Estiramientos y movilidad. Stephan Meyer

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Estiramientos y movilidad - Stephan Meyer Deportes

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específica constante en flexión y a la consiguiente falta del movimiento contrario de extensión, el músculo se adapta con un «acortamiento». Estas desviaciones de la norma también pueden valorarse como una adaptación funcional de la musculatura en sentido positivo, para mejorar la estabilidad y la capacidad de rendimiento. En sentido negativo, puede ser un intento de protección de las articulaciones de la cadera, ya sea por un desgarro de la cavidad glenoidea, un desgaste, una sobrecarga u otras lesiones.

      En modalidades deportivas como la gimnasia artística, en la que se exige un grado elevado de movilidad, no se producen estos tipos de «limitaciones». A diferencia de los jugadores de hockey sobre hielo, quienes, en su especialidad, casi nunca necesitan aprovechar al máximo la movilidad de sus articulaciones, en la gimnasia artística las restricciones de la movilidad limitan enormemente el rendimiento. En este ejemplo se aprecia que, en el deporte, la movilidad ha de valorarse de forma muy específica y que no pueden aplicarse criterios generales.

      En función de la modalidad deportiva y de la movilidad individual, es posible tener que cuidar y mantener o mejorar la movilidad.

      En el día a día, rara vez se aprovecha el nivel máximo de movilidad. Con el tiempo, la vida sedentaria y los reducidos movimientos monótonos del trabajo de oficina dan lugar a limitaciones de la movilidad, ya que todos los sistemas corporales se adaptan a estas exigencias de flexión y movimiento.

      En nuestra opinión, la postura corporal no se modifica solamente con estímulos de distensión ni tampoco por un entrenamiento con pesas. Sin embargo, los estímulos de distensión son imprescindibles para compensar las pocas exigencias de movimiento de la vida sedentaria, ya que contrarrestan los patrones negativos de movimiento y flexión, activan el metabolismo de todas las estructuras y sirven de base para aumentar la capacidad de rendimiento corporal.

Se considera que la principal finalidad de las distensiones es el mantenimiento de la movilidad funcional. Además, los estímulos de distensión para la optimización del metabolismo pueden considerarse como un cuidado de las articulaciones que mejora el bienestar subjetivo.

      Las afirmaciones de los participantes en las investigaciones sobre el efecto de los estímulos de ejercicio y la adaptación a los mismos demuestran claramente que la mejora de la movilidad tiene una gran influencia en el bienestar subjetivo. El hecho de sentirse «contracturado y rígido» se equipara a «viejo y frágil», mientras que la flexibilidad se entiende como relativa a una persona «joven y ágil».

       2 Bases anatómicas y fisiológicas

      El aparato locomotor humano se divide en una parte activa y una pasiva.

      • La parte activa está formada por la musculatura esquelética que, a través de su capacidad de contracción, permite mover los huesos por medio de las articulaciones.

      • La parte pasiva está compuesta por los huesos, los cartílagos, los ligamentos y los tendones.

      En el organismo humano se diferencian tres tipos de musculatura:

      • La musculatura lisa, que participa en la función de muchos órganos internos (estómago, intestino, vejiga, etc.) y de los vasos sanguíneos, por lo que contribuye a la regulación de la circulación. No puede activarse voluntariamente y su contracción es lenta.

      • La musculatura cardíaca (miocardio), que tampoco permite la activación voluntaria. A diferencia de la musculatura lisa, se caracteriza por presentar una velocidad de contracción considerablemente más rápida.

      • La musculatura esquelética, responsable de la postura y el movimiento, puede controlarse voluntariamente y da lugar a las contracciones más rápidas.

      A continuación, solo se describen la estructura y la función de la musculatura esquelética.

      A nivel macroscópico, cada músculo está formado por fibras musculares (células musculares o miocitos). Entre 15 y 20 de estas fibras forman un haz o fascículo muscular. Estos fascículos están rodeados por una membrana de tejido conectivo, y forman el vientre del músculo que, a su vez, está rodeado por una vaina conectiva muy tensa, la fascia. En ambos extremos, los haces de fibras tendinosas se unen fuertemente con las membranas de las fibras musculares para formar la transición del músculo al tendón.

      El tejido conectivo en el músculo, además de cumplir una función de protección, desempeña también un papel importante en la actividad del músculo, debido a que posee propiedades elásticas.

      A nivel microscópico, los sarcómeros forman las unidades contráctiles más pequeñas del músculo. Consisten en filamentos gruesos y finos de proteínas, la miosina y la actina. Los filamentos de miosina están dispuestos paralelamente entre sí. El sarcómero tiene una longitud aproximada de 2 micras y en ambos extremos está delimitado por los discos Z, que son resistentes a la tracción. Los filamentos de actina se anclan fijamente en dichos discos y desde ahí irradian hacia el centro del sarcómero. Debido a su disposición espacial, no se tocan entre sí. En el centro del sarcómero se sitúan alternativamente los filamentos de miosina, cuyos extremos se solapan con los filamentos de actina.

      Estas zonas solapadas se denominan bandas A, ya que presentan propiedades anisótropas de doble refracción a la luz polarizada. Alrededor de los discos Z solo se encuentran moléculas de actina (banda I), que provocan una menor refracción de la luz (isotrópica). Debido a esta disposición regular de las bandas A e I, en el microscopio óptico se aprecia el característico estriado transversal de la musculatura esquelética.

      En los últimos años, se ha evidenciado que existen otras proteínas responsables de la estructura de los sarcómeros. Estas proteínas se engloban dentro del término general de citoesqueleto endosarcomérico, en el que la titina, uno de los polipéptidos más grandes descritos hasta la fecha, adquiere una importancia especial (► figura 2.1). Es responsable de la longitud de los filamentos gruesos, los organiza en bandas A ordenadas y establece la unión elástica con los discos Z. Además, es muy probable que la titina determine el trabajo fisiológico del músculo y que sea responsable de las fuerzas elásticas en reposo (Fürst, 1999).

      Estos conocimientos recientes obtenidos con la investigación de los miocitos han tenido una gran influencia en la manera de entender y valorar el modo de acción de las distensiones en la musculatura.

      Las fibras musculares pueden clasificarse en fibras de tipo 1 y de tipo 2.

      Las fibras musculares de tipo 1 se contraen más lentamente y se caracterizan por tener una mayor proporción de mioglobina roja, un pigmento muscular que almacena oxígeno. Además, contienen muchas mitocondrias que, entre otras funciones, son responsables de la metabolización de los hidratos de carbono y las grasas. Aportan la energía a través de la vía aerobia por lo que su acción es más duradera que la de las fibras de tipo 2. Las fibras de tipo 1 están inervadas por pequeñas motoneuronas alfa de la médula espinal. A partir de allí y por medio de las fibras nerviosas de conducción lenta, se mantiene una frecuencia de impulso continuada. De este modo, queda garantizada una

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