Listos para correr. T.J. Murphy

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Listos para correr - T.J.  Murphy Deportes

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habitualmente deficientes.

      Aunque tu cuerpo está diseñado para durar hasta los 110 años, lo puedes hacer pedazos en 20 si pones suficiente empeño.

      Si tienes vigente un contrato por millones de dólares, tal vez haya alguna posibilidad de planteárselo. Pero si corres por amor al arte…, entonces ¿qué?

      El cuerpo humano es una máquina asombrosa y adaptable que se salta, cuando se lo pides, todas las lesiones pasadas y presentes que afloren a la superficie. Cuando la mente dice sí, el cuerpo obedece, hasta que se detiene echando humo.

      Hay un precio, y el precio es éste: si quieres disfrutar corriendo el mayor número de años posible –y por disfrutar también me refiero a aprovechar al máximo toda la velocidad, potencia y resistencia física que esa sorprendente máquina tiene que ofrecer–, entonces te corresponde respaldar el código ético de acabar las tareas emprendidas con otro código:

       Si le vas a exigir al cuerpo lo que se necesita para ser un atleta, entonces tu deber es cuidar ese cuerpo.

      Cuidar el cuerpo significa esforzarte de continuo en introducir y perseverar en las siguientes prácticas:

       • Buscar habitualmente las posturas óptimas con las que trasmitir potencia.

       • Desarrollar sistemas de movimientos corporales para que tu cuerpo tenga acceso a todos los arcos de movilidad para los que fue diseñado.

       • Practicar y dominar posturas y patrones de movilidad correctos.

       • Desarrollar la fuerza y la condición física para respaldar los buenos patrones de movimiento, desde el primer kilómetro hasta el cuarenta y dos y más allá.

      Si has sufrido una lesión que requiere acudir al médico de atención primaria que aparece en la lista de tu póliza de seguro médico, es probable que ya sepas de qué va: adivinas por el calzado que lleva el facultativo que no es corredor; luego sabes que la cosa irá rápida, que justo después de que te examine y descubra la tendinopatía aquílea o la tendinitis rotuliana, te mirará a los ojos como si no hubieses tenido que dejar el hospital psiquiátrico antes de lo necesario, porque el antídoto es tan evidente como el olor a desinfectante de la sala de reconocimiento.

      Y te dice: «Deje de correr».

      Yo no te voy a decir eso, porque estoy de tu parte. Quiero que corras hoy, quiero que corras bien, quiero que mejores y deseo que, algún día, cuando llegue el momento, seas esa máquina de correr que, en una competición abierta de atletismo, te permita ser el único de la categoría de 90 a 95 años que esté en la línea de salida de los 400 metros lisos.

      Considera este libro un manual para que corras toda la vida con un gran nivel de rendimiento.

       PRINCIPIOS BÁSICOS

      Para empezar, quiero que pienses en los principios básicos sobre los que se basa el método de Listos para correr.

       Se trata del rendimiento

      Cuando piensas en la prevención de lesiones, es probable que te acuerdes de esas técnicas que se recomiendan en los artículos de las revistas y que se supone que reducen la pronación de los tobillos o amortiguan el impacto del golpeo del pie contra el suelo. Esto suele implicar el uso de plantillas y correr menos por asfalto y más por hierba. Sin embargo, estas técnicas son como tiritas que sólo ayudan a retrasar lo inevitable.

      Lo que persigo con este libro es motivarte y encaminarte al cumplimiento de doce estándares claros y mensurables con los que podrás apretar el botón de reinicio cuando te quieras replantear cómo te mueves y cómo concibes el movimiento. El premio por la labor de alcanzar y cumplir esos estándares no se limita a reducir el riesgo de lesiones, sino que se centra más en detener el desgaste de las articulaciones. Cuando arreglas problemas y reeducas el cuerpo para que se mueva bien, también consigues un mayor rendimiento: más potencia, más velocidad y, claro está, también podrás disfrutar de ello más tiempo. Sí, reducirás el riesgo de lesiones y en el proceso terminarás mejorando.

       Modificar la mentalidad de completar las tareas a toda costa

      Es estupendo que tengas suficiente disciplina como para levantarte de la cama a las 4:30 de la madrugada y compruebes cuánto tienes que correr hoy antes de que apunten los primeros rayos de sol. Es fantástico, pero quiero más de ti. Te estoy pidiendo que hagas ese kilómetro adicional y eleves la calidad de tus carreras a un nivel superior. Lo cual significa que te plantees preguntas como las siguientes:

       • ¿Cómo logras correr bien todos los kilómetros?

       • ¿Procedes al calentamiento de todos los sistemas y tejidos corporales antes de correr?

       • ¿Te mantienes hidratado?

       • Al acabar, ¿haces recuperación activa?

       • ¿Pasas la mayor parte del día de pie, moviéndote y sentándote, y eres consciente de la calidad de tus posturas y de tu mecánica?

       • ¿Contrarrestas los patrones de movimiento defectuosos con una dosis adecuada de trabajo de mantenimiento?

      Es estupendo que te mantengas firme y coherente con tu entrenamiento. No obstante, al llevar tu dedicación a otro nivel, sacarás el máximo partido de todas y cada una de esas sesiones de entrenamiento.

       Asume como responsabilidad personal el mantenimiento rutinario

      Entonces eres corredor, ¿no? Y uno que le dedica tiempo, tanto tiempo que te gustaría dejar el tema de la prevención y rehabilitación de lesiones en manos de profesionales. En resumen, dejar que ellos se preocupen. Bueno, el complejo industrial de la medicina del deporte se siente feliz de quitarte ese peso de encima y al mismo tiempo ayudarte a aligerar tu cartera. Por supuesto que hay ocasiones en las que necesitarás un médico o fisioterapeuta para resolver problemas y tomar decisiones. Pero la dura realidad es que los cuidados rutinarios de tu máquina de correr personal pueden y deberían estar a tu cargo.

       Los cuidados rutinarios de tu máquina de correr personal pueden y deberían estar a tu cargo.

      Éste es el principio fundamental de este libro y la principal directriz de mis enseñanzas. En lo que concierne a esta máquina de correr, puedes cambiar el aceite y comprobar la presión de los neumáticos. Ya sé que estás muy ocupado, ya sé que estás hasta arriba de trabajo y ya sé que tienes un jefe y también un cónyuge y el proyecto de tu hijo para la feria de ciencia. Por eso, cuando hablamos del mantenimiento rutinario, sólo te pido diez minutos al día.

       No hay días libres

      Te estoy pidiendo sólo diez minutos al día para el trabajo de mantenimiento, pero es necesario que dediques esos 10 minutos todos los días. Sin excepciones ni excusas.

       Es un proceso de aprendizaje que nunca termina

      El camino que te estoy ofreciendo te ayudará a resolver problemas y a que puedas correr en libertad. Cada problema que resuelvas

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