Mentiras De Familia. Dawn Brower

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Mentiras De Familia - Dawn Brower

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sido tan fácil llevarla hacia la dirección que él quería que ella fuera. Ni siquiera se había dado cuenta de que había sido engañada. Todo iba maravillosamente y pronto descubriría si era tan especial como él lo creía. Mientras más tiempo pasaran juntos, habría mejores oportunidades de involucrarse más. “No lo sé. Son un tipo de herencia familiar y tienen más de medio siglo…”.

      “Oh, prometo ser extremadamente cuidadosa. Si me permites leerlos, claro”. El entusiasmo invadió su voz mientras hablaba.

      Fingió que sería muy complicado permitirle ver los diarios. “Bueno, la cuestión es que no te conozco lo suficiente y ¿cómo puedo confiar en que no huirás con ellos?”.

      Ella inclinó su cabeza como para considerar cómo avanzar. “Bueno, si te hace sentir tranquilo, ¿quizá puedas estar conmigo cuando los revise? De esa manera te darás cuenta de que no arruine nada que no deba”.

      Maravilloso, ni siquiera había tenido que sugerirlo. En realidad, ella estaba haciendo todo demasiado sencillo para él. No es que tuviera alguna intención de quejarse, “mmhh…bueno supongo que puede funcionar. De cualquier forma, ¿por qué estás tan interesada en Marianne y en Easton?”.

      “Soy escritora…”. Sacudió su cabeza. “Pero supongo que ya lo sabías. Lo mencioné antes, cuando nos conocimos”. Amethyst suspiró. “Me encanta descubrir cosas interesantes acerca de los lugares que visito. Admito que selecciono lugares que ya me intrigan y espero desentrañar la historia de tu pueblo y usarla en mis artículos. Me topé con la posibilidad de fantasmas en este pueblo y pensé que sería una maravillosa distinción. Me gustaría escribir la verdad y no un artículo especulando acerca de la existencia de fantasmas. ¿Me ayudarás?”.

      “Podría hacerlo. ¿Ya has escrito algo? ¿Me lo muestras?”.

      “No lo sé, es que no me gusta compartir algo hasta que lo haya terminado por completo. Tal vez cuando lo termine, ¿pueda enviarte una copia?”.

      Oh, esa es una buena idea. Eso le daría una razón para mantenerse en contacto si dejaba el pueblo. Él esperaba que pudieran desarrollar una relación y que decidiera quedarse, pero en caso de no resultar como planeaba, necesitaba un plan de respaldo. “Eso sería fantástico. Estoy deseoso de leer tu historia”.

      Una brillante sonrisa se formó en su rostro. “Bien, entonces me aseguraré de enviártela. Ahora, ¿me dejarás ver esos diarios?”.

      “Supongo que puedo hacerlo. Camina conmigo de regreso a casa. Necesito hacer saber a mi papá que volvemos a la posada”.

      Prácticamente, Amethyst daba saltos a su lado mientras se dirigían a la casa. “Muchas gracias por permitirme verlos. Esto es más de lo que esperaba encontrar”.

      Él esperaba que esos diarios estuvieran a la altura de sus expectativas. Hasta ahora, la encantadora mujer ante él, lo estaba. Ella tenía todas las cualidades que Cooper buscaba en una chica. Tan solo necesitaba manejarlo correctamente para que ella sintiera lo mismo por él.

      CAPÍTULO CINCO

      Por primera vez en su vida, Amethyst creía que un hombre podía ser realmente notable. Ella tenía un empleo maravilloso haciendo lo que amaba, uno en el que lograba tener una buena vida y en gran parte, uno que disfrutaba. Inclusive, en ocasiones su madre podía ser maravillosa. No tuvo una mala infancia. Su madre dejó claro desde el principio que amaba a Amethyst, pero al mismo tiempo ella se sentía como si realmente no perteneciera a ningún lado. Probablemente como resultado de moverse continuamente…en cada lugar que había estado parecía que la magia se formaba en el aire. Como si estuviera esperando que ella extendiera la mano y la agarrara. Ningún hombre la había seducido antes, pero Cooper había hecho que deseara cosas que antes no había considerado.

