Historia de la República de Chile. Juan Eduardo Vargas Cariola

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Historia de la República de Chile - Juan Eduardo Vargas Cariola Historia de la República de Chile

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la enseñanza agrícola influyó también en muchos propietarios rurales, quienes se empeñaron en adquirir, por intermedio de obras especializadas, los conocimientos técnicos necesarios para obtener un mejor rendimiento de sus predios. Aunque el alemán Julio Menadier, incansable difusor de la agricultura moderna a través del Boletín de la Sociedad Nacional de Agricultura, siempre se quejó de la ignorancia y de la indolencia de los terratenientes chilenos, en las bibliotecas de los fundos era habitual encontrar libros sobre agricultura y ganadería, en su gran mayoría provenientes de España y Francia, estos últimos en francés o traducidos en la Península176. El problema que presentaban era su brevedad o bien su excesiva extensión. Además, las diferencias de las estaciones con el hemisferio norte no facilitaban su uso. Tales motivos impulsaron a Santos Tornero a preparar, sobre la base de textos europeos y norteamericanos, un exhaustivo Tratado Teórico-Práctico de Agricultura General, publicado en cinco tomos, más otro de láminas, a partir de 1872177.

      Para Menadier, tal como por lo demás lo declaraban los estatutos de 1869 de la Sociedad Nacional de Agricultura, la modernización del agro era tarea de “esos grandes propietarios que emprenden ensayos de aclimatación, de cultivos de razas de ganado, máquinas e industrias agrícolas desconocidas en el país”. La inversión en maquinaria agrícola era para Menadier indispensable, pues disminuía la necesidad de mano de obra y reducía los costos de producción178.

      No solo en el ámbito educativo se produjeron innovaciones; también las hubo con la incorporación de nuevas especies, como antes se indicó. Incluso una curiosa donación, como la realizada por Pedro Alessandri, quien trajo a Chile el alcornoque, constituyó un gran aporte tecnológico para la conservación de los vinos179.

      Otro tanto se puede afirmar de la importación desde París de semillas de eucalipto (Eucaliptus globulus) por Manuel José Irarrázaval, a raíz de la publicación, en el diario El Independiente, en abril de 1865, de la traducción hecha por Abdón Cifuentes de un folleto francés que se refería a las bondades de dicho árbol180, que ya se conocía en el país; de las abejas italianas traídas con muchas dificultades por Patricio Larraín Gandarillas, y de nuevas variedades de ovejas, vacunos y caballares. Fueron también numerosos los árboles importados en 1848 y 1849 por Luis Sada desde Francia y Estados Unidos, por encargo del ministro Manuel Camilo Vial, con bastantes pérdidas en los traslados, y aclimatados en la Quinta Normal: cipreses, encinas, robles, hayas, plátanos, tilos, fresnos, castaños, castaños de la India, arces, nogales, moreras, olmos, etc.181, además de muchas variedades de vides y de pastos forrajeros182. La zarzamora (Rubus ulmifolius), utilizada para deslindar predios y potreros, fue, aparentemente, traída por los colonos alemanes183.

      En materia mecánica también se produjeron numerosas innovaciones. A fines de 1841 y comienzos de 1842 el inglés Alexander Caldcleugh importó la primera máquina trilladora inglesa, con un valor de 800 pesos, para su chacra. Lo singular de este hecho es que, junto con ser la primera en el país, ella nunca funcionó184. Intentando superar aquel fracaso, en mayo de 1846 llegó, según Pérez Rosales, una máquina para limpiar el trigo. Se ha dicho que Domingo Bezanilla fue el primer agricultor que en su fundo de Pencahue utilizó una máquina trilladora movida por vapor185.

      De acuerdo a una memoria publicada en 1904, en 1856 existían 11 máquinas trilladoras en uso en el país, cuatro de ellas construidas en la fábrica de Perón y Cía. En Concepción había tres europeas y cuatro americanas. Según sostenía el autor de dicho trabajo, ninguna de ellas era considerada lo suficientemente buena como para sustituir a las yeguas186. Esto último no es más que una muestra del viejo conflicto, tan propio del agro, en torno a continuar o cambiar las viejas formas de producción. Manuel Montt documentó los problemas en torno al uso del “arado extranjero” por los peones. Los encargos que le hacía al respecto a su capataz son muy reveladores:

      Haga reunir los arados extranjeros que hay en esa y que se compongan todos los que se puedan, aprovechando en unos las piezas de los otros que ya no puedan servir187.

