Ética demostrada según el orden geométrico. Baruj Spinoza

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Ética demostrada según el orden geométrico - Baruj Spinoza Torre del Aire

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of Religion, The University of Chicago Press, Chicago/Londres, 1997.

      Vernière, P., Spinoza et la pensée française avant la Révolution, PUF, París, 1982 [1954].

      Wolfson, H. A., The Philosophy of Spinoza. Unfolding the Latent Processes of His Reasoning, Harvard UP, Cambridge/Londres, 1962 [1934].

      Zac, S., L’idée de vie dans la philosophie de Spinoza, PUF, París, 1963.

      —, Philosophie, théologie, politique dans l’œuvre de Spinoza, Vrin, París, 1979.

      No quisiera terminar sin expresar mi amistad a algunos compañeros sin cuyo aliento nunca habría finalizado este trabajo. En primer lugar, a Pierre-François Moreau, maestro y ejemplo de spinozismo. José Luis Pardo, María José Callejo, Antonio Rivera y Manuel Abella se interesaron muy sinceramente en que llevase a término una nueva traducción de la Ética, así como Gabriel Albiac, Luciano Espinosa y Luis Ramos, este último desde México. Alejandro del Río, una vez más, ha mostrado conmigo una confianza que me sigue sorprendiendo, después de tantos años.

      Por último, quisiera dedicar todo lo bueno que contenga este trabajo, aunque solo si lo contiene, a Elías, Inés, Costanza y Sarah, con la esperanza de que un día lo encuentren útil. Pero sobre todo con el deseo de que un día lo encuentren bello. El resto no tiene importancia…

      1.Cito las cartas por la edición de Juan Domingo Sánchez-Estop: Baruch de Spinoza, Correspondencia completa, Hiperión, Madrid, 1988.

      2.Las críticas de Spinoza a la metafísica cartesiana han debido ser algo bien conocido por cuantos, de una manera u otra, han tenido un trato directo con él. De ello da fe el que ya en la primera de sus cartas conservadas ofrezca los fundamentos, nunca desmentidos luego, de su desacuerdo con Descartes; tal desacuerdo, por tanto, ha permanecido siempre inalterado. Sobre esta cuestión, de la que me ocuparé en seguida, se deben consultar los trabajos (esenciales, como todos los suyos) de B. Rousset, L’immanence et le salut. Regards spinozistes, Kimé, París, 2000 (en especial, pp. 241-245) y Spinoza, lecteur des Objections faites aux Méditations de Descartes et de ses Réponses, Kimé, París, 1996 (passim).

      3.Cf. Ep 4 (G IV, 12-14).

      4.Cf. Ep 6 (G IV, 15-36).

      5.La denominación es de K. O. Meinsma en su pionero y fundamental estudio Spinoza et son cercle. Étude historique et critique sur les hétérodoxes hollandais, Vrin, París, 1983 (trad. francesa de S. Roosenburg y J.-P. Osier del original neerlandés Spinoza en zijn kring: Historisch-Kritische Studien over Hollandsche Vrijgeesten, 1896).

      6.En esta carta se lee claramente el carácter comunitario de la filosofía de Spinoza (de nuestra filosofía), marcado ya por su destino combativo. Cf. Ep 8 (de Simon de Vries a Spinoza, 24 de febrero de 1663), G IV, 39: «… ya que no todo en ellos [en vuestros escritos] nos aparece suficientemente claro a mí y a los demás miembros del colegio que hemos formado para estudiar vuestras obras, y porque no quiero que penséis que os tengo en el olvido, me he dispuesto a escribiros esta carta. / En lo que respecta al colegio mencionado, he aquí su modo de organización: cada uno (llegado su turno) lee en público y con detenimiento vuestras proposiciones, las explica tal y como él las concibe y seguidamente las demuestra según la sucesión y el orden que en vuestra obra tienen. Ahora bien, si ocurre que no pueda alguno de nosotros satisfacer las exigencias de comprensión de algún otro, juzgamos útil tomar nota de ello y hacéroslo saber por escrito para que nos esclarezcáis sobre el tema debatido y podamos, bajo vuestra guía, defender la verdad contra los que mantienen una actitud supersticiosa ante la religión y la doctrina de Cristo, y resistir así a los ataques de cualquiera» (Correspondencia completa, cit., p. 38).