      Nunca había sido tan fácil descubrir información acerca de las personas y del pueblo que ella investigaba. Cooper estaba haciendo su trabajo demasiado fácil…¿descubrir que existía un diario, desde el primer día? Nada como esto le había ocurrido antes. No podía esperar a regresar a la posada para leerlo. Por supuesto, estaba el premio adicional de pasar tiempo con él. Amethyst se lamió los labios y miró al delicioso espécimen que caminaba frente a ella. Tampoco parecía que a él le costara trabajo ayudarla en su investigación, lo que resultó ser una gran bendición.

      Caminaron por el sendero que conducía a su casa. No pasó mucho tiempo antes de que se aproximaran al porche delantero. Cuando llegaron a los escalones, la puerta principal se abrió, un hombre que no había visto antes salió. Tenía el cabello oscuro y ojos verde olivo muy penetrantes. Su mirada la dejó helada, dándole la impresión de que podía ver a través de sus ojos. Sus rasgos no eran precisamente atractivos, sino más bien más llamativos que cualquier otra cosa. Su rostro mostraba rasgos prominentes y su cuerpo se encontraba extremadamente en forma. No parecía haber una onza de grasa en ninguna parte de él. Su brazo izquierdo lo tenía atado firmemente con un cabestrillo y caminaba muy lentamente bajando las escaleras. ¿Qué le había sucedido? Cooper se dirigió a él y le dio un rápido abrazo. “Hola tío Nick, me da gusto ver que lo lograste. ¿Te encuentras bien? ¿Necesitas que te ayude en algo?”.

      El tío Nick se detuvo al pie de los escalones y los estudió a ambos con su intensa mirada. “No. Estoy bien. Preséntame a tu amiga”. Su tono era áspero y exigente.

      ¿Muy descortés? Amethyst observaba a ambos, tratando de decidir si quería conocer al hombre. La orden que su tío Nick había dado a Cooper no parecía molestarle. En lugar de comentarlo siguió adelante con las presentaciones necesarias. “Ella es Amethyst. Amethyst, mi padrino, Nicholas Drake”.

      ¿Padrino? ¿Entonces por qué lo había llamado tío Nick? Eso era muy extraño…ella estiró su mano para saludarlo. Por un breve minuto él tan solo la observó, como si no tuviera idea de qué hacer. Después, lentamente levantó su mano derecha y firmemente estrechó la mano de ella. Amethyst no pudo evitar mirarlo. No sabía por qué, pero parecía extrañamente familiar. Se sacudió de la cabeza la sensación de déjà vu. “Es un placer conocerlo, Sr. Drake”.

      “Nick.”

      Ella inclinó su cabeza mirándolo con confusión. “¿Cómo?”.

      Él sonrió por primera vez desde que lo vio cuando se aproximaban al porche delantero. “Preferiría que me dijeras Nick. Sr. Drake es demasiado formal. No estamos en una ceremonia. ¿Qué están haciendo ustedes dos?”. Su sonrisa la molestó. Las sonrisas tenían muchos significados. En este hombre, cuando levantaba sus labios, parecía decir que te había visto y que no necesariamente le gustaba lo que veía en apariencia. Ella quería alejarse de él, pero se negó a darle la satisfacción. Amethyst nunca retrocedía ante nada y hacerlo con este hombre podría ser el mayor error que pudiera cometer. Intentó seguir sus instintos en todo y estos le gritaban que este hombre tenía que evitarlo.

      Cooper hizo un gesto a Amethyst con sus manos. “Amethyst tiene interés en nuestra leyenda local fantasmal. Acabamos de visitar Ghost Peak Island…err, la observamos, mejor dicho. Tendré que llevarla a la isla otro día. Iré a decirle a mi padre que regresamos a la posada”.

      Nick levantó su mano e hizo pasar a Cooper. “Bien, no te detengo. Ve y cuéntale tus planes. Yo puedo hacer compañía a Amethyst mientras tú vas. De cualquier forma, tengo que ir por algo a mi auto”.

      Cooper empezó a caminar por los escalones mientras preguntaba: “¿estás seguro de que no necesitas ayuda? Yo puedo…”.

      Nick lo interrumpió agitando una vez más su mano. “Ve Coop. Yo estoy bien”.

      Cooper inclinó

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