Por el espejo. A. A. Salvatierra

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Por el espejo - A. A. Salvatierra

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llegar y tocar la puerta, Rook la abrió, dejando suficiente espacio para que solo su cabeza se asomara, tapando el resto del espacio con su cuerpo, o eso intentaba. Parecía nervioso. Cuando Kate intentó pasar para explicarle su problema, él no la dejó. Dijo que tenía compañía y que regresara al otro día. Kate intentó mirar dentro de la casa y logró ver a dos personas alrededor de una mesa en la sala. Estaban mirando hacia donde estaba ella. Curiosos. Llevaban trajes y pantalones de vestir. Uno de ellos, un hombre con pelo de color arena, ondulado y tan largo que le tapaba la mayoría de la frente, de mandíbula cuadrada, estaba fumando una pipa negra. Su acompañante, sentado frente a este, llevaba un traje azul oscuro, tenía el pelo más liso, oscuro y corto, estaba mirando a Kate con gran interés.

      Cuando Rook se dio cuenta que la mujer frente a él estaba tratando de ver a sus invitados cerró un poco más la puerta y usó su cuerpo de escudo.

      Ahora que Kate recordaba esa noche, se dio cuenta que la persona que la estaba mirando, el hombre en el traje azul, era Christopher. Entonces ¿puede ser que todo sea verdad? No, pensó ella.

      Suspirando, en señal de exasperación, le contó de esa noche a Carter. Él simplemente escuchó y no pudo evitar sonreír mientras ella contaba la parte donde él la observaba.

      Él recordaba esa noche a la perfección. Él y Nicholas, junto con Jonathon, estaban revisando la historia de la segunda guerra mundial de su realidad. Nicholas estaba fascinado por los acontecimientos y Chris por el perfil psicológico de los llamados Nazis. Cuando escucharon el tocar de la puerta, Rook se levantó sin más. Supo que solo podría ser Kate. Él ya les había contado a ambos acerca de su protegida, no paraba de hablar de ella a cada oportunidad que tenía y Carter estaba muy interesado, por cuestiones profesionales, en saber más acerca de ella. En especial después de enterarse de su madre. Cuando la vio no pudo evitar analizarla, era un gaje del oficio.

      Cuando Kate terminó su historia, Carter estaba callado, algo muy extraño en él. Sin decir palabras volteó el marco y se lo entregó a Kate. Esperando que absorbiese la imagen frente a ella.

      Era una fotografía de cuatro hombres. Tres de ellos los pudo reconocer. John, en un extremo, seguido de Carter, el otro desconocido suponía que era Nicholas y finalmente John, otra vez. No. Algo estaba mal con esa foto, pensó ella. Acercó aún más el retrato a su cara, analizándolo. El hombre era la viva imagen de Rook, con unas leves diferencias. Su pelo era más largo y completamente blanco. Llevaba gafas pequeñas con monturas transparentes y su manera de vestir era completamente diferente. Normalmente a Jonathon le gustaba vestirse con camisas de vestir y vaqueros. Este hombre vestía con un traje tweed de color marrón chocolate y un sombrero partido negro.

      -Ese, querida Miss Magnus, es Joshua Roo, mi padrino -dijo mientras señalaba a la copia de Rook.

      Ella siguió observando la foto, intentando encontrar diferencias entre los dos Rook, sin ninguna suerte. Después empezó a notar otras cosas de la foto, como por ejemplo el fondo. A primera vista parecía Londres del siglo pasado. Estaban en un puente que daba vista al Big Ben y al palacio de Buckingham. Era de noche, una leve capa de neblina cubría hasta la cintura a los hombres que posaban tranquilamente sonriendo a la cámara y que abrazaba suavemente las edificaciones detrás de ellos dando un aire de misterio a la escena.

      -Ok, vamos a decir que te creo, Carter, si John te conocía ¿Por qué no te contactó cuando vino por el espejo o portal o como se llame? -preguntó exasperada.

      -Porque él nunca vino por aquí -respondió, encogiéndose de hombros.

