Antonio Machado: Poesías Completas. Antonio Machado

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Antonio Machado: Poesías Completas - Antonio Machado

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en el cauce seco? ...

      ¿Recuerdas la amapola

      que calcinó el verano,

      la amapola marchita,

      negro crespón del campo? ...

      ¿Te acuerdas del sol yerto

      y humilde, en la mañana,

      que brilla y tiembla roto

      sobre una fuente helada? ...

      XXXIV

      Yo florecí en tu corazón sombrío

      ha muchos años, caminante viejo

      que no cortas las flores del camino.

      Tu corazón de sombra, ¿acaso guarda

      el viejo aroma de mis viejos lirios?

      ¿Perfuman aún mis rosas la alba frente

      del hada de tu sueño adamantino?

      Respondí a la mañana:

      Sólo tienen cristal los sueños míos.

      Yo no conozco el hada de mis sueños;

      ni sé si está mi corazón florido.

      - Pero si aguardas la mañana pura

      que ha de romper el vaso cristalino,

      quizás el hada te dará tus rosas,

      mi corazón tus lirios.

      XXXV

      Ya nuestra vida es tiempo, y nuestra sola cuita

      son las desesperantes posturas que tomamos

      para aguardar.... Mas Ella no faltará a la cita.

      XXXVI

      a nuestra casa llega.

      Nosotros le decimos: ¿por qué tornas

      a la morada vieja?

      Ella abre la ventana, y todo el campo

      en luz y aroma entra.

      En el blanco sendero,

      los troncos de los árboles negrean;

      las hojas de sus copas

      son humo verde que a lo lejos sueña.

      Parece una laguna

      el ancho río entre la blanca niebla

      de la mañana. Por los montes cárdenos

      camina otra quimera.

      XXXVII

      que me traes el retablo de mis sueños

      siempre desierto y desolado, y sólo

      con mi fantasma dentro,

      mi pobre sombra triste

      sobre la estepa y bajo el sol de fuego,

      o soñando amarguras

      en las voces de todos los misterios,

      dime, si sabes, vieja amada, dime

      si son mías las lágrimas que vierto!

      Me respondió la noche:

      Jamás me revelaste tu secreto.

      Yo nunca supe, amado,

      si eras tú ese fantasma de tu sueño,

      ni averigüé si era su voz la tuya,

      o era la voz de un histrión grotesco.

      Dije a la noche: Amada mentirosa,

      tú sabes mi secreto;

      tú has visto la honda gruta

      donde fabrica su cristal mi sueño,

      y sabes que mis lágrimas son mías.

      y sabes mi dolor, mi dolor viejo.

      ¡Oh! Yo no sé, dijo la noche, amado,

      yo no sé tu secreto,

      aunque he visto vagar ese que dices

      desolado fantasma, por tu sueño.

      Yo me asomo a las almas cuando lloran

      y escucho su hondo rezo,

      humilde y solitario,

      ese que llamas salmo verdadero;

      pero en las hondas bóvedas del alma

      no sé si el llanto es una voz o un eco.

      Para escuchar tu queja de tus labios

      yo te busqué en tu sueño,

      y allí te vi vagando en un borroso

      laberinto de espejos.

      ji

      (1907, edición final en 1919)

      7

      XXXVIII

      frente a mi ventana.

      Entre los jazmines

      y las rosas blancas

      de un balcón florido,

      vi las dos hermanas.

      La

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