Ética demostrada según el orden geométrico. Baruj Spinoza

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Ética demostrada según el orden geométrico - Baruj Spinoza Torre del Aire

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por otra. Q. E. D.

      COROLARIO

      De aquí se sigue que una sustancia no puede ser producida por otra cosa. Pues en la naturaleza no se da nada aparte de las sustancias y sus afecciones, como es evidente por el axioma 1 y las definiciones 3 y 5. Mas no puede ser producida por una sustancia (por la proposición anterior). Luego una sustancia no puede, absolutamente, ser producida por otra cosa. Q. E. D.

       De otra manera

      Esto se demuestra también, más fácilmente, por ser absurdo lo contradictorio. Pues si una sustancia pudiese ser producida por otra cosa, su conocimiento debería depender del conocimiento de su causa (por el axioma 4), y así (por la definición 3), no sería una sustancia. [49]

      PROPOSICIÓN 7

      A la naturaleza de una sustancia pertenece el existir.

      DEMOSTRACIÓN

      Una sustancia no puede ser producida por otra cosa (por el corolario de la proposición anterior). Será, pues, causa de sí, esto es (por la definición 1), su esencia implica necesariamente la existencia, o sea, que a su naturaleza pertenece el existir. Q. E. D.

      PROPOSICIÓN 8

      Toda sustancia es necesariamente infinita.

      DEMOSTRACIÓN

      Una sustancia de un solo atributo no existe sino como única (por la proposición 5) y el existir pertenece a su misma naturaleza (por la proposición 7). Por tanto, pertenecerá a su misma naturaleza el existir o bien como finita, o bien como infinita. Mas no como finita. Pues (por la definición 2) debería ser limitada por otra de su misma naturaleza, que también debería existir necesariamente (por la proposición 7), y entonces se darían dos sustancias del mismo atributo, lo cual es absurdo (por la proposición 5). Luego existe como infinita. Q. E. D.

      ESCOLIO I

      Puesto que ser finito es, en realidad, una negación parcial y ser infinito una afirmación absoluta de la existencia de cualquier naturaleza, se sigue, pues, de la sola proposición 7, que toda sustancia debe ser infinita4.

      ESCOLIO II

      No dudo de que a todos los que juzgan confusamente de las cosas y no están acostumbrados a conocerlas por sus primeras causas les sea difícil concebir la demostración de la proposición 7. Y ello es así porque no distinguen entre las modificaciones de las sustancias y las sustancias mismas, ni saben de qué manera se producen las cosas. De lo cual resulta que fingen para las sustancias un principio como el que ven que tienen las cosas naturales, pues quienes ignoran las verdaderas causas de las cosas lo confunden todo y, sin repugnancia alguna de la mente, fingen que tanto los árboles como los hombres hablan y que los hombres se forman tanto a partir de piedras como de semen, y se imaginan que cualesquiera formas se cambian en cualesquiera otras. Así también quienes confunden la naturaleza divina con la humana fácilmente atribuyen a Dios afectos humanos, sobre todo cuando además ignoran de qué manera son producidos los a-[50]fectos en la mente. Pero si los hombres atendieran a la naturaleza de la sustancia no dudarían lo más mínimo de la verdad de la proposición 7. Más aún, esta proposición sería un axioma para todos y se contaría entre las nociones comunes. Pues por sustancia entenderían aquello que es en sí y es concebido por sí, esto es, aquello cuyo conocimiento no precisa del conocimiento de otra cosa. En cambio, por modificaciones, aquello que es en otra cosa y cuyo concepto se forma a partir del concepto de la cosa en la que es. Es por esto por lo que podemos tener ideas verdaderas de modificaciones no existentes, pues aunque no existan en acto fuera del intelecto, su esencia, sin embargo, está comprendida de manera tal en otra cosa, que puede ser concebida por ella. Por el contrario, la verdad de las sustancias fuera del intelecto no está sino en ellas mismas, las cuales son concebidas por sí5. Luego si alguien dijera que tiene una idea clara y distinta, esto es, verdadera, de una sustancia, pero que sin embargo duda de que tal sustancia exista, ello sería lo mismo que si dijera que tiene una idea verdadera y que sin embargo duda de si es falsa (como resultará manifiesto a quien atienda suficientemente); o si alguien sostiene que una sustancia es creada, sostiene simultáneamente que una idea falsa se ha hecho verdadera, nada más absurdo de lo cual puede concebirse. Por ello es necesario reconocer que la existencia de una sustancia, como su esencia, es una verdad eterna. Y de esto, de otra manera, podemos concluir que no se da sino una única sustancia de la misma naturaleza, lo cual me ha parecido que valía la pena mostrarlo aquí. Y para hacerlo con orden se ha de notar, I. que la verdadera definición de una cosa cualquiera no implica ni expresa nada más que la naturaleza de la cosa definida. De lo que se sigue esto, a saber, II. que ninguna definición implica ni expresa un cierto número6 de individuos, pues no expresa nada más que la naturaleza de la cosa definida. Por ejemplo, la definición del triángulo no expresa nada más que la simple naturaleza del triángulo, pero no un cierto número de triángulos. III. Se ha de notar que, de toda cosa existente, se da necesariamente cierta causa precisa en cuya virtud existe. IV. Por último, se ha de notar que esta causa en cuya virtud existe alguna cosa, o bien debe estar contenida en la misma naturaleza y definición de la cosa existente (ciertamente porque a su naturaleza misma pertenezca el existir), o bien debe darse fuera de ella. Aceptado esto, se sigue de aquí que si existe en la naturaleza algún cierto número de individuos, necesariamente debe darse una causa por la que esos individuos, pero no más, ni [51] menos, existen. Si, por ejemplo, en la naturaleza existen veinte hombres (que, por mor de la claridad, supongo existen simultáneamente y sin que antes hayan existido otros en la naturaleza), no bastará (para dar razón de por qué existen veinte hombres) con mostrar la causa de la naturaleza humana en general, sino que además será necesario mostrar la causa por la que no existen ni más ni menos de veinte, puesto que (por la nota III) debe darse necesariamente una causa para que exista cada uno. Y esta causa (por las notas II y III) no puede estar contenida en la naturaleza humana misma, puesto que la verdadera definición del hombre no implica el número vigésimo. Y así (por la nota IV), la causa por la que esos veinte hombres existen y, en consecuencia, por la que existe cada uno de ellos, debe darse necesariamente fuera de cada uno. Y por eso se ha de concluir absolutamente que todo aquello de cuya naturaleza pueda existir una pluralidad de individuos debe tener necesariamente, para que exista, una causa externa. Entonces, y dado que a la naturaleza de una sustancia (por lo ya mostrado en este escolio) pertenece el existir, su definición debe implicar la existencia necesaria y, en consecuencia, de su sola definición debe ser concluida su existencia misma. Pero de su definición (como ya hemos mostrado en las notas II y III) no puede seguirse la existencia de una pluralidad de sustancias. Luego se sigue necesariamente de ella que existe solo una única sustancia de la misma naturaleza, como proponíamos.

      PROPOSICIÓN 9

      Cuanta más realidad o ser tiene una cosa, tantos más atributos le competen.

      DEMOSTRACIÓN

      Es patente en virtud de la definición 4.

      PROPOSICIÓN 10

      Cada atributo de una misma sustancia debe ser concebido por sí.

      DEMOSTRACIÓN

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