La Voz. Carlos E. Baz Garfias

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La Voz - Carlos E. Baz Garfias

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no si antes de cruzar algunas calles que se juntan en la glorieta así como a la manada de carros que conducen por ahí. A mi derecha estaban las famosas tortas del "Monje Loco", me dio hambre solamente de ver el local, seguí caminando rumbo a la calzada Acoxpa.

      Ahí tomaba mi ultimo transporte publico que me llevaba a casa. No si antes pasar por la Clínica 7, donde siempre me llegaban los recuerdos. El cruzar por enfrente de esta clínica del IMSS (instituto mexicano del seguro social); Ahí empezaron mis calvarios con los Doctores y Doctoras que trabajaban en esta clínica familiar. Desde inyecciones de todo tipo así como infinidad de recetas de pastillas. Mucha penicilina en mis trasero por varios años, creo que por eso no me gustan los hospitales. Inyecciones para el oido, para las reumas, por inquieto, y para lo que se le ocurriera a los doctores, estaba a su disposición. Pareciera que fuera un niño enfermizo...creo que si tuve algunas dificultades al crecer, pero parecía un niño normal para todos. Aunque la opinión cambiaba cuando les contaba de mis experiencias con otros seres, ahí si pensaba que algo andaba mal en mi cabeza. Esa era una de la razones porque mi madre siempre se preocupaba mas por mi, ya que desde pequeño tuve cuidado especiales. Un día jugando con mi hermana, que es un año menor, me partí casi por completo la lengua; cuando caí, mi boca golpeo la punta de una mesa que teníamos en el centro de la sala. La lengua me quedo colgando de una orilla, por suerte se sostuvo de un lado. Después de muchos años supe que esa noche que me quede en el hospital, tuve el primer contacto con estos seres, posiblemente "Angeles". Ellos cerraron mi herida para sorpresa de los Doctores. Después de unos años tuve otros problemas para pronunciar la doble "rr", así como la "ñ".

      Antes de entrar a la primaria fue otra preocupación mas para mama ya que la directora de la escuela no quería recibirme si no pronunciaba bien las palabras que llevaran doble “rr” y “ñ”. Tenia tiempo para el examen, una maestra le comento a mi mama que me pusiera a leer en voz alta, así que todo lo que veía lo leía en voz alta; comerciales en la televisión, anuncios publicitarios en la calle, especialmente palabras con esas dobles consonantes. Ahí nació mi amor por la lectura que hasta la fecha sigue. Después vinieron los dolores de oido, reumas, y otras cosas mas. Como podía olvidarme de esta clínica que fue parte de mi niñez y siempre pasaba a un lado de ella todas las noches.

      Faltaba poco para llegar a mi ultima parada, el Estadio Azteca, que por mucho tiempo fue donde jugaba mi equipo favorito el Atlante, aunque también jugaban otros 3 equipos mas de la capital; estaba ya a mi vista así como el puente de peatones que desemboca en los estacionamientos que están enfrentes de este coloso del futbol. Venia un poco distraído, normal en mi, siempre pensando, un grupo de personas caminaba rumbo a la glorieta Huipulco, en cualquier momento entraría en contacto con este grupo; los "con permisos" se oirían a montón así como los "gracias" y “de nada". Mi mayor sorpresa de esa noche venia en ese grupo, las sorpresas no habían terminado, al contrario esta iba a ser mayor que las otras dos que ya había olvidado por completo. No podía creerlo; el hombre de tez blanca, de ojos grandes, entre 30 y 35 años de edad, y casi calvo y con la cara limpia, venia en ese grupo. El hombre del autobús, el hombre de la calle monasterio paso a mi lado, codo con codo, el venia con la misma actitud, viéndome sin parpadear, sonriendo de oreja a oreja, al pasar a mi lado me saludo con su mano derecha, me miro intensamente. Sufrí un shock, mi cuerpo se paralizo totalmente por unos segundos. El paso muy campante, voltee de reojo y el hizo lo mismo, como si supiera que yo también lo iba a ser. El seguía sonriendo, acelere mi paso rumbo a la avenida Acoxpa, mire que mi camión estaba llegando a la parada, corrí y alcance a subir, el chofer se me quedo viendo con una cara de asombro. Encontré un asiento vacío, me senté, no dejaba de pensar en lo que me había pasado desde que salí de la escuela. En un momento sentí miedo, no sabia que seguía, cuando bajara del camión, todavía tenia que introducirme a la unidad para llegar a casa. No sabia lo que estaba experimentado, no tenia ni idea, era muy joven. Aunque confieso que fue la ultima vez que tuve miedo. Mi mayor preocupación era que me volviera aparecer este hombre cuando llegara a mi destino. Al bajar del camión no lo pensé dos veces cuando cruce la avenida Acoxpa hacia el otro lado de la acera. Corrí, corrí, con todas las fuerzas que tuve, no pare hasta llegar a casa. Entre agitado y mi mama se volvió a sorprender de mi llegada. No quise decir nada ya que nunca me creía y no quería que siguiera pensando que estaba usando drogas.

