Historia de la República de Chile. Juan Eduardo Vargas Cariola

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Historia de la República de Chile - Juan Eduardo Vargas Cariola Historia de la República de Chile

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movilidad se produjo hacia diócesis situadas fuera del reino.

      Esta traslación de los obispos creó un espíritu de unidad en la comprensión jurisdiccional y pastoral. Por ello fue muy natural que José Ignacio Víctor Eyzaguirre trabajara desde una visión continental, o que Mariano Casanova propusiera al papa una reunión episcopal continental.

      La pastoral colectiva que se acordó en la primera reunión episcopal de 1874 se publicó solo en 1884, con el título Sobre las relaciones entre la Iglesia y el Estado. La firmaron el obispo J. Manuel Orrego, de La Serena; el obispo titular y vicario capitular de Santiago, Joaquín Larraín Gandarillas.; Domingo Cruz Quintanilla, deán y vicario capitular de Concepción, y Rafael Molina, deán y vicario capitular de Ancud1002. Puede observarse que por entonces, producto de las dificultades entre el gobierno y la Iglesia, había tres sedes vacantes y solo un obispo residencial, monseñor Orrego.

      LA ATENCIÓN PREFERENTE A LOS ASUNTOS SOCIALES

      En la segunda mitad del siglo XIX se incubó uno de los atributos más característicos de la Iglesia chilena: la atención hacia las cuestiones sociales. El servicio de la caridad al prójimo estuvo en manos de eclesiásticos particulares, de miembros de familias católicas de altos ingresos, de organismos o personas del sector civil y de la autoridad eclesiástica de manera preferente. Además, se sumaron los esfuerzos de las comunidades religiosas nuevas, que resultaron decisivas no solo por el trabajo pastoral sino por el aporte cultural eclesiástico y social europeo.

      Las Conferencias de San Vicente de Paul, surgidas por iniciativa de Federico Ozanam en 1833, tuvieron como objetivo no solo la atención asistencial a los pobres, sino también la formación social de los católicos. Estas conferencias constituyeron la primera organización territorial chilena de ayuda social, y generaron una sociabilidad católica moderna, que, en el sentir de Sol Serrano, fue la base de los partidos políticos católicos del siglo XX1003. El presbítero Joaquín Larraín Gandarillas, quien conoció las conferencias en su viaje a París en 1851, las introdujo en el país1004.

      El presbítero Blas Cañas Calvo, por su parte, promovió el ingreso de los Hermanos de las Escuelas Cristianas; fundó la Congregación Casa de María para la educación de huérfanas, y fundó el Patrocinio San José para la protección de los huérfanos.

      El abogado y político Abdón Cifuentes tuvo una definida visión acerca del papel que la Iglesia debía desempeñar en la educación y en los asuntos sociales. Muy joven ingresó a las Conferencias de San Vicente de Paul, y su cercanía al episcopado le permitió viajar junto a los obispos al Concilio Vaticano I, con quienes recorrió Europa interiorizándose en las cuestiones sociales. En el curso de 1878 viajó por el país, junto al presbítero Ramón Ángel Jara, promoviendo los Círculos de Obreros, a imitación de los que estaba fundando Adolfo Kolping.

      De esta época son, asimismo, las obras del Cottolengo y las escuelas profesionales de Don Bosco.

      Aunque fueron extremadamente complejas las situaciones que vivió la Iglesia en el periodo examinado, es indudable que merced a la dirección vigorosa del arzobispo Valdivieso fue capaz de hacer frente a la modernidad, a la que difícilmente podía aceptar, por las consecuencias que razonablemente le suponía para la sociedad. Pero el estatuto jurídico en que estaba inserta la Iglesia chilena le impidió, como se pudo ver más adelante, modificar los objetivos de un Estado en acelerado proceso de laicización.

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