Preparen la tierra. Ps. Carla Vivanco

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Preparen la tierra - Ps. Carla Vivanco

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en casa aunque no conversen ni se encuentren de manera alguna. Estar cerca de otro ser humano da una sensación sutil de seguridad y compañía, más aún si se trata del padre/madre, que son su figura de mayor seguridad. Los hijos suelen sentir que estando sus padres cuentan con protección y vigilancia atenta. Los padres pueden favorecer esa sensación haciendo notar su presencia con ruido, procurando conversar esporádicamente y evitando encerrarse en su dormitorio o zona de trabajo pasando inadvertidos. Cuando los padres pasan mucho tiempo fuera de casa, este sentimiento se seguridad y compañía se afecta, dependiendo de la edad y personalidad de sus hijos.

      Mi hija, que está en sus rotaciones de práctica clínica como nutricionista, pasó esta semana más tiempo en casa del habitual; sin embargo, aunque yo pasé mucho tiempo en casa, estaba trabajando mucho. Yo sé que le aportaba saber que yo estaba allí, aunque estuviera ocupada. A veces, la saludé o le hice alguna pregunta trivial en mis recreos de trabajo para hacerme notar.

      Mi hijo tiene una larga jornada de clases porque asiste a talleres extraprogramáticos. El poco tiempo que pasamos juntos durante los días hábiles, correspondió más a interacciones de las categorías siguientes. Sin embargo, en algunos momentos, yo estaba en la cocina y él tranquilo en su pieza haciendo algo personal con la seguridad de mi presencia en casa.

      b) Interacciones de hábitos

      Son los momentos habituales en que, por costumbre, los padres y los hijos se “encuentran” en algún momento o actividad, ya sea que conversen o no. Por ejemplo, cruzarse al instante de salir o entrar a la cocina, tomar desayuno o bajar juntos en el ascensor. Un padre puede aprovechar estos breves momentos para expresar cariño físico o reforzar, alentar, animar y destacar las cualidades de su hijo. Si estos transitorios instantes se usan para corregir o expresar enojo, reclamos u órdenes, se vuelven desagradables y los hijos comienzan a evitarlos (deja de tomar desayuno o baja por las escaleras en vez de usar el ascensor junto a sus padres). Estas interacciones son necesarias, dan la idea de que “eres parte de su vida” y que de algún modo “te encuentra” cerca.

      Esta semana, como es habitual, tomo desayuno con mi hijo sentados a la mesa. Aunque sea corto, trato de que sea un momento tranquilo. Nos encontramos también mientras él alimenta a su mascota y yo preparo su almuerzo y en el auto mientras lo llevo y lo recojo del colegio. Lamentablemente, noté que desaproveché muchos de estos momentos, en especial los de la mañana, con órdenes respecto a sus responsabilidades o lo que espero que haga para salir a tiempo de casa.

      Con mi hija nos encontramos menos haciendo algo al mismo tiempo, porque ella tiene otro orden para hacer sus rutinas. En algunas ocasiones nos encontramos en los pasillos o la escalera o haciendo algo en la cocina al mismo tiempo. Siempre fue una interacción cordial, no obstante, algunas veces me descubrí recordándole algo que tenía que hacer.

      c) Interacciones de equipo

      Son los momentos en que padres e hijos realizan juntos tareas de equipo como, por ejemplo, preparar juntos una cena, hacer una cama, retirar la mesa o guardar la mercadería comprada. Estos momentos son muy útiles para generar en ambos un sentido de complicidad, unidad y apoyo. Los padres pueden favorecer el vínculo y además formar a sus hijos si aprovechan estos espacios cotidianos para agradecer, destacar actitudes positivas y mostrarse afectuosos, amables y cooperadores. Si estos momentos se vuelven tensos y los padres los usan para reclamar, dirigir o criticar, la relación se deteriora y los hijos comienzan a buscar excusas para desligarse de ellos o participan enojados, procurando cumplir rápido la tarea para irse.

      Con mi hija tuvimos algunos momentos espontáneos de ser equipo a fin de lograr que su hermano se apurara. De hecho, observo que en ocasiones asume un rol importante de apoyo. También trabajó para mí (remuneradamente) realizando un trabajo de búsqueda de actualizaciones en ciertos temas que me interesaban, lo que nos dio la oportunidad de ser equipo coordinando los temas.