      Años mas tarde supe que esta persona, que este hombre extraño, era mi "Angel de la Guarda", se había presentado ante mi de esa forma.

      La Tragedia Del Pequeño Festival

      El despertador sonó a las 5 de la mañana, me levante y fui a encender la cafetera, ya la tenia lista para que en unos minutos disfrutara de mi café de todas las mañanas. Me vestí , abrí las persianas de la ventana de la sala, estaba un poco nublado pero parecía que iba a ser un día muy bello. Hoy (sábado), tenia que estar en un festival de arte, tenia un espacio de 12"x12" para presentar mi trabajo de fotografía; era la primera vez que participaba en este festival; me gusta estar en nuevos eventos, en ciudades que nunca he estado, me gusta saber que piensa el publico de diferentes sitios sobre mi trabajo en la fotografía. A las 9 de la mañana ya se sentía un día normal de verano; húmedo, caliente, sin aire, el cielo azul, mucho sol, y las clásicas nubes blancas y hermosas. El festival empezó a las 10 am ya tenia todo montado en mi espacio, que los organizadores me dieron. Estábamos ubicados en la parte lateral de un estacionamiento de varios negocios, junto a la calle principal de esta ciudad. Conté alrededor de 30 artistas, a diferencia de otros festivales de arte que había participado donde llegaban cientos a veces miles de visitantes y donde participábamos hasta 200 artistas de diferente ramas. Así que este era un festival muy pequeño, lo comprendí, era el primer evento que organizaba la ciudad. Vi mi celular para ver la hora, las doce del día, apenas algunas personas estaban llegando, el termómetro marcaba 94 grados. Cada minuto que pasaba se sentía mas calor y humedad. La ciudad empezaba a tener actividad, varios carros empezaban a llegar y varias personas llegaban caminando directamente a ver el festival.

      Ya casi eran las dos de la tarde y la temperatura había subió 4 grados mas. Observe mi hielera, tenia bastante agua para soportar el calor. Ya que no dudaba que pasaríamos los 100 grados en unas horas. La gente empezó a llegar a invadir los pocos puestos de los artistas, el pequeño festival empezaba a vivir su propia historia, tenia vida, se sentía que en pocas horas estaría lleno. Salí de mi espacio para tomar algunas fotos a las nubes que estaban presentes en este cielo azul, esas formas extrañas que en ocaciones las nubes toman. Cuando regresaba a mi espacio algo me llamo la atención en el cielo, mire hacia la parte de atrás de mi espacio y los vi, ahí estaban atrás de unas nubes. Me senté en mi silla y tome una botella de agua, algunos visitantes entraron a mi espacio, preguntaron algunas cosas y me felicitaron por mi trabajo. Mi mente se había quedado con las imágenes que había visto en las nubes, volví a salir y voltee hacia donde había visto estos seres, si ahí estaban, ahora eran mas, y estaban mas cercas. No me gusto mucho la idea de verlos, mi cuerpo reacciono mal, tenia un presentimiento, pero no sabia que era. El festival siguió y la avenida se empezó a llenarse de gente. Me encontraba fuera de mi espacio, voltee otra vez a ver donde se encontraban estos seres que me veían desde el cielo, ya estaban entre las nubes, lo sabia, no había vuelta de hoja, algo tramaban, mi cuerpo lo sentía, siempre que algo malo va a pasar mi cuerpo me avisa, es como una alarma. Como decirle a la gente lo que veía, ellos no se daban cuenta de lo que pasaba encima de ellos. Con estos seres no se juega, en cuestión de segundos las nubes blancas que teníamos cambiaron a negras, inundando el cielo totalmente, apareció un viento del este de mas 60 millas por horas; todo fue un caos en segundos, el pequeño festival se volvió una tragedia, la luz se volvió oscura en segundos, la gente empezó a correr hacia los negocios que estaban enfrente para protegerse del viento.

      Las lonas de los espacios de los artistas empezaron a volar por los aires, en cuestión de segundos todo empezó a derrumbarse. Los artistas trataban de proteger sus obras, pero era en vano. Fue como si hubiera pasado un tornado. Yo seguía parado afuera de mi espacio, sabia que no se podía hacer nada en ese momento. Cuanto duro no se, fueron minutos pero todo quedo destrozado. Mire hacia arriba y ahí estaban, se estaba hiendo, uno de ellos me miro, sonriente, sabia lo que me quería

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