Hacia la Gran Universidad Chilena. Arnoldo Hax

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por ellas y las opciones que nos ponen por delante.

      Adicionalmente, conviene destacar que con respecto a estas dos instituciones estamos viviendo un tiempo de excepción. Tanto Harvard como MIT, han constituido de manera muy reciente comisiones y grupos de trabajo que han enfrentado el desafío de evaluar sus programas en profundidad e introducir reformas en ellos, generando un análisis crítico, reportes y recomendaciones de tremendo valor que están ahora a nuestra disposición. Asimismo, las valiosas fuentes de archivos a las que tuvimos acceso, las publicaciones correspondientes a cada período y sobre todo un conjunto de entrevistas con los actores más relevantes de estos procesos, nos han permitido explorar la experiencia acumulada por estos referentes y, al mismo tiempo, poner de relieve lo oportuno que resulta contrastar nuestro sistema con las nuevas acciones que estas emblemáticas instituciones, conscientes de los desafíos de este tiempo, están llevando adelante.

      La ruta histórica de la Gran Universidad de Estados Unidos

      Para adentrarnos con mayor familiaridad en estos temas, conviene conocer, aunque sea brevemente, los hitos principales en la historia del sistema de educación superior de los Estados Unidos. Como todo hecho de gran repercusión social y cultural, las causas u origen de sus manifestaciones contemporáneas muchas veces hunden sus raíces en su propia historia y en la del contexto que las afecta, y el sistema universitario de los Estados Unidos es un claro testimonio de aquello.

      Con el siguiente esquema (FIGURA 3-1), describimos de manera resumida lo que a nuestro juicio ha sido su trayectoria histórica. Para ello, hemos estructurado esta figura en tres ejes, que luego explicaremos en mayor detalle. El primero (centro) alude a los sistemas nacionales que en un momento determinado sirven de modelo para el sistema de Estados Unidos; el segundo (izquierda) se refiere a los principales hitos de sus políticas públicas, y el tercero (derecha) alude a las acciones que desarrollan las instituciones en particular.

      En esta figura ponemos de manifiesto la idea de evolución y cambio que ha tenido la Universidad en Estados Unidos. A la manera de “estratos geológicos”, estos se han ido acumulando en el tiempo, definiendo su actual densidad. A este respecto, en la inauguración del año académico 2013-2014 la rectora de Harvard, Drew Faust, señalaba que el sistema universitario de Estados Unidos estaba viviendo una época de “cambios sísmicos”35, aludiendo a esta idea de conformación sobre la base de placas superpuestas, las que se mueven en distintas direcciones, afectando a quienes habitan sobre ellas. Tal como escribe Bonnen en su trabajo sobre las Land-Grant Universities:

      Camino histórico de la universidad en Estados Unidos

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       “La universidad ha sobrevivido por casi un milenio creando y adaptando sus roles a los cambios fundamentales de la sociedad, en paralelo con sus propias necesidades (…) ello ha representado un desarrollo histórico y una acumulación de roles que manifiestan las maneras en que ella ha servido a la sociedad a través de los siglos (…) los contrastes entre tradición e innovación explican mucho de la historia de la universidad (…) hoy nos enfrentamos con conflictos y confusiones igualmente complejos, algunos nuevos pero muchos muy antiguos” 36 .

      Así, volviendo a la descripción de la figura, destacamos un primer momento, referido al período de la “Fundación y Ancestros” de la universidad en Estados Unidos (1636). Este nos permite reconocer la carga histórica de la tradición que traen los primeros inmigrantes y la visión que ello representa en la construcción de la universidad en el Nuevo Mundo. De ahí damos un salto de más de dos siglos37, hasta la segunda mitad del siglo XIX, período en el que dos prestigiosos historiadores ubican el nacimiento de la “Universidad Moderna” en los Estados Unidos. Por un lado el historiador inglés Arnold Toynbee señala la creación de las Land-Grants Universities (1862) como el primer y único aporte original del sistema de educación superior de Estados Unidos, mientras que su colega Samuel Morison destaca el proceso que llevó adelante el rector Charles W. Eliot en la Universidad de Harvard, como el hito que marca el inicio de esta época de grandes transformaciones (1869).

      Distinguimos luego un tercer período, marcado a fuego por los acontecimientos históricos vinculados a la Segunda Guerra Mundial, que implicó la migración de académicos y científicos alemanes hacia las universidades de los Estados Unidos, y la creación de una nueva institucionalidad vinculada a la investigación universitaria. El cuarto momento, ya más cercano al tiempo actual, se refiere al surgimiento de lo que el rector de la Universidad de California, Clark Kerr, llamó “Multiversity”. Esto es, la universidad que está llamada a responder a propósitos múltiples, entre los que se cuenta su participación como un agente activo en procesos sociales y económicos, los que en parte serían luego potenciados por el Bayh-Dole Act en el Congreso de Estados Unidos.

      Así llegamos a la situación actual, un tiempo donde a juicio de la rectora Faust, la educación superior de Estados Unidos está sometida a rápidas y dramáticas transformaciones. “Vivimos en un tiempo donde se valora que el conocimiento atienda los problemas que más presionan al mundo; cuando las tecnologías abren magnificas posibilidades, pero también crean profundas dislocaciones; cuando los procesos globales conforman cada vez más nuestras vidas y trabajo; cuando los campos tradicionales del conocimiento cambian y convergen; y cuando las expectativas públicas y sus demandas hacia la educación superior se intensifican”38.

      La realidad que hoy exhiben las instituciones líderes y su capacidad de dar respuestas efectivas a las demandas contemporáneas son fruto, como veremos en este capítulo, de procesos que se caracterizan por momentos o hechos singulares de gran impacto. Estos involucran a la sociedad como un todo, dentro y fuera del claustro universitario, y solo las ideas de excelencia, pertinencia y liderazgo permiten explicar la capacidad de transformaciones radicales que estas instituciones han tenido a lo largo de su historia.

      Fundación y ancestros

      LA FUNDACIÓN DE LA UNIVERSIDAD EN ESTADOS UNIDOS (1636)

       “Once of the next things we longed for, and looked after was to advance Learning and perpetuate it to Posterity…” 39 .

      Partimos con la misma cita con que Samuel E. Morison comienza su libro sobre la fundación de Harvard40, y termina también su texto dedicado a la celebración de sus trescientos años41. Y lo hacemos para destacar lo notable que nos resulta el hecho de que los primeros peregrinos venidos de Inglaterra fundan el nuevo college “en una colonia cuya historia no alcanzaba los diez años y una población inferior a las diez mil personas”42, otorgando prioridad decisiva a los estudios superiores en la conformación de su comunidad. Aspiraban además a replicar los mismos estándares de excelencia que ellos conocieron en su tierra de origen. Esta visión y ambición, presente ya al momento de la fundación de la institución universitaria, ha tenido luego un tremendo impacto a lo largo de toda la historia social y cultural de los Estados Unidos.

      Dos hechos de este período pueden ayudarnos a entender por qué estos inmigrantes, a poco de instalarse en las costas de América, emprendieron la aventura de fundar una universidad. El primero está referido a sus creencias y las acciones que de allí se derivan, ya que se trata de ingleses puritanos, los que mantenían dos principios orientadores, no propiamente religiosos, sino educacionales. Ellos procuraban contar con pastores para su iglesia muy bien preparados —lo que implicaba leer e interpretar las sagradas escrituras directamente de su lengua original, hebrea y griega— y con una comunidad de fe que gozara de una muy buena educación. De allí que estos esfuerzos culturales recibieran sus mayores prioridades y alcanzaran diversas manifestaciones, tales como la fundación

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