Listos para correr. T.J. Murphy
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Los problemas van a seguir llegando. Todos y cada uno de ellos es un regalo a la espera de que lo abras: una nueva área de tu rendimiento que desconocías o alguna nueva eficiencia que tienes que adquirir. La categoría de corredores de 90 a 95 años en el Campeonato Nacional de Atletismo Máster te está esperando. El billete para emprender ese viaje consiste en adquirir un compromiso de por vida y resolver todos los problemas que vayan surgiendo.
Las movilizaciones remplazan a los estiramientos
Dos minutos de estiramientos incompetentes harán más mal que bien a un músculo tirante. Piensa en lo que ocurriría si cogieras tu camiseta favorita por ambos extremos y la sometieras a un largo y poderoso estiramiento estático. Tus esfuerzos se verían premiados con una camiseta dada de sí y cuya tela clarearía. Teniendo esta imagen presente, piensa en el tejido muscular. Si consigues estirarlo y elongarlo para luego ponerlo a trabajar en una dura sesión corriendo, ¿crees que tendrá la fuerza, condición física y coordinación específica para soportar el cambio de esta variable? ¿Cómo afectará el cambio de esta única variable a la larga ecuación que representa la sinfonía biológica del acto de correr? Es un juego de azar. Empezando desde ahora, suprime en tu rutina el peligroso estiramiento del músculo en su máxima extensión y remplázalo por la intención de mejorar la amplitud de movimiento como un sistema: desde cómo se asienta toda articulación en su cavidad, pasando por la salud de los tejidos y superficies deslizantes, hasta los patrones motrices. Este método de movilización se aplica en todo el programa de Listos para correr.
De lo que hablo es de coraje, trabajo duro y de terminar las cosas. Pero reformulemos esta conversación y prestemos atención a todo el kilometraje para el que tu máquina humana ha sido programada.
CAPÍTULO 2
NACIDOS PARA CORRER
Corres cuando participas en carreras o cuando corres carreras con intervalos durante las sesiones de acondicionamiento metabólico, o cuando corres en tu deporte o en el campo de batalla por tu país. O quizá quieras correr en cualquiera de estos ámbitos pero crees que no tienes lo que hay que tener.
La verdad es que sí tienes lo que hay que tener. Cuentas con el diseño y la circuitería para correr como el guerrero o cazadorrecolector que eres.
Tal vez creas que sabes correr o que sabes correr bien, pero si aplicas técnicas de retroingeniería, sólo será posible extraer una conclusión: como ser humano que eres estás diseñado para correr, igual que Terminator estaba diseñado para matar. Tal como Christopher McDougall describe a nuestros ancestros en su libro Nacidos para correr, correr forma parte integral de nuestro ser, porque era una actividad indispensable para sobrevivir:
«Fue el modo en que progresamos y colonizamos el planeta. Corríamos para comer y para evitar ser comidos; corríamos para encontrar compañera y para impresionarla, y con esa nueva compañera empezaba otra carrera: una nueva vida en pareja. Obligatoriamente tenía que gustarte correr, o no podría llegar a gustarte ninguna cosa más».5
SUPERVIVENCIA DEL MÁS VELOZ
Nos situamos hace dos millones de años. ¿Sabes dónde están tus ancestros?
A comienzos del Pleistoceno, los seres humanos se enfrentaban a un problema de difícil solución para sobrevivir a cada nueva jornada. Pululaban leones, tigres y rinocerontes en abundancia, pero faltaban casi 1,4 millones de años para que algún listillo pensara en atar una piedra en punta a un palo para fabricar una lanza. Una forma de que los seres humanos consiguieran una comida de mayor enjundia que, por ejemplo, un manojo de hierba podía ser quedarse en vela por la noche y estar atentos a los ruidos de los tigres despedazando una presa. Al amanecer, correrían hasta el lugar de los hechos para llevarse lo que hubiesen dejado. Si les localizaba un tigre de 270 kilogramos que podía acelerar de 0 a 56 kilómetros por hora en unos cuantos segundos, saldrían pitando. Tal vez llevaran consigo un garrote o no, pero en cualquier caso es probable que correr fuese la mejor solución.
Realmente nacimos Listos para correr.
Había que robar los restos de las presas dejados por leones y tigres, pero también se organizaban partidas de caza. Tal como ha expuesto el paleontólogo de Harvard, Daniel Lieberman, y sus colaboradores, los primeros seres humanos, cuya mejor arma era un garrote o un palo afilado, tenían que aprovechar las pocas ventajas sobre los ñus y otros animales. Los animales enfriaban su cuerpo jadeando, mientras que nuestros ancestros podían sudar, y aunque los ñus corrían mucho más rápido que los primeros cazadores humanos, no podían hacerlo indefinidamente, ni galopar hora tras hora en días terriblemente calurosos. Los cazadores-recolectores humanos, dotados de glándulas sudoríparas, empezaban sus cacerías en las horas de más calor y nunca dejaban que sus presas descansaran a la sombra de un árbol. Al final, ñus, cebras, antílopes u otras presas, bajo la presión incesante del corredor Homo erectus, que podía correr sin parar hora tras hora, se desplomaban, de ahí el término «cacerías de persistencia».6
TUS ARMAS PARA CORRER
No se trata únicamente de los dones de una piel cubierta de pelusa como la de un melocotón ni de un mecanismo de superior tolerancia al calor. Los seres humanos disponen de diversas ventajas sobre otros mamíferos para correr. Por eso, la próxima vez que oigas a alguien decir: «Nunca podría correr un maratón, ¡ni siquiera puedo dar una vuelta a la manzana!», o te encuentres a un crossfitter con enorme capacidad de trabajo y una tolerancia salvaje al dolor en el gimnasio que diga: «Odio correr», he aquí unos cuantos datos sobre evolución para que les respondas:
• Dispones de muelles. Al caminar, pies, piernas y cuerpo adoptan un movimiento pendular. Sin embargo, ponte a correr y toda esa maquinaria maravillosa con la que naciste y dotada de bóvedas en acción –caderas, rodillas, tobillos y pies– trabajará en concierto con los músculos y tejidos conjuntivos para aprovechar la fuerza de la gravedad y la energía elástica con el fin de que te desplaces botando con una eficacia pasmosa. «De hecho, al correr las piernas del ser humano almacenan y liberan energía con tal eficacia que la acción de correr es sólo un 30-50 por ciento más costosa que caminar a una velocidad de fondo,– dice Daniel Lieberman en su libro La historia del cuerpo humano. «Y lo que es más, esos muelles son tan eficaces que el coste de una carrera de fondo (sin esprintar) es independiente de la velocidad: se consumen las mismas calorías corriendo ocho kilómetros a un ritmo de 7 a 10 minutos los 1 600 metros.»
• Dispones de unos resortes estables llamados arcos plantares. Los pies son unas máquinas solventes diseñadas no sólo para correr, sino también para correr rápido, así como para los veloces y ágiles cambios de dirección que asociamos con las estrellas de fútbol americano. Según investigadores, el mecanismo constituido por el arco plantar, con su acción de muelle conservador de energía, reduce