Sistema nervioso y osteopatía. Danie Dierlmeier

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Sistema nervioso y osteopatía - Danie Dierlmeier Medicina

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      Figura 2.1. Posición y clasificación de los segmentos de la médula espinal en relación con el conducto vertebral (en visión lateral derecha) [23].

      • Hacia la columna dorsal (CD), el conducto vertebral se estrecha.

      • A nivel de la columna lumbar (CL), el conducto vuelve a ensancharse o, al menos, se mantiene igual de ancho.

      Por su parte, la médula espinal también se ensancha a nivel de la CC y de la CL, y forma las denominadas intumescencias, o engrosamientos. La intumescencia cervical se extiende desde C1 hasta D1, mientras que la intumescencia lumbar abarca de D10 a L2. Las intumescencias se forman por la salida masiva de vías para la inervación de las extremidades. A estos niveles, los nervios que emergen por estas vías se encuentran más o menos rodeados de mielina, por lo que requieren un mayor espacio.

      La gran movilidad de las extremidades exige una mayor ductilidad en la CC y la CL, en comparación con la CD (véase el apartado «Alteraciones del conducto espinal en movimiento» en el capítulo 4). En estas regiones, el sistema nervioso ha de disponer de mucha más movilidad.

      • Apunte osteopático

      Las lesiones vertebrales y de los discos intervertebrales, así como las limitaciones de la movilidad del sistema nervioso que frecuentemente las acompañan, tienen una mayor repercusión en la zona de la columna cervical (CC) y la columna lumbar (CL) que en la columna dorsal (CD). Es imprescindible que, en caso de lesión de un nervio, el terapeuta controle posibles lesiones en el correspondiente segmento vertebral y elimine los probables bloqueos vertebrales para volver a restituir la capacidad de deslizamiento del nervio.

      A nivel del agujero magno (foramen magnum), el encéfalo deviene en médula espinal compacta. La transición entre el encéfalo y la médula espinal se denomina bulbo raquídeo (médula oblongada u oblonga). El bulbo raquídeo se encuentra aproximadamente a la altura de la región de occipucio-atlas-axis (región OAA). Esta región merece una atención especial, ya que a este nivel se sitúan el centro circulatorio y algunos de los núcleos de los pares craneales.

      En el adulto, la médula espinal no ocupa toda la longitud del conducto vertebral. En cambio, en el lactante, la longitud del conducto vertebral todavía se corresponde aproximadamente con la de la médula espinal (figura 2.3). El motivo es que, en los primeros años de vida, la columna vertebral ósea crece más rápidamente que la médula espinal. Esto da la apariencia de que la médula espinal sube por el conducto vertebral, el denominado ascenso de la médula espinal.

      Figura 2.3. Proyección de la médula espinal y del saco dural en la columna vertebral, que depende de la edad y de la constitución (visión ventral).

      La médula espinal compacta termina, de promedio, a la altura del disco L1/L2 con el denominado cono medular. A partir de esta altura, en el conducto vertebral solo se encuentran las fibras terminales que, en conjunto, se conocen como cauda equina (figura 2.4). De ello resulta que solo en unos cuantos niveles se produce una salida horizontal del nervio raquídeo de la médula espinal para llegar al correspondiente agujero intervertebral. Por ejemplo, la médula espinal de S1 se sitúa aproximadamente a la altura de D9/D10; por lo tanto, la raíz de S1 ha de recorrer un trayecto considerable por el conducto vertebral para llegar al primer agujero sacro [13].

      Figura 2.4. Cauda equina en el conducto vertebral (vista dorsal) [24].

      • Apunte osteopático

      Debido al recorrido de las fibras nerviosas, una hernia discal (prolapso de un disco intervertebral) no afecta las fibras situadas por encima de la misma. Por ejemplo, una hernia lateral entre L4 y L5 afecta el quinto nervio lumbar, pero no el cuarto; una hernia lateral situada entre L5 y S1 solo afecta el primer nervio sacro, pero no el quinto nervio lumbar [19].

      Un segmento de la médula espinal se subdivide en sustancia blanca y sustancia gris (figura 2.5). La sustancia blanca está formada por las vías ascendentes y las descendentes, que están más o menos mielinizadas y tienen un aspecto más claro. Las neuronas propiamente dichas se sitúan en la sustancia gris y forman el cuerno (o asta) ventral, dorsal y lateral.

      En el cuerno ventral, se encuentran las neuronas motoras y, en el dorsal, las sensitivas, que recogen las aferencias de la periferia. El cuerno lateral está formado por neuronas simpáticas o parasimpáticas (visceromotoras). Por ello, solo se encuentra un cuerno lateral en los segmentos de la médula espinal en los que hay porciones del sistema nervioso vegetativo (capítulo 3).

      • Apunte osteopático

      El cuerno anterior de la sustancia gris está situado muy cerca del disco intervertebral y del cuerpo de la vértebra, por lo que podría correr un gran riesgo en muchas patologías (hernia discal, aplastamiento vertebral, etc.). Sin embargo, en la realidad, ocurre justo lo contrario: se ve mucho más frecuentemente afectada la sensibilidad (véase el apartado placa del techoplaca del techoplaca alarplaca alarzona de las neuronassustancia blancacuerno dorsalzona de lasvegetativassustancia blancacuerno lateralneuronasvegetativasplaca basalcuerno ventralplaca basalplaca del suelocanal centralplaca del suelo «Relación entre la sensibilidad y la motricidad» más adelante, en este mismo capítulo).

      Figura 2.5. Médula espinal del adulto.

      El nervio espinal se forma a partir de dos raíces nerviosas: la raíz ventral (filete radicular anterior) y la raíz dorsal (filete radicular posterior; figura 2.6). En latín se denomina radix, que significa ‘raíz, rama o ramo’. En medicina, cuando se usa el término raíz, o radix, se suele entender a menudo el nervio espinal.

      En total, a derecha e izquierda salen 31 nervios espinales de la columna vertebral ósea a través de los correspondientes agujeros intervertebrales (

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