Hacia la Gran Universidad Chilena. Arnoldo Hax

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Hacia la Gran Universidad Chilena - Arnoldo Hax

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isla británica.

      De hecho, resulta sorprendente para un analista extranjero apreciar cómo dentro de los Estados Unidos el mayor reconocimiento de que gozan sus universidades líderes se basa en la experiencia que estas les han brindado a sus jóvenes en el college. Una muestra de esto es el propio libro que escribe Jonathan Cole sobre la Gran Universidad Americana, donde señala que con él intenta suplir un vacío de información hacia el gran público de Estados Unidos27, el que nítidamente destaca la experiencia del college (pregrado) como su faceta más reconocida. Otra demostración práctica de este nivel de adhesión son las donaciones que sus egresados hacen a la institución que los formó, donde se destacan los aportes al college, que financian sus programas de becas, las cátedras de sus profesores o las inversiones en el desarrollo de su infraestructura28.

      Las experiencias más interesantes de innovación académica que se han llevado adelante durante la última década en diferentes instituciones de educación superior, tanto europeas como de Oceanía, Asia y también Sudamérica, se han fundado en este modelo. Con ello nos estamos refiriendo a aquellas realizadas por la Universidad Nacional de Singapur (2000), la Universidad de Melbourne en Australia (2007), el Utrecht University College en Holanda (2009) y el College de la Pontificia Universidad Católica de Chile (2009).

      A propósito de esta aproximación hacia el modelo del pregrado en Estados Unidos, nos entrevistamos con Deborah Fitzgerald, Decana de la Facultad de Ciencias Sociales del Massachusetts Institute of Technology (MIT), que nos entregó un testimonio muy elocuente:

       “Mis colegas de Asia, específicamente aquellos de los reconocidos centros tecnológicos de la India, me manifestaban la pérdida de prestigio que estaban teniendo sus instituciones. A pesar del alto nivel de suficiencia que alcanzaban sus estudiantes en ciencias y matemáticas, estos no eran capaces de abordar problemas relacionados con el comportamiento humano. Los problemas que ellos deben enfrentar después de su formación universitaria, en la India o el MIT, no serán nunca solo técnicos, sino que estarán enraizados en la complejidad humana. Por lo tanto, si no son capaces de lidiar con ellos, o llegan a pensar que no son parte de sus problemas, estaremos todos en grandes dificultades; por eso es tan importante. Por eso han venido nuevamente a nosotros a pedirnos ayuda y a estudiar nuestro modelo formativo” 29 .

      Los recientes cambios estructurales que el sistema de educación superior europeo ha llevado adelante desde 1998, con el inicio del llamado “Proceso de Boloña”30, de alguna forma son también consecuencia de la pérdida de competitividad de sus instituciones con respecto a las de Estados Unidos. En Asia, la incorporación de alianzas estratégicas, como el caso de Singapur con el MIT, o el testimonio que nos entregaba la Decana Fitzgerald sobre la India, indican la prevalencia de este sistema en el panorama mundial.

      Frente a una formación universitaria como la prevaleciente en Estados Unidos —basada en ciclos más breves, que en una etapa temprana combina contenidos de formación general con múltiples alternativas de áreas o disciplinas en la cual enfocar los estudios, y un posgrado que se concentra en contenidos de formación especializada—, en Latinoamérica seguimos manteniendo el formato de extensas carreras profesionales, saturadas de contenidos que rápidamente quedan obsoletos, que poco o nada dicen de las expectativas de los estudiantes, ni de lo que esperan recibir los empleadores31 y la sociedad en general. Este desafío no es de importancia menor, ya que las oportunidades en este siglo premiarán a quienes se hayan preparado para desempeñarse ética y profesionalmente en un mundo dinámico, abierto y cambiante, que requiere de la activa participación de sus ciudadanos en los nuevos procesos de desarrollo global.

