E-Pack Bianca 2 septiembre 2020. Varias Autoras

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E-Pack Bianca 2 septiembre 2020 - Varias Autoras Pack

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      Sasha no estaba segura de lo que había sucedido entre ambos y necesitaba recuperar la memoria.

      –¿No solía acompañarte a esos eventos?

      Apollo la miró un instante. ¿De veras no recordaba lo que le había dicho?

      «¿Por qué no me utilizas? ¿Sin duda será mejor para ti que te vean con tu esposa que sin ella? Ayudará a que parezca que tu negocio está más establecido», recordó sus palabras.

      Cuando se casaron, él no tenía ninguna intención de implicarla en su vida más que lo necesario, pero sabía que en cierto modo tenía razón, así que, decidió llevarla a un par de eventos.

      –¿Qué pasa? –Sasha lo estaba mirando fijamente–. ¿Por qué me miras así?

      –¿No lo recuerdas?

      Ella se puso pálida.

      –No. ¿Qué es lo que hice?

      –Digamos que heriste susceptibilidades.

      –¿Cómo?

      –Fuiste muy maleducada con los empleados y mostraste tu aburrimiento cuando te diste cuenta de que los eventos de empresa a los que voy no se celebran con fines de entretenimiento.

      Sasha se sintió mareada. ¿Había hecho algo bien?

      –No puedo dejar de disculparme por haber hecho cosas que ni siquiera recuerdo. Quizá esta sea la oportunidad de compensarte por ello. Al margen de lo que hiciera, ¿tus colegas y amigos no se preguntarán dónde está tu esposa?

      Él no contestó a su pregunta, así que ella continuó.

      –¿A qué hora tienes que marcharte? No tardaré mucho en prepararme.

      Él arqueó una ceja.

      –Lo creeré cuando lo vea –dijo él, poniéndose las gafas de sol–. Tengo que irme dentro de una hora. Si vas a venir, has de estar abajo esperándome. Si no, me iré solo. No voy a esperarte, Sasha.

      Menos de una hora más tarde, Sasha esperaba a Apollo en el recibidor. Estaba nerviosa. Después de su ultimátum le había entrado miedo. No tenía ni idea de cómo prepararse para un evento. Encontró a Kara en la cocina y le suplicó que la acompañara para ayudarla. Al principio, ella se mostró reticente, pero después cedió y le contó que Apollo le había pedido que le preparara el esmoquin, así que, al menos sabía que era un evento de etiqueta.

      Consiguieron encontrar un vestido adecuado y no demasiado escotado, y Kara la ayudó con el peinando y el maquillaje. Sasha se preguntó por qué le había dicho que lo acompañaría, cuando no tenía ni idea de si podría manejarse en un evento así.

      Quedaría como una tonta y perdería la esperanza de que Apollo pudiera cambiar de opinión sobre ella. ¿Es que quería que él se sintiera de nuevo atraído por ella?

      ¿Que la deseara de nuevo?

      El pánico se apoderó de ella. No podía hacer aquello. Se volvió para regresar hacia su habitación antes de que Apollo la viera, pero era demasiado tarde. Él estaba en lo alto de las escaleras y la miraba como si fuera una auténtica desconocida. Ella lo miró también y sintió que se le agitaba la respiración.

      Apollo iba vestido con un esmoquin negro, camisa blanca y pajarita negra. Sasha no estaba preparada para el impacto que su aspecto provocó en ella. Sin embargo, ya lo había visto así antes, la noche en que se conocieron. Un recuerdo vívido se apoderó de ella. Apollo la había ayudado a sujetar la bandeja con la que ella servía las copas y ella se reía, sonrojada por la vergüenza.

      –En serio, estoy bien. Si mi jefe ve que me ayuda me meteré en un lío –le había dicho ella.

      Él continuó sujetando la bandeja.

      –No soltaré a menos que acepte venir a tomar una copa conmigo después.

      En ese momento, Sasha vio a su jefe al otro lado de la sala y, por miedo a perder el trabajo, dijo:

      –¡De acuerdo! Ahora, por favor… deje que me marche.

      El recuerdo se desvaneció y dio paso a otra noche, una cita… Había salido a cenar con él al bonito restaurante de un edificio alto desde que se veían las luces de la ciudad de Londres… Ella estaba entusiasmada. Nerviosa. Incrédula.

      Contenta…

      Apollo no podía creer lo que estaba viendo. Sasha lo estaba esperando. Estaba preparada y su aspecto era presentable. Más que presentable.

      Hermosa.

      Llevaba un vestido largo de seda negra con un solo tirante y unas flores de seda caían sobre su hombro.

      Parte del cabello recogido en una trenza que caía a un lado de su rostro, y el resto en un moño. Su aspecto era bello y juvenil, pero al mismo tiempo elegante. Se había puesto unos discretos pendientes de diamantes y una pizca de maquillaje.

      Su vestido negro resaltaba su tez delicada. Sus ojos azules. No se parecía nada a su aspecto habitual, que consistía en mostrar la mayor cantidad de piel posible, mucho maquillaje, joyas y un peinado atrevido.

      El deseo se apoderó de él y tuvo que obligarse a bajar las escaleras. Al acercarse a ella, vio que lo miraba como si no lo hubiera visto antes. Estaba pálida y agarraba el bolso con tanta fuerza que tenía los nudillos blancos.

      –¿Qué ocurre? ¿Estás bien?

      Ella tragó saliva y asintió.

      –Yo… Me he acordado de Londres. O más bien de la noche en que nos conocimos. ¿Y hubo otra noche?

      Él asintió.

      –Te invité a cenar la noche siguiente.

      –Estuvimos en un edificio… Parecía una caja de cristal.

      –¿El Shard?

      Ella asintió.

      –Sí, no recuerdo mucho más aparte del edificio y sus vistas… Algo es algo.

      Apollo experimentó una extraña sensación. Si realmente estaba actuando había llegado más lejos de lo que nadie habría podido fingir. Él comentó despacio.

      –Está muy bien.

      Ella había recuperado el color del rostro y parecía nerviosa. Señaló el vestido.

      –¿Está bien? No estaba segura… Me ha ayudado Kara.

      –¿Kara?

      Sasha asintió y lo miró preocupada.

      –¿Algún problema? ¿No debería habérselo pedido?

      Por primera vez, Apollo tuvo que contener una sonrisa.

      –Al contrario, ella había intentado ayudarte antes, pero tú siempre insistías en contratar una estilista profesional.

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