      Y en otra oportunidad volvía a insistir sobre el tema:

      Van igualmente en las carretas diez arados extranjeros que llaman de 19½, para que a su tiempo se empleen junto con los otros de Klein que hay en esa y que se compongan, en la siembra de cebada. Prevenga usted una especial vigilancia sobre el uso de estos arados para que no los rompan, porque cuestan muy caros188.

      Que la mecanización de la agricultura se estaba produciendo, aunque con seguridad en forma discontinua y no generalizada, lo prueban los inventarios de máquinas que se conocen. El de las existentes hacia 1880 en Viluco, próxima a Linderos, propiedad de un “agricultor progresista”, Rafael Larraín Moxó, es impresionante: 180 arados americanos Howard y Grignon; dos motores de vapor; dos motores de agua; una trilladora Ransomes, tres trilladoras Pitts, dos aventadores; 10 cribas rotatorias; un molino portátil movido por vapor; una tascadora movida por vapor; una desgranadora movida por vapor; un aserrador Buckley movido por vapor; cinco segadoras Governor y Buckley. A lo anterior se agregaban destroncadoras, gradas, rodillos, rastrillos, etc.189.

      En la región del Maule sur, caracterizada históricamente por ser aislada y más atrasada en comparación con la industriosa del Maule norte o la activa zona del Biobío, se puede demostrar que también la tecnología se utilizó al servicio de la agricultura. Frente a la entonces villa de Parral estaba el fundo El Porvenir, de 470 hectáreas, una de las tantas propiedades pertenecientes a José Santos Ossa. Aquel fundo tenía en el decenio de 1870 una máquina a vapor, una trilladora Letts, tres segadoras y una turbina, todo avaluado en la no despreciable suma de seis mil 600 pesos190.

      Con ser las inercias en la agricultura mucho mayores que en otras actividades, derivadas con seguridad del ciclo anual de producción, no cabe duda, y más allá de los ejemplos que se puedan dar, de que la actividad se fue modernizando y tecnificando a lo largo del siglo XIX. Ello ocurrió, por cierto, con ritmos muy diferentes a lo largo del país, los que dependieron tanto de los mercados externos como de la ampliación del interno por los cambios demográficos y la progresiva urbanización.

      LA AGRICULTURA DE LA FRONTERA Y DEL CHILE AUSTRAL

      CARACTERÍSTICAS DE LA PROPIEDAD

      Resulta muy complejo efectuar un análisis unitario de las propiedades agrícolas para el periodo que se aborda, pues sus características históricas son disímiles, lo cual no quiere decir que no se pueda dar una visión de conjunto en otros aspectos, como producción, mercados y mano de obra.

      En las inmediaciones del Biobío se dibujó el mismo patrón de tenencia de la tierra que se observa en el centro del país. La Araucanía, incorporada en forma paulatina desde mediados del siglo XIX, tuvo desde su génesis un modelo dominical más cercano al practicado en Chile central, aunque con variaciones, consecuencia de la presencia indígena. Valdivia y Osorno ofrecen una particularidad notable pues, asemejándose casi a islas, desde la colonia tomaron otro rumbo, más próximo al de Chiloé. Finalmente, en las comarcas ribereñas del lago Llanquihue la colonización alemana desde 1850 en adelante también promovió un sistema diferente al de los demás, pues se aproximaba al sistema de granjas.

      Como ya se advirtió, en las riberas del río Biobío el diseño de la propiedad al finalizar el siglo XIX era similar al del valle central, conviviendo la gran propiedad con la mediana. Pero desde fines del XVIII hasta el primer tercio del XIX las medianas convivieron con una no despreciable suma de pequeñas unidades productivas. Las causas de esta evolución son variadas y están íntimamente entrelazadas unas con otras. Entre ellas, se cuenta la progresiva inversión realizada por la elite penquista en bienes raíces a comienzos del siglo, como una manera de afirmar una posición de poder fuera de la ciudad de Concepción; la fragilidad de los pequeños propietarios,

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