Las Celebraciones Dominicales en ausencia de presbítero. Varios autores

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Las Celebraciones Dominicales en ausencia de presbítero - Varios autores Dossiers CPL

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      En todo caso, conviene que siga un momento de silencio para meditar la Palabra de Dios.

      18. A continuación, todos, de pie, recitan el Símbolo nicenoconstantinopolitano o el «de los Apóstoles».

      19. Después se tiene la oración de los fieles, que el ministro dirige desde su lugar o desde el ambón. Pueden utilizarse los esquemas propuestos más adelante o en el libro de La oración de los fieles, o preparados para la celebración. En todo caso, la plegaria se desarrollará según la serie establecida de las intenciones.43 No se omitan las intenciones propuestas por el obispo o el párroco, y pídase con frecuencia por las vocaciones al orden sagrado.

      C) Acción de gracias

      20. Después de la plegaria universal puede tener lugar una acción de gracias, con la cual los fieles exaltan la bondad de Dios y su misericordia. Esta acción de gracias puede hacerse de dos maneras:

      a) Como simple acción de gracias con un salmo, por ejemplo, los salmos 99, 102, 117, 135, 137, 150; o con un himno o cántico, como el Magníficat; o con una plegaria litánica, que el ministro dice con los demás vuelto al altar, estando todos de pie.

      b) Como acto de adoración a la santísima Eucaristía, antes del Padrenuestro, como luego se dirá.

      21. En todo caso, la acción de gracias no debe tener la forma de una plegaria eucarística. Los textos del prefacio y de las plegarias eucarísticas contenidos en el Misal no pueden usarse.

      D) Rito de la comunión

      22. Terminadas la oración de los fieles y la acción de gracias, si ha tenido lugar, se extienden los corporales sobre el altar. El ministro se acerca al tabernáculo y toma el copón con la santísima Eucaristía, lo pone sobre los corporales y hace una genuflexión.

      23. A continuación, si antes no ha tenido lugar la acción de gracias, arrodillado juntamente con los fieles, canta un himno eucarístico, o un salmo, o recita una plegaria litánica dirigida a Cristo presente en la Eucaristía.

      24. Acabado el canto o la recitación, si ha tenido lugar, el ministro, de pie, invita a recitar o cantar el Padrenuestro, que recita o canta toda la asamblea.

      25. Después, si lo juzga oportuno, invita a los fieles a darse la paz con estas o parecidas palabras: «Daos fraternalmente la paz». Y todos se dan la paz del modo acostumbrado.

      26. A continuación, el ministro abre el copón, hace genuflexión y muestra el pan eucarístico a todos, diciendo: «Este es el Cordero etc.». Todos dicen: «Señor, no soy digno...». Si el ministro comulga, dice en voz baja: «El Cuerpo de Cristo me guarde para la vida eterna», y con reverencia toma él mismo el Sacramento.

      Acercándose a los que van a comulgar, teniendo la hostia un poco elevada, se la muestra a cada uno, diciéndole: «El Cuerpo de Cristo». El que comulga responde: «Amén», y recibe el Sacramento.

      27. Mientras tanto, se puede cantar un canto de comunión.

      28. Terminada la distribución de la comunión, el ministro, vuelto al altar, recoge las partículas sobrantes en el copón y se purifica los dedos si es necesario. Después guarda el Sacramento en el tabernáculo, hace una genuflexión y vuelve a su lugar.

      Entonces, si se juzga conveniente, se puede observar un breve tiempo de silencio.

      29. También puede hacerse la acción de gracias, si no se hizo después de la oración de los fieles o antes del Padrenuestro. Para la acción de gracias se puede usar cualquiera de los cantos de alabanza, salmos o himnos o letanías que se usan con este fin.

      30. A continuación del silencio sagrado o de la acción de gracias, si ha tenido lugar en este momento, el ministro invita a los presentes a orar y dice la oración después de la comunión del día.

      F) Despedida

      31. Terminada la oración después de la comunión, se dan los avisos y las noticias que afectan a la vida parroquial o diocesana. Puede también advertirse la finalidad de la colecta, si se hace, para realizarla a la salida.

      32. Si parece oportuno, puede hacerse en este momento un canto en honor de la Virgen María.

      33. Finalmente, el ministro, si es diácono, vuelto al pueblo lo saluda y bendice con la fórmula propia. Si es laico, pide la bendición de Dios y se santigua, diciendo: «El Señor nos bendiga, etc.».

      Entonces, hecha la debida reverencia, el ministro se retira.

      RESOLUCIONES Y MENSAJE DEL CONCILIO PROVINCIAL TARRACONENSE

      (Conferencia Episcopal Tarraconense, 4 junio 1995)

      65. El Concilio recomienda que se haga un esfuerzo para coordinar los horarios y el número de las celebraciones, en función de las necesidades de los fieles, del número de presbíteros y de la calidad de las celebraciones. Se tendrá cuidado de no suprimir la Eucaristía en los pueblos pequeños, aunque para ello se tenga que reducir el número de celebraciones en las grandes ciudades. Si el número de presbíteros no permite asegurar de ninguna manera la asamblea dominical eucarística a todas las comunidades, el obispo de cada Iglesia, con su presbiterio, estudiará la conveniencia de aplicar el Directorio para las Celebraciones dominicales en ausencia del presbítero.

      INSTRUCCIÓN SOBRE ALGUNAS CUESTIONES ACERCA DE LA COLABORACIÓN DE LOS FIELES LAICOS EN EL SAGRADO MINISTERIO DE LOS SACERDOTES

      (Juan Pablo II, 13 agosto 1997)

      Artículo 7

      Las Celebraciones dominicales en ausencia de presbítero

      § 1. En algunos lugares, las celebraciones dominicales (cf. CIC, can. 1248, § 2) son guiadas, por la falta de presbíteros o diáconos, por fieles no ordenados. Este servicio, válido cuanto delicado, es desarrollado según el espíritu y las normas específicas emanadas en mérito por la competente Autoridad eclesiástica.44 Para animar las mencionadas celebraciones el fiel no ordenado deberá tener un especial mandato del obispo, el cual pondrá atención en dar las oportunas indicaciones acerca de la duración, lugar, las condiciones y el presbítero responsable.

      § 2. Tales celebraciones, cuyos textos deben ser los aprobados por la competente Autoridad eclesiástica, se configuran siempre como soluciones temporales.45 Está prohibido inserir en su estructura elementos propios de la liturgia sacrificial, sobre todo la plegaria eucarística, aunque sea en forma narrativa, para no engendrar errores en la mente de los fieles.46 A tal fin debe ser siempre recordado a quienes toman parte en ellas que tales celebraciones no sustituyen al Sacrificio eucarístico y que el precepto festivo se cumple solamente participando a la santa misa.47 En tales casos, allí donde las distancias o las condiciones físicas lo permitan, los fieles deben ser estimulados y ayudados todo el posible para cumplir con el precepto.

      CARTA APOSTÓLICA «DIES DOMINI»

      AL EPISCOPADO, AL CLERO Y A LOS FIELES SOBRE LA SANTIFICACIÓN DEL DOMINGO

      (Juan Pablo II, 31 mayo 1998)

      Asambleas dominicales sin sacerdote

      53. Está el problema de las parroquias que no pueden disponer del ministerio de un sacerdote que celebre la Eucaristía dominical. Esto ocurre frecuentemente en las Iglesias jóvenes, en las que un solo sacerdote tiene la responsabilidad pastoral de los fieles dispersos

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