      En su libro, Cole argumenta que aunque la transmisión del conocimiento es la misión central de la Universidad, esta no sería la característica que ha hecho a las instituciones de los Estados Unidos las líderes en el panorama mundial. Hay que agregar, como el elemento distintivo, la creación misma del conocimiento:

       “Somos las más grandes, porque nuestras mejores universidades producen, en una altísima proporción, el más importante conocimiento básico y la investigación práctica del mundo. Es la calidad de lo que produce su investigación, y su sistema de formación de jóvenes para que lleguen a ser también líderes científicos y expertos en sus propios campos lo que nos distingue y provoca la envidia del mundo. Y esto en todas las disciplinas, desde las ciencias e ingeniería, hasta las ciencias sociales y las humanidades” 32 .

      Releyendo estas dos citas, una referida al pregrado y la formación integral (ciencias y humanidades) y la otra al posgrado y la productividad en investigación en las universidades líderes de los Estados Unidos, podemos legítimamente preguntarnos: ¿Es lo uno o lo otro, la formación del college o la generación de conocimiento y el posgrado, lo que distingue y potencia a la universidad de los Estados Unidos? ¿Pueden separarse estas dos dimensiones o son las caras complementarias de una misma realidad? Abordaremos ambas dimensiones, de manera que el lector pueda sacar sus propias conclusiones, aunque anticipamos que nosotros vemos que en la Gran Universidad ambas se complementan inseparablemente.

      Tal como lo destaca Keller en su libro sobre las reformas del college de Harvard33, los cambios curriculares son la expresión más visible de cómo una institución se adapta a las condiciones de la sociedad. Los académicos invierten muchísimo tiempo y energía en aquello, ya que les ofrece un marco adecuado para debatir temáticas más complejas y fundamentales, que de otra manera resultan muy elusivas. Aquí debaten, en un terreno conocido por ellos, sobre sus valores e ideas más arraigados y avanzan luego sobre ciertos acuerdos y compromisos que serán puestos en práctica. Para entender adecuadamente los alcances de una reforma curricular, hay que mirar no solo el producto final, sino también entender por qué se inicia este proceso, captar los principales asuntos en contienda, las formas en que se alcanzaron los resultados y qué se espera en definitiva lograr.

      Invitamos entonces al lector a acompañarnos en este recorrido por los procesos más trascendentes de reforma de los programas de pregrado (college) en la Gran Universidad de Estados Unidos, ya que estos nos proveen de un material muy rico sobre el alcance de los temas académicos en debate. Un currículum según Keller, es mucho más que un mero arreglo institucional que mantiene ligado un conjunto disperso de materias. Es también una declaración de principios de los académicos, en una institución en particular, incluso de una generación, en relación a lo que consideran debiera ser el carácter, los fines y objetivos de este nivel educativo en este tiempo y lugar.

      ¿Por qué importa la experiencia de Estados Unidos y en particular Massachusetts?

      En el contexto de este libro, que se ocupa de explorar el camino hacia la Gran Universidad Chilena, surgirá con nitidez el aprendizaje que nos aporta el estudiar la experiencia de los Estados Unidos y más particularmente del estado de Massachusetts. Un campo de experimentación este último en el que se desarrollan dos de las instituciones universitarias más paradigmáticas del mundo: Harvard y MIT, de las cuales sin duda hay mucho que aprender. Son más de trescientos años de trayectoria y liderazgo en el caso de la primera, nacida como un college a poco de llegados los inmigrantes a las nuevas tierras americanas, y ciento cincuenta años de un impactante desarrollo en el caso de la segunda, desde su nacimiento como una Land-Grant University en el mismo estado. A este respecto, Clark Kerr, el reconocido rector y creador del Sistema de la Universidad de California, señalaba:

       “Puede que alguno necesite conocer todo sobre cada College y Universidad, pero sólo sobre Harvard […y MIT, agregamos], todos debieran saber algo” 34 .

      Tal vez las aprensiones puedan ir en el sentido contrario: que estas instituciones están tan adelante, manejan tantos recursos y capacidades, que tal vez lleguen a ser irrelevantes en un contexto y cultura tan diferentes como los nuestros. Esperamos, por el contrario,

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