Sistema nervioso y osteopatía. Danie Dierlmeier

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Sistema nervioso y osteopatía - Danie Dierlmeier Medicina

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       Bibliografía

       Índice alfabético

       SECCIÓN I

       Los fundamentos

       1 Introducción

       2 Sistema nervioso central

       3 Sistema nervioso vegetativo

       4 Mecanismos patológicos

       5 Exploración neurológica

       6 Tratamiento

       1 Introducción

      El sistema nervioso, con sus muchos millones de neuronas, es una estructura sumamente compleja. Para poder «comprenderlo», es necesario aplicar una clasificación sistemática precisa. Las posibilidades presentadas constituyen una reducción de la complejidad natural de este sistema para ayudar al lector a acceder más fácilmente al diagnóstico, el tratamiento y la integración del sistema nervioso.

      De forma tradicional, el sistema nervioso se clasifica en función de su localización: sistema nervioso central (SNC) y sistema nervioso periférico (SNP). En el SNC se engloban esencialmente el encéfalo y la médula espinal, con los correspondientes nervios espinales o raquídeos. La frontera ficticia está formada por la cubierta ósea (cráneo y conducto vertebral). Todo lo que se sitúa fuera del cráneo óseo o del conducto vertebral se denomina SNP. Esto abarca a los plexos nerviosos (p. ej., el plexo cervical), los nervios periféricos clásicos (p. ej., el nervio femoral), así como los pares craneales a partir del punto que emergen del hueso craneal (p. ej., el nervio trigémino). En función de dónde se sitúa una lesión, se producen diferentes signos clínicos. Mediante la exploración, el terapeuta puede averiguar con facilidad y rapidez si se trata de una lesión de la porción central o periférica del sistema nervioso (capítulo 5).

      El sistema nervioso se clasifica, además, según su función. El sistema nervioso voluntario, también denominado sistema nervioso somático, posee una parte central y una periférica. Inerva exclusivamente la musculatura estriada, a la que otorga un tono específico. A través de numerosos receptores,

      recibe las informaciones de los receptores del aparato locomotor. Entre ellos se encuentran los receptores de las cápsulas articulares, los receptores de músculos y tendones, los receptores cutáneos y los receptores de temperatura. La función del sistema nervioso voluntario reside en el control voluntario (e involuntario) del aparato locomotor. Entre sus funciones también se encuentran el desarrollo de posturas de protección corporal y las compensaciones.

      El sistema nervioso vegetativo (autónomo o involuntario) se forma evolutivamente en estadios más precoces, por lo que está menos diferenciado. También posee una porción central y una periférica. Controla los órganos del organismo, y de ellos recibe aferencias informativas. El sistema nervioso vegetativo es mucho más resistente y se ve afectado con menor frecuencia por patologías.

      En caso de que, en la exploración de un paciente, se observen lesiones en el sistema nervioso voluntario y en el involuntario, han de considerarse más relevantes las lesiones del sistema nervioso involuntario (capítulo 3).

      Entre los tejidos conductores del impulso nervioso se encuentran las prolongaciones de las neuronas, denominadas axón y dendritas. Estos tejidos conductores constituyen la mitad del nervio; la otra mitad del nervio la forman otros tejidos, como el tejido de apoyo. Al igual que en otros tejidos de sostén, estos tejidos de apoyo son en su mayoría colágeno, y proporcionan al nervio una capacidad de carga mecánica muy elevada. Los estudios en cadáveres demuestran la gran resistencia de los nervios; por ejemplo, el nervio ciático ha soportado una carga de 115 kg antes de romperse [5]. Por lo tanto, el tejido de apoyo puede absorber fuerzas enormes.

      A la par, el sistema nervioso ha de ser muy elástico para poder cumplir con la función de movimiento del sistema esquelético. Solo para flexionar el brazo, es necesario que el nervio cubital rodee todo el codo. Durante una intervención quirúrgica en un paciente en decúbito prono, Cavafy [6] pudo estirar el nervio ciático 15,7 cm por encima de la superficie cutánea. Esto demuestra la impresionante capacidad de despliegue del sistema nervioso. El aumento de longitud se debe a las propiedades del colágeno, que se dispone en pliegues y se expande durante una extensión. En este hecho se fundamenta la propensión a las lesiones. La formación de puentes (de hidrógeno y sulfato) impide el despliegue y, por tanto, la movilidad del nervio. En consecuencia, en estos casos, el terapeuta ha de restaurar la movilidad para evitar más daños (véase el apartado «Mecánica neural» en el capítulo 4).

       2 Sistema nervioso central

      El sistema nervioso central, que consta del encéfalo y la médula espinal, está mucho mejor protegido frente a lesiones que el sistema nervioso periférico. El encéfalo está rodeado por el cráneo óseo, mientras que la médula espinal está envuelta por la columna vertebral ósea.

      Las vértebras de la columna vertebral, colocadas una encima de otra, coincidiendo en su agujero vertebral, forman el denominado conducto vertebral. En la figura 2.1, se muestra la posición y la clasificación de los segmentos de la médula espinal en el conducto vertebral.

      En los diferentes segmentos de la columna, el conducto vertebral presenta distintas formas y diámetros. Esto se debe, por un lado, a los distintos grados de movilidad de cada una de las regiones y, por otro, a los diversos diámetros de la médula espinal (figura 2.2):

      • El conducto vertebral en la zona de la columna cervical (CC) posee una luz especialmente amplia. Esto se debe, por ejemplo, al hecho de que, en esta zona, la médula espinal es compacta y aún dispone de todas las vías nerviosas.

      Figura 2.2. Diámetro del

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