El erotismo y su sombra. Enrique Carpintero
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4º) La familia como base para la transmisión de la herencia y la continuidad de la línea familiar impone el sometimiento y la doble moral a la mujer para asegurar la certeza de sus herederos: madre cierta, padre incierto. Este lema, a partir del análisis de filiación por el ADN, ha quedado caduco ya que permite identificar con absoluta precisión quiénes son los padres. Este hecho adquiere una gran importancia por los efectos imaginarios y simbólicos en el conjunto de la sociedad.
5º) Es a partir de lo desarrollado anteriormente que los movimientos feministas y de gays y lesbianas adquieren una gran fuerzasocial y política. Los estudios de género y de la teoría feminista denuncian a la familia patriarcal como ámbito de dominación masculina a partir de un orden construido desde un sistema sexual binarista y jerárquico: mujeres/femeninas/inferiores y hombres/masculinos/superiores. Desde esta perspectiva ponen en evidencia las relaciones de poder, las jerarquías por edad y sexo, la división sexual del trabajo y la reproducción estereotipada de género en el proceso de socialización.
6º) Los movimientos de gays y lesbianas refuerzan su lucha contra la discriminación e inferiorización de toda orientación sexual disidente del modelo heteronormativo: travestis, gays, lesbianas, transgéneros, transexuales, intersexuales y bisexuales. La discusión sobre el matrimonio de gays y lesbianas y su derecho a adoptar se ha transformado en un hecho social y político que cuestiona la familia patriarcal y su fundamento basado en el derecho natural. Al desplazar la norma del matrimonio heterosexual inaugura un parentesco por lazo de afinidad y no de sangre. En este sentido, lo que está en juego son las normas históricas de la relación entre los sujetos a partir de cómo se constituyen el género y la sexualidad, en tanto éstas ya no tienen que ver con un orden natural pues dependen de una elección política.
La fotografía digital
Con la aparición de la cámara digital el acto de sacar fotografías ha cambiado. Si en la era pre-digital se tenía una cámara por familia, la cual se utilizaba para acontecimientos importantes, hoy todos tienen dispositivos que permiten tomar fotos que son usados para registrar diferentes momentos de la vida. De esta manera se redefinen los límites de lo que es fotografiable. Pero es con la incorporación de la foto digital en las comunidades virtuales para ser compartidas y difundidas, donde encontramos una transformación de la cultura visual. La nueva configuración de los “usos sociales de la fotografía” en el actual contexto tecnológico, social y cultural devienen en la integración de la imagen fotográfica en un conjunto de prácticas comunitarias propias de la denominada cultura digital. En el álbum familiar sólo tenían acceso los conocidos, hoy la posibilidad de archivar imágenes en el ciberespacio permite que puedan acceder familiares, amigos y conocidos, pero también personas que no conocemos. En este sentido la fotografía digital ya no sólo existe para retratar a la familia. Sin embargo, en aquellos que suben las fotos a las redes virtuales, podemos observar un esfuerzo para “integrarse a un grupo reafirmando el sentimiento que se tiene de si mismo y de su unidad”, al ampliar el límite de lo posible que nos señalaba la cámara pre-digital. Su resultado es el desarrollo de una cultura digital que recién se está definiendo. Algo similar a lo que ocurre con la multiplicidad de organizaciones familiares que aparecen como alternativa a la familia nuclear.
En una caja guardo, en pequeños álbumes, las fotos de diferentes épocas de mi vida. Allí están las que heredé de mis padres y las de mi propia familia. Este proceso acumulativo, que permite narrar mi historia personal y familiar, fue interrumpido hace varios años por la cámara digital. Ahora las fotos se encuentran archivadas en documentos de mi computadora. A las que fui sacando se les agrega las que envían regularmente mis amigos por e-mail. Cuando quiero buscar alguna debo reconocer que me resulta difícil encontrarla y cuando la encuentro, la gran cantidad de fotos que repiten las mismas situaciones me lleva a decirme que algún día tengo que hacer una selección. Evidentemente debe ser una decisión difícil ya que nunca la hago.
Observo una foto que está en mi biblioteca. Allí aparece mi hijo sentado en una silla, detrás mi esposa y yo parados; adelante, sentados en el suelo, mis dos sobrinos. Todos estamos vestidos con ropa informal y sonreímos. La cámara captura ese instante donde todos queremos trasmitir la alegría de ese momento. No hay ninguna manifestación de trascendencia. Sólo el fluir de la vida que la cámara detiene para el recuerdo. Sin embargo, marca una época de ruptura con el orden familiar que mostraba la foto de mis abuelos.
Decíamos, al inicio del capítulo, que vivimos una etapa de transición en la búsqueda de nuevas organizaciones familiares. Conjuntamente con la familia patriarcal moderna conviven otras formas familiares que necesitan encontrar un nuevo orden imaginario y simbólico en la cultura. La crisis de la novela familiar freudiana nos lleva como psicoanalistas a reconocer la necesidad de desarrollar los instrumentos teóricos y clínicos que puedan responder a las transformaciones actuales de la familia las cuales devienen en diferentes configuraciones psíquicas.
1. Bordieu, Pierre, La fotografía: un arte digital, introducción de Tununa Mercado, editorial Nueva imagen, México, 1979.
2. Engels, Federico, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, obras escogidas, editorial el Progreso, Moscú, 1981.
3. Castell, Manuel, La era de la información, volumen III, El poder de la identidad, Siglo XXI editores, México, 2000.
4. Miguez, J. Eduardo, “Familias de clase media: la formación de un modelo.”, en Historia de la vida privada en la Argentina. La Argentina plural: 1870-1930, editorial Taurus, Buenos Aires, 1999.
5. Este tema lo vamos a desarrollar en el capítulo 12: “La crisis del mito de Edipo patriarcal”.
6. Leer Parte II.
7. “Único entre los psicólogos de su época, Freud inventa entonces una estructura psíquica del parentesco que inscribe el deseo sexual -vale decir la libido o el eros- en el corazón de la doble ley de alianza y la filiación. Priva así a la vida orgánica de su monopolio de la actividad psíquica y diferencia el deseo sexual -expresado por la palabra- de las prácticas carnales de la sexualidad, de las cuales se ocupan los sexólogos… La palabra libido, que significa “deseo” en latín, era utilizada por los sexólogos de fines del siglo XIX para designar una energía propia del instinto sexual (libido sexualis). Freud la retomó para aludir a la manifestación de la pulsión sexual y, por extensión, a la sexualidad humana en general, diferenciada de la genitalidad (orgánica). En Freud eros designa el amor en el sentido griego y la pulsión de vida.” Roudinesco, Élisabeth, La familia en desorden, editorial Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2010.
Capitulo 6
La pareja: esa despareja
El amor debe ser gobernado por el arte
Ovidio
El derecho natural se entiende como una realidad abstracta que, en el plano ontológico, le antecede a todo derecho positivo y que es válido independientemente del derecho ejercido por la costumbre y la voluntad humana. Es sobre la base de este derecho que el poder sostiene la familia “natural” como una representación