      -¿A qué te refieres? ¿Cómo lo sabes? -inquirió la mujer, entrecerrando los ojos en desconfianza.

      Chris sacó un aparato parecido a una tableta electrónica, un poco más pequeña y delgada, del bolsillo interior de su saco. Tocó varias veces la pantalla y se la mostró a Kate.

      -Esto es el registro del detector de señales de vida. Como puede ver, la única adición en todo el día ha sido usted, Miss Magnus -explicó señalando una lista que ocupaba una columna a la izquierda de la pantalla. Ciertamente solo mostraba el nombre del hombre frente a ella y una señal desconocida, con la hora en que ella había llegado aproximadamente.

      El resto de la pantalla mostraba unos planos, con el fondo azul eléctrico y la estructura, letras y demás anotaciones en blanco, el mismo estándar que ella usaba para sus experimentos. Mostraba una casa, que ella suponía que eran de donde estaban en este momento, pudiendo reconocer un poco el camino por donde había venido en el diagrama. Hasta ahora todo lo que había dicho el hombre parecía ser verdad, pero ella no lo quería aceptar. Por lo menos no todavía.

      -¿Estos datos no pudieron ser alterados? -preguntó, intentando atraparlo en alguna clase de engaño.

      -No. La seguridad de esta casa se conecta directamente a la central del CBI, que es donde trabajo -respondió honestamente.

      -¿CBI?

      -“Continental Bureau of Investigation” -respondió Chris en perfecto inglés -Si mi memoria no me falla, es nuestra versión de su FBI.

      -Oh ¿trabajas en el FBI? ¿haciendo qué?

      -Como le mencioné anteriormente, soy criminólogo. Mi trabajo consiste en crear perfiles de asesinos en serie o criminales que puedan considerarse un peligro para el continente, para ayudar a un equipo especializado a atraparlos con mayor facilidad.

      Kate estaba sorprendida, por decir algo y, si era sincera consigo misma, se sentía un poco intimidada ante este hombre. No es que ella se lo haría saber, nunca.

      -Impresionante e interesante -comentó, tomando un sorbo de té, dejándolo en la mesita, ya se había enfriado de todas maneras-. De acuerdo, supongamos que te creo. ¿Dónde podría estar el profesor?

      -No estoy seguro. Como le dije, nosotros no creamos la red de espejos quantum. Simplemente, aprovechamos la red ya existente -comentó Carter.

      -Y ¿cómo aseguraban que no llegaran a otro espejo u otro universo? -preguntó Kate, frotando rápidamente el dedo pulgar con el índice, un tic nervioso que tenía desde pequeña.

      -Tenemos un control, ese cristal que me mostró, es el de Sir Jonathon. Sin él, no hay manera de asegurar donde te puede enviar el espejo -explicó, señalando al bolsillo del pantalón de Kate.

      -Entiendo -contestó, palmando inconscientemente el bolsillo derecho donde estaba el cristal- ¿No hay manera de saber dónde pudo ser enviado?

      -Me temo que no. No, según mi conocimiento, de todas formas. De acuerdo con las explicaciones que ambos Rooks nos daban a Nicholas y a mi persona. Siendo que usted está aquí, la última dirección marcada fue a este mundo. Por lo tanto, podemos deducir que llegó por algún espejo de aquí.

      -Genial, solo nos queda todo un mundo de posibilidades -respondió sarcásticamente.

      Chris miró el reloj de la tableta que todavía tenía en la mano.

      -No es muy tarde, todavía podemos ir -murmuró más para sí mismo que para su acompañante.

      -Ir ¿a dónde?

      -A casa de Nicholas Marlowe, el otro hombre en la foto. Nos conocemos desde que lo transfirieron al colegio donde asistí, es de confianza. Él siempre prestó más atención que yo en las explicaciones de los Rooks, debe saber dónde están las otras entradas -explicó, colocando las palmas de las manos encima de sus rodillas, como queriendo levantarse.

      -Bueno,

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