La danza. Virginia Wilmerding
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Barras
La barra es otro aspecto importante del entorno para la danza que puede afectar al cuerpo y al entrenamiento de muchas maneras. Básicamente, la barra es una herramienta de trabajo que puede ayudarte a practicar y desarrollar ejercicios avanzados antes de intentar ejecutarlos en el centro. Lo primero que hay que tener en cuenta es la altura de la barra. Si eres inusualmente bajo o alto, tendrás dificultades para encontrar un estudio con barras que se ajusten a tu altura personal. Una barra demasiado alta puede hacer que tengas que subir los hombros y provocar tensión en el cuello. Una barra demasiado baja puede afectar a la postura si tienes que estirar la mano para coger la barra. Sin embargo, muchas de las barras comercializadas pueden fijarse a la pared a dos alturas diferentes para responder a las necesidades de la mayor cantidad posible de bailarines, y las barras portátiles suelen tener alturas regulables. Pregunta en el estudio si pueden usar estas opciones o busca un estudio que se ajuste a tus necesidades. Como norma general, los adultos necesitan colocar la barra a una altura de 106,7 cm (que corresponde a 42 pulgadas), mientras que los niños deben ponerla a 91,4 cm (36 pulgadas). Al hacer ejercicios en la barra, asegúrate de dejar un espacio amplio entre la barra y tú para que puedas moverte con libertad sin darle patadas a la barra durante los battements y los giros. Después del trabajo de barra, puedes ayudar a crear un espacio más seguro apartando las barras portátiles lo más posible para no entorpecer los ejercicios en el centro.
En el entorno para la danza, suelo y barra son los factores físicos obvios que pueden tener un impacto directo en el bienestar, el entrenamiento y el rendimiento del bailarín. Pero hay muchos otros factores como las dimensiones, los espejos, la iluminación, el sonido y la calidad del aire que también pueden influir. Estos factores no suelen conocerse, a no ser que acaben suponiendo un problema.
La bailarina está trabajando en una barra a la altura adecuada.
Foto cortesía de Jake Pett.
Escenarios inclinados
Históricamente, muchos escenarios y estudios se construían a propósito inclinados hacia el público en vez de construirse a una altura constante respecto al suelo. Los escenarios inclinados se miden siguiendo una ratio. Dicha ratio se calcula en función de cuánto aumenta el suelo en altura en relación con cuánto se va alejando el suelo de la audiencia. Es decir, si el suelo inclinado es unos 30 cm más alto que la parte frontal del escenario a unos 3 m de esta, el suelo deberá tener una inclinación de 1:10. Cuando te mueves por un escenario inclinado, debes tener en cuenta el efecto del suelo en función de la dirección de desplazamiento. Por ejemplo, al hacer una grand jeté en una diagonal al frente del escenario, saltarás en el suelo a una altura superior a la que encontrarás cuando aterrices. Esto aumenta la altura del salto y, por lo tanto, también aumenta la fuerza de impacto al aterrizar. Al desplazarse por el escenario, notarás una inclinación que cruzará el cuerpo, lo que puede influir especialmente en el ángulo del tobillo y la rodilla de la pierna apoyada, pudiendo dar lugar a complicaciones como esguinces de tobillo y afectar a las articulaciones. Las coreografías que incluyen muchos movimientos hacia el fondo del escenario hacen que, básicamente, tengas que bailar cuesta arriba, lo que puede provocar que el cansancio aparezca antes de lo que lo haría en un suelo plano. Para obtener más información sobre los problemas que puede provocar la fatiga, consulta el capítulo 6.
Espejos
Los espejos pueden ser útiles para comprender mejor la alineación del cuerpo, aprender secuencias de movimientos y espaciar a los bailarines en una rutina de grupo. Sin embargo, se corre el riesgo de depender demasiado de los espejos, por lo que su uso en danza está sujeto a debate. De hecho, los espejos no ofrecen una representación exacta del cuerpo. Se puede producir una diferencia entre la posición y el ángulo reales del cuerpo cuando se observa desde un campo visual distinto, lo que puede llevar a una mala interpretación de la alineación y la postura. Deberías intentar pasar tanto tiempo bailando sin mirar al espejo como usándolo. Si el espacio de danza cuenta con cortinas que cubren los espejos, pregunta al profesor si es posible cerrarlas en algunas clases. Como alternativa, si crees que dependes demasiado del espejo, intenta colocarte en una zona del estudio en la que no puedas verte en él.
EMPODERAMIENTO
Si ves algún problema en el espacio, dilo
Cuando hay algún factor de estudio que no contribuye a tu bienestar, ¿lo dices? ¿Pides que cierren las cortinas o que abran las ventanas para alterar la iluminación y la ventilación del estudio? ¿Ayudas a mantener limpio y ordenado el estudio? ¿Has pedido al resto de bailarines que echen una mano para mejorar el entorno? Tienes el poder de influir positivamente en tu entorno de danza. No tengas miedo de hablar cuando sea necesario, aunque siempre con respeto.
Luz y sonido
Los bailarines tienen que bailar en una amplia variedad de condiciones de iluminación, sobre todo cuando pasas del estudio al escenario. Por lo general, el estudio suele estar bien iluminado, mientras que en el escenario tienes enfrente un espacio completamente oscuro y estás rodeado de focos, luces de colores y una iluminación desde diferentes ángulos. Los cambios de luces pueden desorientarte y afectar al sentido del equilibrio. El equilibrio exige una combinación de información proporcionada por los ojos, los sensores cutáneos que aportan al cerebro datos sobre el movimiento del cuerpo en relación con la superficie de apoyo, los sensores para la propiocepción y el oído interno. Se ha descubierto que los bailarines dependen mucho de su vista para mantener el equilibrio. Quizá deberías intentar practicar los equilibrios con los ojos cerrados para incrementar la contribución del resto de componentes del equilibrio. Esta práctica puede aumentar la estabilidad con los ojos abiertos. Por lo tanto, trabajar en diferentes condiciones de iluminación puede ayudar a prepararte para los cambios a los que tendrás que enfrentarte en función del lugar. Sin embargo, en la práctica diaria, lo mejor es mantener cierto equilibrio en la iluminación de forma que no obstaculice tu entrenamiento. Por ejemplo, si el estudio tiene cortinas en las ventanas, recuerda cerrarlas antes de que empiece la clase para evitar que la luz del sol incida directamente en los ojos o en ángulos que pudieran hacer que se refleje en los espejos.
El sonido emana de diferentes fuentes en el entorno donde se desarrolla la danza. De igual forma que las piernas pueden sufrir lesiones como consecuencia de demasiados impactos en el suelo, el aparato auditivo del ser