Por el espejo. A. A. Salvatierra

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Por el espejo - A. A. Salvatierra

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en su rostro, pero decidió no presionar el asunto en ese momento. Él esperó en el umbral, con una mano extendida para asistir a Kate en su bajada del carruaje. La caballerosidad era algo a lo que Kate se podía acostumbrar, aunque en ese momento le parecía tan alienígena como el hombre a su lado.

      La entrada de la casa de Nicholas Marlowe no era muy diferente a la de Carter. El color era de una combinación entre marrón y crema, creando un color chocolate claro muy elegante. Tenía los mismos escalones que daban a una gran puerta de madera con detalles muy hermosos.

      Kate, con su brazo en el de Christopher, caminó un poco insegura hacia la casa de Nicholas. Este sintió que ella andaba perturbada y le dio una palmada suave y reaseguradora en su mano, ella lo miró y él le ofreció una sonrisa cálida, la cual calmó un poco los sentimientos negativos de la científica.

      Christopher tocó suavemente la puerta y en instantes se abrió, revelando a un pequeño robot, parecido a Fred. La única diferencia notable para Kate era el color de sus ojos: rojos.

      -Sir Carter, Miss, buenas noches. Pasen, Sir Marlowe los espera en el salón -dijo el pequeño con una voz casi humana, con un leve toque electrónico, mecánico.

      Mientras el robot los dirigía al salón, Kate se acercó a Carter, arrastrándolo un poco a su altura para poder susurrarle al oído.

      -¿Cómo sabía que veníamos? -preguntó en un susurro, mirando de reojo al androide un poco desconfiada.

      -Tiene cámaras de seguridad en la puerta, Miss Magnus, Alfred recibe la señal de vídeo y se lo muestra -respondió en voz baja, inclinándose para que la mujer pudiese escucharlo, pero al estar cerca del salón se enderezó una vez más.

      Una vez en el salón de estar, el pequeño robot se despidió con una inclinación de cabeza y se fue.

      En aquella pequeña habitación estaba sentado un hombre alto, blanco, de contextura delgada, pero con figura definida, ojos de color miel, apenas cubiertos con unos lentes de montura fina y castaño, y el pelo un poco largo hasta los hombros, un poco ondulado que le caía en la frente. Usaba unos pantalones de vestir marrones y una camisa larga color crema y, por encima, un chaleco chocolate, con un Ascot vino tinto.

      El hombre se levantó y le dio un abrazo rápido a Chris, saludándolo con mucho entusiasmo. Al ver a Kate, este simplemente sonrió y tomando delicadamente su mano derecha, besó levemente el dorso de ésta.

      -Miss, un placer, mi nombre es Nicholas Marlowe, pero puede llamarme Nick -se presentó amablemente.

      -Un placer, Mr. Marlowe, mi nombre es Kate Magnus -respondió un poco apenada por el acto de caballerosidad.

      Al escuchar el nombre de la amiga de Chris, Nick lanzó una mirada furtiva a Carter, el cual respondió con un rápido y sutil asentir de su cabeza.

      -Ah, esa Kate -interrumpió el hombre- Johnny nos hablaba mucho de usted, Miss Magnus -comentó con una sonrisa.

      -Mr. Marlowe, como podrá adivinar, esta no es una visita social.

      -Dígame Nick, por favor. En cuanto a eso, si usted está aquí, Johnny debe estar en serios problemas. Vamos a sentarnos para que me cuenten -indicó con una mano los muebles detrás de él.

      El trío se sentó en los muebles de Nicholas. Tenía un sofá espacioso y muy cómodo en el centro de la sala, otros dos sillones individuales a cada extremo del sofá y en el centro una mesa para el café, moderadamente grande y cómoda. A diferencia de la casa de Carter, Kate notó que el estilo de Marlowe era mucho más simple, pero con una elegancia que destacaba su belleza. Los muebles y la decoración todavía gritaban siglo XX, pero parecía más la residencia de una persona de clase media que la de la realeza.

      El pequeño androide sirvió unas bebidas en copas ligeramente aflautadas de tamaño medio y pie corto, llenas de un líquido claro, Jerez. Además, sirvió una bandeja de madera con distintos tipos de quesos. Con una pequeña inclinación de cabeza, se fue.

      -Alfred se parece cada vez más a Fred, Nick -comentó Cárter, tomando un sorbo de la bebida.

      -Bueno, son hermanos prácticamente, Chris -respondió. Se dirigió a Kate al ver su cara de confusión-. Por hermanos me refiero a que fueron producidos y ensamblados al mismo tiempo, Miss Magnus -explicó pacientemente, pero sin ningún rastro de ironía o burla.

      -Ah, entiendo -sonrió un poco apenada, odiaba sentirse fuera de lugar.

      -La razón por la cual estamos aquí, Nick, es porque Sir Rook ha desaparecido en este mundo -explicó Carter, queriendo ir al punto de su visita de una vez.

      -¿Cómo? Me refiero, él tiene el cristal. Si necesitaba viajar el cristal le aseguraría llegar al último punto desde donde viajó -teorizó el hombre con el ceño fruncido.

      -¿Este cristal? -preguntó Kate mientras sacaba el objeto de un bolsillo que estaba en el frente de su vestido.

      -Oh…ya veo. Ok, entonces Johnny puede estar en cualquier lugar. Genial.

      -Sí, esa es parte de la razón por la cual te visitamos. Necesitamos el mapa -solicitó Carter.

      -Ah, y yo aquí pensando que me extrañabas, Chris -comentó sarcásticamente.

      -Vamos, Nick, deja de bromear -dijo su amigo poniendo los ojos en blanco.

      -Bueno, a ver -se detuvo a pensar por unos momentos-. Siento decirlo, pero el mapa está en mi trabajo. Tendremos que ir mañana a primera hora.

      -Justo lo que faltaba -suspiró Carter, colgando la cabeza por un momento.

      -Lo siento, Chris, pero hace años que no las necesitábamos -se disculpó Nicholas encogiendo se hombros.

      -Disculpen -interrumpió Kate- pero, eh ¿qué mapa? -preguntó confundida.

      -¿Mi amigo no le ha explicado? -Al ver la negación de Kate, Nick miró desaprobatoriamente a Chris antes de proseguir-. El mapa del continente está configurado para detectar el material del que está hecho el espejo. Por alguna razón muestran cuatro puntos prominentes, descartando el que está en casa de Chris, pero no tenemos la tecnología para crear espejos.

      Después de estar un tiempo pensativa, Magnus intervino.

      -Podrían estar tratando de crear espejos. A menos que el material fuese muy común o usado para otras cosas.

      -No -respondió esta vez Chris-. Es un metal que no es natural de Terra. Los únicos rastros de él se encontraron cuando se visitó la luna en el primer viaje. Es un metal muy ligero y un buen conductor, se le conoce por Niquidrum, pero no tenemos suficiente para usarlo de manera industrial.

      -¿No es poco raro que este metal se encuentre en la luna, pero no en la Tierra?

      Ambos negaron con la cabeza, pero fue Chris el que respondió.

      -Hace milenios, antes de la aparición de los humanos, una lluvia de meteoritos chocó contra la Tierra y la luna. Los que llegaron a la Tierra se disolvieron a causa de la capa protectora natural de la misma, pero la luna no tuvo la misma suerte. El meteorito más grande de la lluvia cayó sobre la superficie y el material quedó integrado con el suelo.

      -Y ¿saben de donde proviene este material originalmente?

      -Hasta

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