La Voz. Carlos E. Baz Garfias

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La Voz - Carlos E. Baz Garfias

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a la tragedia del pequeño festival en la ciudad de Bedford.

      La Novia

      Todos los días eran sorpresas para mi, escuchaba la voz telepáticamente, ya que nunca veía a nadie a mi lado o cerca de mi. Tomaba rumbos diferentes a los que estaba acostumbrado, la voz me llevaba a conocer personas que nuca había visto en mi vida. Lo mas sorprendente que ellos me hablaban con tanta familiaridad, que a veces no sabia como responder. Al principio pensaba que se habían equivocado, me estaban confundiendo con alguien pero después me entro la duda, ya que me preguntaba, no puede ser que muchas personas me confundan, no puedo parecerme a cientos.

      Estábamos cerca de celebrar una fiesta nacional, así que tendríamos un fin de semana largo que empezaba desde el Jueves. Yo no quería que darme en casa así que empece a planear junto con un amigo salir de la ciudad. Al final nos decidimos por la ciudad de Cuernavaca, en el estado de Morelos, muy cerca de la ciudad de Mexico. Estaba tratando de poner en calma mis ideas, las experiencias extrañas que tenia, me traían problemas conmigo mismo, con la familia, las amistades, la novia, y en la escuela. Pensé que una ciudad como Cuernavaca me ayudaría a olvidarme de lo que me estaba pasando y regresar con otra actitud a mi vida diaria. Pero la vida me tenia otras sorpresas mas grandes de las que había vivido. Todo empezó desde el mismo día que llegamos a la ciudad de Cuernavaca. Nos hospedamos en un hotel en el centro de la ciudad, descansamos un poco, salimos a caminar y conocer los lugares turísticos, tome algunas fotos de la arquitectura, la catedral, monumentos, parques.

      Después de unas horas de caminar decidimos buscar algún lugar donde comer. Nos decidimos por un lugar pequeño, muy pintoresco. Entramos y pedimos el menú a la cajera, se vendía todo tipo de antojitos mexicanos, pedimos un par de tortas para comer en el lugar. Había 6 mesas bien distribuidas, todas con mantel cuadrado de color rojo con negro, como si fuera una tablero de ajedrez. Las paredes tenia colores muy mexicanos (rosa, verde, anaranjado) me gustaba la decoración. Tenia algunas fotos del centro de Cuernavaca así como un altar de la Virgen Morena, a la vez tenia un pequeño bar, al fondo se encontraban otros dos cuartos cada uno con dos mesas de billar. En uno de ellos había una rocola donde se escuchaba música ranchera. También vimos que en una mesa jugaba un grupo de señores; la mesera nos comento que en unos diez minutos estarían nuestras tortas así que decidimos ir a ver a las personas que jugaba en una de las mesas de billar. Al entrar al cuarto saludamos y nos sentamos en unas sillas que estaba a los lados de la mesa. Un señor que esperaba su turno al verme me saludo muy amigablemente, dándome la mano, yo hice lo mismo. Eran 4 hombres entre los 45 y 50 años de edad. Todos usaban sombrero y tenían bigote. Bebían cerveza, algunos de ellos fumaba ya que olía a cigarro. En segundos el resto de los hombres se acercaron a mi para saludarme, detuvieron su juego, estaban sorprendidos y a la vez alegres de verme - ¿Donde te habías metido? - ¿Como esta tu familia? - ¿Cuando llegaste? - fueron algunas de las preguntas que me hicieron, no sabia que responder, estaba sorprendido. Uno de ellos me dio un fuerte abrazo, un abrazo muy familiar - Yo pago las tortas - me dijo en voz alta. Le di las gracias a todos, en ese momento nos estaban llamando la mesera de que nuestra orden estaba lista. Salimos del cuarto de billar, sentí la mirada de todos ellos, seguían comentando por mi aparición.

      Mi amigo me empezó a preguntar por estas personas- ¿Que estaba pasando ?. Le conteste con la verdad, que no sabia, que nunca los había visto en mi vida, lo mas seguro me confundieron con alguien. No hubo manera de decirles que yo no era, la persona que ellos pensaban, no me dieron tiempo, todo fue tan rápido que tuve que aceptar que uno de ellos pagara las tortas. Para no ser mal educado antes de irnos fui a despedirme de ellos y volver a dar las gracias por las tortas que pagaron. Me volvieron a dar un abrazo de despedida, uno de ellos me invito a su casa - a mi esposa e hijos le va a dar mucho gusto verte - dijo - gracias pero no le aseguro nada pero voy a tratar - comente -

