Historia de lo trans. Susan Stryker

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Historia de lo trans - Susan Stryker

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como neutrois (persona con identidad de género neutro; parecido a agénero), son específicas de subculturas emergentes trans* y de género no conforme y su prevalencia se aprecia mayormente en las comunidades online.

      Muchos términos, como bulldagger o aggressive (empleados para una mujer masculina o que toma la iniciativa en el sexo), se originan en comunidades queer de color. Las llamadas «casas» promovidas por subculturas de muchas comunidades urbanas afroamericanas, latinas y asiaticoamericanas (como las que se muestran en la película de Jennie Livingston Paris is burning) celebran grandes competiciones de baile en las que los y las participantes deben desfilar en distintas categorías, rivalizando por la mejor representación de una multitud de designaciones de género altamente estilizadas como, por ejemplo, butch queen up in pumps [la reina marimacho con tacones altos].

      Se hace muy difícil emplear el término «transgénero» para hablar de prácticas de género en otras culturas. Por un lado, es un término que ya circula de forma transnacional y que personas de un extremo a otro del planeta han acuñado para referirse a sí mismas a pesar de ser una expresión traducida del inglés con origen en Estados Unidos y de hacer referencia a maneras en las que una persona puede distanciarse del género asignado propias de Norteamérica. Se emplea en un contexto transnacional especialmente cuando su uso contribuye a que las personas del Sur tengan acceso a los servicios sanitarios financiados por ONG o aparezcan en los discursos de derechos humanos de proyección internacional. Por otro lado, el uso del término «transgénero» puede a la vez actuar de tabula rasa y sobrescribir importantes diferencias culturales –pasando incluso a favorecer la práctica colonizadora, en la que las formas eurocéntricas de dar significado al mundo se imponen frente a las demás. Es imposible enumerar aquí todas las formas de género específicas de las distintas etnias que suelen asociarse con el término «transgénero», pero algunas de las más comunes en el contexto norteamericano son two-spirit [de dos espíritus] (un término multiusos para designar varios géneros de los indígenas americanos), el término indio hijra, el polinesio mahu y el latinoamericano travesti.

      Tranny: Pese a que inicialmente fue un término autorreferencial empleado en las comunidades trans para expresar familiaridad, confianza, desenfado, informalidad, afecto e intimidad, muchos y muchas jóvenes trans en la actualidad lo consideran un término denigrante que suelen emplear las personas cisgénero para ridiculizar, trivializar o sexualizar a las personas transgénero, en concreto a las mujeres transgénero. Hay una fuerte diferencia de opiniones entre las distintas generaciones sobre el uso de la palabra, preferentemente empleada por personas trans más mayores –aunque ya no en el discurso público y fuera normalmente del alcance del oído de jóvenes censores.

      Hombre trans y mujer trans: En las comunidades trans, se suelen emplear términos como «hombres trans», «hombres transgénero» u «hombres transexuales» cuando se habla de personas a las que se les asignó el género femenino al nacer pero que se consideran hombres y se presentan como tales, o «persona transmasculina» para hacer alusión a alguien a quien se le asigno el género femenino al nacer pero posee cierto grado de identificación y expresión masculina. Del mismo modo, los términos «mujeres trans», «mujeres transgénero» y «mujeres transexuales» designan personas a las que se les asignó el género masculino al nacer pero que se consideran mujeres y se presentan como tales, o persona transfemenina para hacer alusión a alguien a quien se le asigno el género masculino al nacer que se expresa o se identifica hasta cierto punto con la feminidad. «Hombre» y «mujer» hacen referencia, en sintonía con la definición de género provista anteriormente, a la categoría social con la que la persona se identifica, con la que vive y a la que pertenece, no al sexo biológico o al género asignado al nacer. Cuando se emplean pronombres de género en lugar de los neutros, del mismo modo estos hacen referencia al género social y a la identidad de género: ella para las mujeres trans y él para los hombres trans. En gran parte de la literatura médica del pasado, suele darse lo contrario. Los médicos, médicas y psiquiatras tienden a usar «hombre transexual» para hacer referencia a las mujeres transgénero (y a menudo dicen «él») y «mujer transexual» para hacer alusión a los hombres transgénero (y a menudo dicen «ella»). Siguiendo un protocolo social más general, se considera de buena educación llamar a las personas como piden ser llamadas y emplear los términos de género que mejor reflejan la propia concepción y presentación de la persona.

