Escribir sobre una línea imaginaria. Anne-Claudine Morel
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ESPACIO, LUGAR, GEOGRAFÍA: ACLARACIONES
LA CRÍTICA LITERARIA Y EL SISTEMA EDITORIAL: UNA BARRERA Y UN SALVOCONDUCTO
CRÍTICA DE LA CRÍTICA FRANCESA: UN OLVIDO PERJUDICIAL
UNA CRÍTICA ECUATORIANA ABRUMADORA Y UN CIRCUITO EDITORIAL DEFICIENTE
DESDE LA LÍNEA IMAGINARIA DEL ECUADOR A LA CREACIÓN DE UN TERRITORIO MÍTICO
LOS PAISAJES DE LA COSTA Y LA CIUDAD INTERIOR
El procedimiento de la “incrustación”
CIUDAD ANTIGUA VERSUS CIUDAD NUEVA: UNA ESCISIÓN REVELADORA
Escribir en la línea imaginaria del Ecuador
EL COMPLEJO DE LA INVISIBILIDAD
ENTREVISTA INÉDITA CON JAVIER VÁSCONEZ (Quito, mayo de 2012)
El género de las obras
La crítica y el circuito editorial
La escritura, los lectores
Ediciones, nuevas ediciones y correcciones
El libro como objeto
El estilo
El humor, la ironía
Temática y recurrencias
La infancia, los niños
Los viajes
El doctor Kronz
Javier Vásconez y J. Vásconez: escritor y personaje
La literatura ecuatoriana
Literatura y geografía: ser un escritor ecuatoriano o un escritor “a secas”
El “país de la línea imaginaria”
Ecuatorianidad, “patria pequeña” y contribución a la identidad nacional
Proyectos, realizaciones en el futuro
II. BIBLIOGRAFÍA CRÍTICA SOBRE LA OBRA DE JAVIER VÁSCONEZ
III. OBRAS Y ARTÍCULOS GENERALES
Javier Vásconez
Una línea imaginaria y un espía, un país inventado y un escritor, la ciudad posible y su creador… estas son las coordenadas que hay que explorar para entender a Javier Vásconez, un autor frecuentemente calificado como indispensable. Obras como la suya siempre merecen un nuevo análisis: hay aspectos que han permanecido escondidos y nuevas perspectivas que solo tienen sentido si seguimos estudiando sus historias. El sino de Vásconez es ser un autor indispensable en un país invisible. Por eso, esta obra de Anne-Claudine Morel es necesaria. Su propuesta es entender a este autor y su obra desde “la geografía del país donde inscribió sus novelas y cuentos”, y acercarnos a esa línea imaginaria para ponerla en perspectiva.
Sin duda, los espacios geográficos y la naturaleza han sido una preocupación recurrente para Vásconez. El hecho de haber sido un viajero a temprana edad le ha permitido ver a su país y, sobre todo a Quito, con la distancia y el desapego de un exiliado. Tal vez, por eso, describe la ciudad casi siempre envuelta en lluvia o bruma, sin nombre; una ciudad a la que pertenece y no pertenece. La geografía, a veces muy sutilmente, marca también a los personajes y sus sentimientos. Así, en La piel del miedo, el temor nace a la sombra de un volcán, se refugia en su violencia y zigzaguea por una quebrada que es como una herida en el vientre de esa montaña. La imagen del volcán esparcida en el primer capítulo nos lleva a sentir que estamos ante una verdadera explosión a la que solo sabremos cómo hemos llegado en los restantes capítulos. Esa sombra del volcán, que es al tiempo cruel y protectora, cierra esta novela y el truncado viaje de aprendizaje del joven protagonista. En La otra muerte del doctor, el páramo es un elemento esencial que determina la forma en la que van ocurriendo los acontecimientos. La relación de Loreta y Jorge en Hoteles del silencio se desarrolla en la ciudad del volcán, pero solo se entiende a partir del periplo que hacen Loreta y su madre por los hoteles de Madrid.
En cierta manera, se podría argumentar, que la geografía potencialmente imprime su marca en todos los autores; sin embargo, lo que ocurre con Vásconez es particular: al tiempo que reflexiona sobre la línea imaginaria en la que le ha tocado nacer como persona y como escritor, va creando su propio mundo, su geografía, distante y cercana, real o posible. En ese sentido, la geografía es su memoria. No solo esa