiación sean puestas en el centro de la teoría social, enfatizando perspectivas sumergidas sobre las que deberíamos aprender y no intentar suprimir58.

      Para los académicos estadounidenses, América Latina ha sido objeto de escrutinio bajo lo que Ricardo D. Salvatore llama «búsqueda disciplinaria». Hacer fiable la visibilidad, fuera de las periferias, ha sido esencial para la posición de esta región en la universidad estadounidense desde el siglo XIX59. Ahora bien, si el conocimiento es un lugar de conquista y, por lo tanto, es una extensión de la colonialidad, un modus descolonial queer-femme busca desafiar la visión normativa norteamericana sobre América Latina. También desafía un enfoque de estudios de área, o la sumisión de procesos globales bajo la categoría de lo moderno europeo60. Un punto de vista queer-femme descolonial no universaliza ni deshistoriza la especificidad de los espacios globales o de las formaciones materiales, sino que busca ofrecer puntos de entrada micro, sumergidos en espacios saturados de colonialidad. El pensamiento descolonial, animado por la teoría crítica de la raza y los estudios feministas y queer, me permite mostrar la creación de zonas extractivas como un objetivo dominante de la condición colonial.

      Perspectivas sumergidas

      Central para mi manera de analizar el capitalismo colonial y las posibilidades para el futuro es la tarea crítica de percibir la vida de otra manera o lo que llamo «perspectivas sumergidas». Las perspectivas sumergidas nos permiten ver el conocimiento local que existe junto y dentro de lo que el poder ha constituido como zonas extractivas. En cada uno de estos lugares, las perspectivas sumergidas atraviesan los entrelazamientos del poder para organizar de manera diferente los significados de la vida social y política. En otras palabras, la posibilidad de descolonización se mueve dentro de un panorama de multiplicidad. Las zonas extractivas contienen dentro de ellas perspectivas sumergidas que desafían la obliteración. Describo estos espacios transitorios e intangibles como geografías que no pueden ser plenamente contenidas por el etnocentricismo, el especismo, la objetivación científica o las tecnocracias extractivas que explotan yacimientos petroleros u oleoductos, desvían y disminuyen los ríos o cavan minas en las montañas. Ver y escuchar estos mundos es prestar atención a los caminos alternativos y no dependientes de una valoración extractivista.

      Descentrar un ojo singular ha sido durante mucho tiempo una modalidad de percepción descolonial, tanto en términos de observación como de crítica61. La episteme de la doble conciencia

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