      Transgénero: Como se ha señalado anteriormente, este término clave en torno al cual gira el presente libro implica distanciamiento de una posición de género asignada e impuesta. El término «transgénero» se difundió a comienzo de la década de los noventa, aunque tenga una historia más larga que se remonta a mediados de los sesenta y haya significado muchas cosas contradictorias en épocas distintas. Durante la década de los setenta y ochenta, hacía referencia preferente a la persona que no deseaba únicamente cambiar su ropa de forma temporal (como un travesti) o cambiar sus genitales de forma permanente (como un transexual) sino cambiar su género social de forma regular mediante un cambio de habitus y de expresión de género, que podía incluir el uso de hormonas, pero por lo general no la cirugía. Cuando el término saltó a la palestra a comienzos de los noventa, sin embargo, se empleaba para abarcar todos y cada uno de los tipos de variación de las normas y expectativas de género, de forma parecida a lo que significan en la actualidad los términos género queer, de género no conforme y no binario. En los últimos años, algunas personas han comenzado a emplear el término «transgénero» para hacer únicamente referencia a aquellas personas que se identifican con el género binario distinto al que se les asigno al nacer –que es el significado que «transexual» solía tener– y a usar otras palabras para personas que rehúyen del género que se les asignó al nacer sin necesidad de identificarse con otro género o que pretenden crear una cierta práctica de género nueva. Este libro suele privilegiar la versión de transgénero de la década de los noventa, empleando el término para designar el más amplio espectro imaginable de prácticas e identidades de género variante. También recurre a alternativas abreviadas como trans o trans* para reproducir ese sentido inclusivo y de amplitud puesto que las connotaciones contemporáneas de transgénero suelen ser más limitadas.

      Travestido: Esta es otra palabra acuñada por el sexólogo alemán Magnus Hirschfeld. La empleaba para describir lo que denominaba como «necesidad erótica de disfrazarse», que era como entendía la motivación que llevaba a alguien a ponerse ropa generalmente asociada con un género social distinto al que le asignaron al nacer. Muchas personas consideran que el término es peyorativo y patologizante, pero para algunas todavía conserva una cualidad descriptiva neutra. Se emplea en este libro en su sentido histórico así como para hacer mención a personas que se aluden a sí mismas con dicho término. Para Hirschfeld, los travestidos eran uno de los muchos tipos distintos de «sexualidades intermedias», incluyendo a los homosexuales y personas intersexo, que ocupaban el centro del espectro entre el «macho puro» y la «hembra pura». Inicialmente, este término se empleaba en gran parte como se usaba el término «transgénero» en la década de los noventa y posteriormente, para reproducir el sentido de un amplio espectro de identidades y comportamientos de género variante. A lo largo del siglo pasado, no obstante, y considerando que nunca ha caído por completo en desgracia, el término travesti ha hecho referencia preferentemente a personas que llevan ropa atípica de su género pero que no emprenden ningún tipo de proceso de modificación corporal. Suele hacer alusión a hombres más que a mujeres y ahora suele llevar consigo la connotación estigmatizada de cambiar de ropa de manera fetichista en busca de placer erótico.

Religión y transgéneroMuchas tradiciones religiosas y espirituales contienen creencias sobre el cambio de género. Las prácticas chamánicas de algunas culturas incluyen chamanes que adoptan personalidades de otro género durante los rituales o la posesión de espíritus de un poder o deidad de distinto género; en ocasiones los chamanes pueden vivir socialmente en roles sociales especiales. Algunas religiones creen en la reencarnación y atribuyen la incongruencia de género presente a experiencias de vidas pasadas. Los textos clásicos rabínicos demuestran que el judaísmo reconocía en la antigüedad siete géneros distintos con distintas obligaciones religiosas,

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