¡Ganar!. Brad Gilbert
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Ese pequeño precalentamiento de cinco minutos que ven antes de un partido del circuito profesional quizá sea engañoso. Pareciera que salimos a la cancha con ese bolso enorme sobre los hombros, peloteamos un par de minutos y arrancamos el partido. Para muchos de nosotros, el proceso estuvo en marcha durante todo ese día, pegando, elongando, soltándonos, en una sesión de masajes y, sobre todo, en el repaso mental.
La lista de tareas mentales previas al partido
Más allá de haber perdido o ganado ante mi rival en un enfrentamiento previo, quiero pensar en las razones. ¿Cómo le gané? ¿Qué hace con su selección de tiros y su patrón de juego? ¿Ataca? ¿O es un pasador? ¿Tiene un buen saque? ¿Cómo son sus devoluciones? ¿Cometí errores el último partido? ¿Qué clase de errores y por qué? ¿Cuáles son sus mejores tiros? ¿Y los peores? ¿Me forzó a hacer algo que me molestaba? ¿Empieza con todo y después se pone cauteloso en los momentos de presión? ¿Fue un partido ajustado? ¿Los puntos fueron cortos o largos? Repaso todo lo que concierne al juego de mi rival (así como todo lo relativo a los golpes y las tendencias de tiros).
También es importante considerar la personalidad del juego que produce tu rival. ¿Qué hace para afectar la atmósfera, el clima o el ritmo del partido? ¿Es lento entre punto y punto? ¿Suele demostrar sus emociones? ¿Protesta los piques? ¿Es bueno cuando está ganando y no tanto cuando pierde? ¿Te da una pequeña charla en los cambios de lado para sacarte del partido como McEnroe intentó hacerlo conmigo? ¿Llega siempre diez minutos tarde al partido? ¿Apresura el precalentamiento para jugar lo antes posible?
Prepárate mentalmente para los “ingredientes” que algunos jugadores traen al partido. A mí me gustaba estar atento al juego veloz de Andre Agassi o al ritmo metódico y deliberado de Ivan Lendl. Quería estar listo para los estallidos temperamentales de Connors y McEnroe o para las caras de piedra de Michael Chang o Jim Courier. Hacía una gran diferencia, porque controlaba mejor mi propio plan de juego, mi ritmo y mi compostura si sabía lo que podía pasar del otro lado de la red. Confía en lo que te digo, puede hacer una gran diferencia, como verás más adelante.
El plan de juego
Este proceso de análisis me llevaba a otro proceso de importancia similar, el de planear mi estrategia:
1 ¿Qué quiero que ocurra en el partido?
2 ¿Qué quiero evitar que ocurra?
Al evaluar a mi oponente, empezaba a solidificar mi propio abordaje del partido. Mientras repasaba su estilo de juego y sus golpes, preparaba mi plan básico de juego. Si la última vez había aniquilado mi revés, pensaba cómo evitar que pasara lo mismo. Si su saque era débil, tomaba nota mental y le daba vueltas a cómo sacarle ventaja. Planeaba un abordaje específico para ese jugador específico. Todo esto incluso antes de verlo en la cancha.
Calibra tu brújula
Tu cuerpo tratará de hacer lo que la mente le diga. En el análisis previo al partido programas la mente para que le transmita al cuerpo la información correcta una vez que este comienza y todo empieza a suceder rápido, bajo fuego. Estableces el curso que quieres tomar para llegar a destino. El destino es el triunfo.
En su forma más básica, un plan de juego evoluciona a medida que respondes las siguientes preguntas:
1 ¿Cuál es la mejor arma de mi rival?
2 ¿Cuál es la debilidad de mi adversario?
3 ¿Cuál es mi mejor golpe y cómo puedo dirigirlo a la debilidad del rival?
4 ¿Cómo puedo mantener a mi rival lejos de mis debilidades?
El esfuerzo previo a un partido crea una brújula mental. Sabes a dónde quieres ir y cómo vas a llegar. Puede haber desvíos en el camino, el rival puede presentar algunas sorpresas, puedes sentirte perdido, pero la ruta básica ya está en tu cabeza y la brújula mental te mantiene en rumbo. (En las páginas siguientes contaré cómo este procedimiento me ayudó a vencer a Boris Becker y a Jimmy Connors de dos maneras diferentes).
Incluso si tiendes a enfrentar a los mismos jugadores una y otra vez (tus amigos del club) es importante volver a concentrarse en ese jugador específico, ese día en particular. Enfoca tu mente en ese jugador. Jugar tan seguido puede ser incluso más ventajoso para el repaso y para refinar tus tácticas, porque dispones de mucha más información. Ahí es cuando realmente se empieza a poner interesante.
Mira a los jugadores del circuito. Los grandes intentan tener un buen ritmo de entrada, porque saben que, por lo general, un buen comienzo marca la tónica del partido. Tenerlo bajo control desde el inicio obliga a tu rival a tener que alcanzarte. Algunas veces se recuperará. La mayoría, no. Y eso es lo que querrás hacerle a tu oponente. Quieres forzarlo a que piense lo antes posible: “Quizás hoy no es mi día”. Esto puede suceder muy temprano en un partido. Tu preparación y visualización previas pueden convertirte en aquel al que el otro quiera alcanzar.
Estarás pensando: “Brad, ¡dame un respiro! Tengo una vida No puedo estar pensando todo el tiempo en tenis”. Eso es cierto. Pero hablo de menos de diez minutos de atención camino al partido y luego, el esfuerzo de ajustarse a un plan de juego. Quizás quieras aplicarlo sólo ante rivales a los que les quieras ganar de verdad. Si te das la oportunidad de empezar bien, te estarás dando también la oportunidad de terminar bien. Por eso vale la pena un poco de atención extra.
Déjame llevarte a mi propia preparación mental, tal como la usaba antes de los partidos importantes.
La preparación en el circuito Becker y Connors (diferentes golpes, diferentes tipos)
Cuando me mentalicé en serio en aprovechar las oportunidades previas a un partido, empecé a ganar más seguido. Cuando mi rival en los octavos de final del US Open era Boris Becker (lo fue), mi repaso mental antes de entrar al vestuario de Flushing Meadows fue el siguiente:
Becker puede atacar mi débil segundo saque. Sabe que puede explotarlo con el máximo efecto. Esta es una manera elegante de decir que se relame ante esa posibilidad. Por eso, no tengo que cederle muchos segundos saques. Lo que significa que debo ser más consistente con el primero, ponerle el acento a reducir las faltas. Tendré que pegar con menos potencia, tomar menos riesgos y la recompensa será no darle las oportunidades en el segundo saque.
Además, quiero sacarle a su drive, ponerlo a prueba y buscar que empiece a fallar algunos tiros de fondo. ¿Por qué? Sé que Boris tiene una gran derecha, es el ancla del resto de su juego. Si comienza a fallar, lo demás también puede sufrir. Se suele frustrar cuando su drive no alcanza sus expectativas.
Aprendí (y me lo digo de nuevo en el repaso mental previo al partido) que cuando empieza a fallar del lado del drive, el resto del juego tambalea. Allí es cuando empieza a insultarse a sí mismo en alemán. Entonces quiero estar preciso para sacarle al drive sin ser demasiado ambicioso, tener un alto porcentaje adentro.
También tengo que evitar darle ritmo. Boris gana cualquier batalla cuando se trata de ver quién le pega más fuerte. Sin ritmo, él igual intenta pegarle duro y con frecuencia puede pasarse de revoluciones. Sobre todo del lado de su drive.
Antes