      El resto de la tarde y noche así como el resto del día (Viernes), no paso nada anormal, estuvo de lo mas tranquilo, no hubo sorpresas. Y como siempre me pasaba después de una experiencia al paso de las horas se me olvidaba. Subimos a nuestra habitación en el hotel pero antes preguntamos a la chica de la recepción que lugar nos recomendaba para salir en la noche. Nos comento de la discoteca de moda y la única que había en el centro de la ciudad de Cuernavaca. La chica nos hablo maravillas del lugar así que decidimos ir después de bañarnos, aparte no había muchas opciones. Estábamos hospedados sobre la avenida Netzahualcoyotl, a dos calles de la la discoteca que estaba sobre la calle General H. Galeana, pasando la calle Gutenberg , enfrente del Jardín Juarez. Salimos alrededor de las 9 pm, decidimos ir caminando ya que realmente estaba cerca no necesitábamos tomar taxi o algún transporte publico. Subimos por Netzahualcoyotl doblamos a la derecha en Miguel Hidalgo después una izquierda en Galeana, subimos cruzamos Gutenberg y unos pasos mas, llegamos a la discoteca. Había varias parejas en la entrada, se escuchaba la música desde que estábamos cruzando Gutenberg.

      Mi amigo y yo comentamos que había sido una buena elección ya que había bastante ambiente afuera, pensamos adentro como estará. Cuando nos toco nuestro turno para entrar, el encargado de la puerta nos comunico que no podíamos pasar, le preguntamos porque, cual era la razón. - es un requisito que entren en pareja - Le comentamos que estábamos de vacaciones, que no conocíamos a nadie que por esa noche hiciera una excepción. Pero un "no" fue su respuesta - Consigan alguna chica y podrán entrar - Caminamos hacia el Jardín Juarez que esta enfrente de la discoteca para pensar en una solución. Después de un rato volvimos a regresar a la discoteca para ver si teníamos suerte esta vez pero otra vez salió un "no" de la voz del encargado. Antes de irnos nos llamo y nos dio un consejo muy valioso para entrar. - muchas chicas caminan en grupo alrededor del Jardín Juarez para que algún muchacho las invite a la discoteca - Las chicas entraban gratis, solamente cobraban por nuestra entrada pero era un requisito llegar en pareja. Casi eran las diez de la noche, empezamos a caminar alrededor y por dentro del Jardín Juarez, es un parque muy pequeño que en medio tiene un kiosco. Las únicas chicas que encontramos en el camino no aceptaron nuestra invitación. Algunas ya las esperaban en el entrada de la discoteca y otras se dirigían a sus casas a descansar. Nos movimos mas cerca del kiosco donde teníamos mejor perspectiva de lugar. Cuando nos dimos cuenta había ya pasado una hora y entre mas tiempo pasara las posibilidades de entrar eran menos. Al ver que no aparecían ningunas chicas decidimos regresar al hotel, empezamos a caminar por el parque hacia la calle Gutenberg. A mitad del camino oímos una voz que nos llamaba con insistencia, no recuerdo que pronuncio esta chica pero mi amigo y yo volteamos. Cuando vimos a dos chicas que venia a nuestro encuentro, sonreímos, ya que eso era lo que estábamos buscando.

      A unos pasos de nosotros una de ella fue la que empezó hablar - ¿Donde estabas? - ¿Tanto tiempo sin verte? - no fue una pregunta mas bien me estaba reclamando, se veía molesta, caminaba rápida a mi encuentro. Cuando estuvo a un paso de mi se detuvo - varios conocidos me comentaron que estabas en Cuernavaca, hace unos minutos me dijeron que te vieron aquí en el Jardín Juarez y vine a buscarte - Yo estaba sorprendido no sabia que decir, estaba paralizado por lo que me decía esta chica, que nunca había visto en mi vida. Cuando termino de reclamarme, me abrazo, me dio un beso muy apasionado que no rechace, me entregué a esta caricia. Pasaron unos minutos, me tomo de la mano y caminamos rumbo a la discoteca. Mi amigo me siguió junto con la otra chica. El encargado de la puerta de la discoteca Papas sonrió al vernos, comentando lo lograron. No respondimos nada, solamente sonreímos. Entramos tomados de la mano, sentía su calor, su energía, su amor, su cariño, todo se transmitía a través de su mano. Nos paramos a un costado de la pista de baile. Un circulo rodeaba varias mesas que estaba cerca de la pista, en medio había una luz redonda de luces. Ella me veía con curiosidad, me veía con mucho amor. No sabia que decir, me sentía extraño, pero no quería decir nada. Dejaba que ella hablara, sus palabras tenían mucho amor, no podía ocultar su alegría. Encontramos una mesa y nos sentamos, llego el mesero y pedimos bebidas para todos. En lo que llegaban nuestras bebidas ella me volvió abrazar cariñosamente y me volvió a besar. En eso regreso el mesero con nuestras orden, nadie hablaba, solamente ella. Mi amigo no había podido comunicarse mucho con la otra chica y yo realmente no quería abrir la boca. Brindamos por el encuentro y tomamos un poco de nuestras bebidas. Ella aprovecho para decirme

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