      Con mi hijo, noto que en general tenemos pocos momentos de este tipo; no obstante, esta semana lo ayudé a cuidar a su mascota y preparamos juntos algunas cosas para el colegio.

      d) Interacciones de distensión

      Son los momentos en que padres e hijos hacen juntos algo que los relaja, los distrae y entretiene; por ejemplo, ver una película, participar de un juego familiar, ver videos chistosos en internet, jugar a la pelota, etc. Estas instancias generan de manera espontánea sentimientos de cercanía y agrado, aumentan las ganas de estar juntos y atenúan los conflictos o dificultades pendientes. Algunos padres fomentan poco estas valiosas oportunidades de cercanía o se excluyen de ellas. Sin embargo, son altamente favorables para la relación con los hijos, por lo que vale la pena vencer el desgano, la seriedad, el estar tan ocupados y el cansancio para generar, participar y disfrutar de estos espacios.

      Al hacer este ejercicio, observé que esta semana tuve con mi hijo menos momentos de diversión que lo habitual. Es frecuente que pasemos algún tiempo jugando a algún juego de mesa. Así que pienso que esta semana quedé al debe con diversión. Solamente vimos algunos videos divertidos de la hermana mayor, ya casada, que nos hicieron reír.

      Con mi hija, pasamos momentos divertidos observando, comentando y riéndonos de los jugueteos de su gatita. También salimos a comprar algo que necesitaba y vimos una película con el papá y su pololo.

      e) Interacciones de conversación

      Son los momentos en que padres e hijos hablan sobre algún tema, ya sea de índole general o personal, en relación con ellos o terceros. Por ejemplo, cuando los padres preguntan por el día, cuando conversan de la prima accidentada, sobre planificar unas vacaciones o asuntos domésticos. Permite conocer aspectos del otro y de acuerdo a su nivel de profundidad, conectar con sus pensamientos y sentimientos. Habitualmente los padres usan estos momentos para recopilar información y dar dirección a sus hijos, lo que pudiera causar en ellos una tendencia a poner barreras. Sin embargo, existen estrategias para favorecer estos espacios, preguntando de maneras adecuadas y expresando las ideas de un modo que no genere interferencia. Los padres pueden sacar más partido a estos momentos desarrollando sus propias habilidades comunicacionales y siendo más sutiles al tratar de saber más sobre los hijos o cuando quieren transmitir enseñanzas.

      Con mi hija mayor, tuvimos muchos momentos de conversación sobre la familia, su pasantía presente y la que sigue, su relación de pololeo, su gatita, la logística de la casa, los sermones de su iglesia y la mía y otras cosas varias. Con mi hijo conversamos cada día acerca de su jornada escolar y también acerca de sus actividades de interés, como su reunión de scout y el campamento que viene, me mostró sus nuevos trucos de magia y a veces me contó el secreto que escondían.

      f) Interacciones de intimidad

      Son los momentos en los que los padres e hijos se comunican íntimamente. Pueden comunicarse de manera hablada o simplemente estando juntos; pero implica necesariamente una conexión profunda que sólo se logra al compartir sentimientos muy íntimos. Por ejemplo, cuando hablan de sus temores, de sus inseguridades o conflictos más profundos, cuando expresan una honda necesidad o cuando se dan un abrazo genuino lleno de amor. Esta interacción requiere madurez emocional, entrega y varias habilidades interpersonales, que no siempre se han desarrollado adecuadamente. Este tipo de acontecimientos de tanto valor es menos frecuente y requiere de tiempo en los otros tipos de interacción para un avance en escala hasta niveles más profundos. Su presencia en la relación padre–hijo aporta el verdadero conocimiento del uno y del otro y permite experimentar un auténtico sentimiento de llenura y plenitud con otro ser humano. Los padres son los encargados y responsables de favorecer que este nivel se alcance, puesto que los hijos no han desarrollado aún todas sus habilidades interpersonales.

      Esta semana tuvimos bellos momentos de cercanía con mi hija. Hubo un par de veces en que me compartió algunos sentimientos personales, le di besitos de despedida algunos días y, en una

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