El mejor periodismo chileno 2019. Varios autores

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El mejor periodismo chileno 2019 - Varios autores El mejor periodismo chileno

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de competencia ficticio.

      La definición de esas tarifas queda a cargo de un consultor externo, estudio que es licitado por la CNE. Luego, las cifras son contrastadas con las que llevan las distribuidoras, que realizan sus propios estudios de costos. El resultado es un informe técnico que se construye en base a coeficientes: dos tercios para las cifras de la CNE y un tercio para las de las empresas.

      Carolina Zelaya, cuando aún era titular subrogante de la CNE, reconoció en entrevista con Ciper que este mecanismo incentiva a las empresas a presentar números inflados:

      —Las empresas tratan de que sus precios sean los más altos posibles y nosotros tratamos de bajarlos, pero la verdad es que hay incentivos súper perversos —afirmó Zelaya, quien hoy es jefa del Departamento Jurídico de la CNE.

      El estudio del último proceso tarifario (2016—2020) fue adjudicado por la CNE a la Consultora Inecon, por $ 635 millones. Y el decreto con las nuevas tarifas fue promulgado en noviembre de 2016. Pero como recién en diciembre de 2017 se publicó la norma técnica que incluye los “medidores inteligentes” —entre otras exigencias— se hizo necesaria una actualización de las tarifas para incorporar los nuevos costos.

      Para esa “actualización tarifaria” la ley establece dos posibilidades: hacer un nuevo estudio o llegar a un acuerdo unánime con las empresas. La comisión optó por la última. En octubre de 2017, la CNE se sentó con las empresas distribuidoras y llegó a un acuerdo: usar como base el último estudio y contratar nuevamente a la Consultora Inecon para actualizar las variables que habían cambiado.

      —Había que incorporar las nuevas inversiones. Establecimos que las empresas tenían que presentar sus planes de inversión y nosotros pasárselos al consultor para que sobre esa base hiciera el análisis —explicó Zelaya a Ciper.

      En marzo de 2018 el decreto tarifario que resultó tras ese acuerdo ingresó a Contraloría y en septiembre del mismo año fue promulgado. Allí están las fórmulas que ocupan actualmente las empresas distribuidoras para cobrar por las nuevas exigencias y que podrían aumentar las cuentas en hasta un 5 %.

      Una vez publicado el decreto también comenzó a correr el plazo de siete años que tendrá la industria para transformar toda la red en un “sistema inteligente”.

      Estas tarifas solo tendrán vigencia hasta el 2020. Ese año, por ley se deben volver a negociar. Sin embargo, uno de los objetivos de la ruta energética presentada por el gobierno en mayo de 2018, es realizar una reforma a la ley de distribución y modificar los procesos tarifarios. Lo que no está claro todavía es en qué sentido.

      —Recién tenemos el diagnóstico, estamos bastante lejos de tener una propuesta concreta respecto de cómo vamos a calcular las tarifas ahora, pero creo que el cambio va a apuntar a una dirección completamente distinta —afirmó a Ciper José Agustín Venegas, actual secretario ejecutivo de la CNE.

      El recambio de medidores

      —Hoy día la red es tonta, por así decirlo. Funciona de una manera muy antigua y no te genera ninguna información útil para gestionarla —afirmó a Ciper el exsecretario ejecutivo de la CNE, Andrés Romero.

      La frase es consenso entre autoridades y empresarios de la industria.

      En 2016, Enel Distribución, empresa que tiene la mayor cantidad de clientes en la Región Metropolitana (1,7 millón), comenzó un plan piloto para instalar sus propios “medidores inteligentes”. A fines de 2017 ya llevaban más de 100.000 equipos cambiados en Santiago.

      Rodrigo Arévalo, responsable del proyecto de “medición inteligente” de Enel, explicó a Ciper que el recambio se ha focalizado en los clientes que le arriendan el medidor a la compañía. Testimonios recogidos por Ciper muestran que el cambio también se ha concretado en hogares de usuarios dueños de su medidor. Hasta septiembre de 2018, ello le permitía a la empresa incluir el cobro por arriendo en la cuenta del mes siguiente al cambio.

      En teoría, la gran ventaja para los usuarios será que, frente a un corte de energía imprevisto, la empresa podrá identificar y aislar remotamente el origen del problema. Pero el anuncio es refutado por los expertos consultados por Ciper.

      Estos afirman que, si el corte se produce, por ejemplo, porque se cae un transformador, los medidores quedan de inmediato incomunicados para enviar una advertencia del corte. Sin suministro eléctrico, para que los “medidores inteligentes” pudieran enviar señal, debieran contar con un mecanismo de respaldo para alimentar el sistema de comunicación. Y si el medidor no tiene cómo comunicarse con su estación base, no es infalible, se ha promocionado con atributos que no tiene.

      Entre los beneficios también se anuncia que habrá más información respecto del consumo de energía en los hogares: el aparato medirá el consumo cada 15 minutos y esa información será almacenada por la compañía.

      Así, a futuro —se explica— podrán aplicarse tarifas diferenciadas por tramos horarios e incluso podría cambiar la forma en que se materializan los cortes por no pago:

      —La regulación de potencia que tienen estos nuevos equipos permite, por ejemplo, que los cortes de luz por deuda no sean totales y solo se reduzca la energía a un mínimo que permita que solo el refrigerador siga funcionando —aventura Luis Ávila, superintendente de Energía y Combustibles.

      Otra gran ventaja para las distribuidoras es que estos “medidores inteligentes” miden exactamente lo que se consume. “Esto podría implicar un alza de las cuentas en algunas casas, ya sea porque han intervenido el medidor o porque está muy viejo y por ende no mide todo”, explica Juan Agustín Venegas, actual titular de la CNE.

      Desde la Superintendencia de Energía y Combustibles (SEC) señalan que cada medidor que se instala debe pasar por dos certificaciones: una al ingresar al país, que se realiza por lote, y otra que se hace a cada aparato, a través de cinco instituciones acreditadas por la SEC para ese fin.

      Desde Enel indicaron a Ciper que los medidores que están instalando fueron certificados a nivel internacional por el Instituto Tecnológico de la Energía (ITE) de España y que en Chile la certificación individual se hace a través de Cert Pro y CAM. Esta última es al mismo tiempo contratista de Enel para trabajo de cuadrillas en terreno. Ciper preguntó por este conflicto de interés, pero desde la compañía se limitaron a indicar que nunca han recibido un reproche de la autoridad fiscalizadora.

      Consultado al respecto, el secretario ejecutivo de la CNE, José Agustín Venegas, indicó a Ciper:

      — Yo creo que cualquier empresa que haga algo raro se arriesga a multas muy elevadas. Pensar que el que certifica los medidores puede estar haciendo algo raro, es un riesgo grave. Pero yo no puedo hablar por las autoridades anteriores.

      Como el Anexo Técnico que define las características que deben tener los aparatos aún no se publica, está por verse si los “medidores inteligentes” instalados por ENEL responden a las exigencias de los procesos de certificación que exige el mercado.

      SEGUNDA PARTE:

      LA NORMA QUE LES GARANTIZA UTILIDAD DE 10 % NO SE MODIFICA DESDE LA DICTADURA

      El debate por quién debe financiar el cambio de medidores eléctricos terminó por destapar el nudo que las empresas del sector se niegan a desatar: las altas utilidades que se les asegura por ley. Ciper buscó quiénes impulsaron el cambio en el gobierno de Bachelet y por qué fue aprobado por unanimidad en el Congreso. El exministro de Energía, Máximo Pacheco, dijo a Ciper que el Estado no puede garantizar negocios redondos para las empresas,

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