      7.Cf. Ep 28 (G IV, 162-163).

      8.Cf. Ep 68 (G IV, 299).

      9.En julio de 1675 el mismo Oldenburg, siempre en carta, escribe haber entendido que la Ética ya estaba preparada quizás desde antes de ese verano. Cf. Ep 62, de Oldenburg a Spinoza (G IV, 299): «… en vuestra respuesta del 5 de julio pude entender que estaba en vuestro ánimo el hacer público aquel tratado vuestro en cinco partes…» (Correspondencia completa, cit., p. 160).

      10.La bibliografía sobre la sacudida intelectual que supuso en prácticamente toda Europa la publicación del tratado es muy amplia, pero se debe consultar el bellísimo libro de S. Nadler, A Book Forged in Hell. Spinoza’s Scandalous Treatise and the Birth of Secular Age, Princeton UP, Princeton/Oxford, 2011.

      11.Cf. Ep 68 (G IV, 299; Correspondencia completa, cit., p. 177). Más adelante trataré de esclarecer las razones que explican el uso del adjetivo con que Spinoza califica a los cartesianos soliviantados en 1675 por el rumor de la inminente publicación de la Ética. Véase la nota 34 de esta Introducción.

      12.Por ejemplo, desconfiará de Leibniz, quien, habiendo leído con atención, y admirado, el Tratado teológico-político, se muestra muy interesado en conocer la obra capital del filósofo. Cf. Ep 70, de G. H. Schuller a Spinoza, noviembre de 1675 (G IV, 301-303) y 72, de Spinoza a Schuller, de la misma fecha (G IV, 304-306).

      13.Spinoza ha publicado en vida dos textos, solo uno de los cuales aparece con su nombre en 1663, Los principios de filosofía de Descartes, junto con los Pensamientos metafísicos. El otro, el Tratado teológico-político, ve la luz en 1670. En cuanto al Breve tratado y al Tratado de la enmienda del intelecto, son, con toda probabilidad, anteriores a 1663. El primero aborda temas muy similares a los de la Ética, de manera que puede considerarse como una primera elaboración de sus principios. En cuanto al Tratado de la enmienda del intelecto, inconcluso, abandonado en un cajón de su escritorio hasta su muerte, es quizás una introducción metodológica a la Ética. Pero una introducción fallida por razones que todavía hoy se discuten. Por último, el texto que queda también inconcluso, aunque por otros motivos, el Tratado político, constituye una profundización, en sus capítulos iniciales, de la teoría de la potencia ofrecida en la Ética. El filósofo muere sin haber tenido el tiempo necesario para terminarlo.

      14.Así llamada, como también la de Spinoza, aunque es bien sabido que el término «panteísmo» lo construye John Toland en los primeros años del siglo XVIII.

      15.Ep 2 (G IV, 8; Correspondencia completa, cit., p. 23).

      16.La fórmula de Los principios de la filosofía es cristalina; con ella resume Descartes la operación que ha dado su particularidad propia a su filosofía: «… he tomado el ser o la existencia de este pensamiento por el primer principio, del cual he deducido muy claramente los siguientes, a saber, que hay un Dios que es autor de todo lo que es en el mundo», etc. (AT IX-2, 10).

      17.Cf. G. W. F. Hegel, Lecciones sobre la historia de la filosofía, trad. de W. Roces, FCE, México, 1955, vol. III, p. 257. Ya Schelling, en sus lecciones muniquesas Sobre la historia de la filosofía moderna, había otorgado a Descartes el título de «iniciador de la más nueva de las filosofías».

      18.En el Tratado de la enmienda del intelecto Spinoza rechaza de manera explícita esa revolución o giro, y lo hace más explícitamente aún en la Ética, cuya estructura formal restaura la tradicional ordenación de los capítulos de la metafísica: la primera parte de nuestro texto, el De Deo, es un tratado sobre «la causa primera y origen de todas las cosas» que da paso después, pero solo después, a una deducción sobre la naturaleza y el origen de la mente. No

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