El futuro comienza ahora. Boaventura de Sousa Santos

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El futuro comienza ahora - Boaventura de Sousa Santos Cuestiones de Antagonismo

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de las formas indígenas de resistencia a la violencia colonial que incluyó las epidemias. Esta fuga puede interpretarse como un ejemplo de cuarentena prolongada (Cunha, 1992b). Por su parte, el Estado brasileño, especialmente a partir del siglo xix (Cunha, 1992a), comenzó a apoyar la deforestación de extensas áreas. Esta decisión contribuyó a liberar patógenos que se sumarían a otras varias enfermedades endémicas, como la malaria, por ejemplo. Esta acción desarrollista avant la lettre exigió la remoción de los pueblos indígenas de los bosques, para permitir la ocupación de esos territorios en la agricultura y la ganadería, y transformar gradualmente a los indígenas en trabajadores al servicio del Imperio. Esta opción dio lugar a la creación de aldeas indígenas, superpobladas y con malas condiciones de salubridad, donde sus habitantes eran presa fácil de epidemias (Cunha, 1992b).

      Los habitantes de Sant’Anna […] no mostraban gran amistad con estos indios pobres porque, en una de sus conversaciones, el comandante nos dijo que el director de los indios ya había domesticado a 500 puris y estaban domiciliados en lugares específicos, haciendo que se acabaran todas las hostilidades contra los portugueses y sus amigos; pero añadió, con una carcajada diabólica, que había que llevarles la viruela para acabar con ellos de una sola vez, porque la viruela es la enfermedad más terrible para esta gente (1907: 195).

      Los estudios más detallados son concluyentes de que los efectos directos de la conquista europea –incluyendo las nuevas epidemias, las múltiples campañas militares contra pueblos indígenas, su explotación laboral (Livi-Bacci, 2008), el reasentamiento forzoso de personas y la esclavitud– están en el origen de la drástica disminución de la población originaria. A estas razones se suman también las múltiples ocurrencias de desabastecimiento y la falta de atención de salud (Flores, 2017) que llevaron a un descenso en la tasa de natalidad y, posteriormente, a un mayor descenso de la población (Cook, 1998). En resumen, el colapso social tras las conquistas militares, la esclavitud y el hambre agravaron el deterioro del estado de salud de las poblaciones de las Américas, haciéndolas más susceptibles a las epidemias. La sobreexplotación de los cuerpos racializados, subhumanos, arrojados al otro lado de la línea abismal –los indígenas, los negros esclavizados–, legitimó la destrucción de vastísimos grupos de población americanos, memoria viva de un genocidio de dimensiones incalculables. Y, junto con el genocidio, ocurrió el epistemicidio.

      Las informaciones más contundentes y completas son parte de un informe de la Procuraduría General de la República, en 1967, difundido en marzo de 1968. En 20 volúmenes y con más de cinco mil páginas, el informe se refiere a casos de corrupción en el extinto Servicio de Protección Indígena (SPI) y masacres de tribus enteras utilizando dinamita, ametralladoras y envenenamiento por azúcar mezclado con arsénico. Aunque se dio por desaparecido algún tiempo después de su publicación, datos del informe son citadas por varios autores, como el antropólogo estadounidense Shelton Davis (1978). Como señala este autor, el informe confirmó las denuncias de que agentes del SPI y terratenientes habían recurrido a armas biológicas y convencionales para exterminar tribus indígenas. Este informe menciona la introducción deliberada de viruela, gripe, tuberculosis y sarampión entre las tribus de la región de Mato Grosso, entre 1957 y 1963. Además, los archivos del Ministerio del Interior sugirieron que hubo una introducción consciente de tuberculosis entre las tribus del norte de la cuenca del Amazonas entre 1964 y 1965 (Davis, 1978: 34). Hambre, miseria, desnutrición, peste, parasitosis externa e interna se mencionan repetidamente en el informe, lo que parece haber tenido poco efecto práctico, ya que relatos más modernos revelan que esta política genocida se siguió practicando hasta hace poco.

      El fluido seroso se extrae de ancianos o niños que no tienen relaciones sexuales [...]. El ntukulu se vacuna a sí mismo, vacuna a sus compañeros y regresa a casa. Cuando sus pústulas están maduras, inoculan a todos los miembros del clan que aún no se hayan visto afectados por la epidemia. A partir de este día comienza un periodo marginal distinto para todo el clan, con todos los tabúes que acompañan

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