E-Pack HQN Jill Shalvis 1. Jill Shalvis

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E-Pack HQN Jill Shalvis 1 - Jill Shalvis Pack

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acurrucó para dormir una buena siesta.

      Entonces, Joe miró lo que había en la bolsa.

      –Alitas de pollo y patatas fritas. Qué rico.

      –Molly me pidió que te trajera la comida.

      Joe se quedó mirándola y sacó el teléfono. No saludó a quien respondió la llamada, fuera quien fuera. Tan solo, escuchó un momento, y después dijo:

      –Más vale que te andes con ojo. La venganza será terrible.

      –¿La venganza será terrible? –preguntó Kylie, cuando él colgó–. ¿Quién era?

      –Mi hermana la entrometida.

      –¿Tu…? ¿Quieres decir que me han tendido una trampa?

      –¿No solo Molly?

      –Molly, Elle y Willa –dijo ella–. ¡Incluso Eddie, en la dichosa fuente!

      Aquella fue la segunda vez que él se alarmaba al oír mencionar la fuente.

      –Venga, deja ya de tomarme el pelo con eso de que te da miedo esa cosa.

      –No te estoy tomando el pelo –respondió él en un tono de inquietud–. Y tú también deberías tener miedo. Ya conoces las historias. Finn y Pru. Willa y Keane. Max y Rory. Spence y Colbie. Archer y Elle –dijo él, y cabeceó–. Y eso que Archer es el tipo más duro del mundo. Si él no ha tenido ni una oportunidad, nadie la tiene. Nadie, Kylie.

      Sabiendo que él hablaba completamente en serio, ella empezó a contagiarse de su preocupación.

      –Solo ha sido un penique. ¡Un penique! Hoy día ni siquiera se puede comprar nada con un penique, así que…

      –¿Me estás diciendo que has pedido el deseo de encontrar el amor verdadero conmigo? ¿De verdad?

      –¡No! No exactamente.

      –Entonces, ¿qué, exactamente?

      –Solo era una fantasía, ¿de acuerdo? ¡Caramba! –dijo ella, con las manos en el aire–. ¡Y ni siquiera iba en serio!

      –Kylie, ¿qué deseo has pedido?

      Ella exhaló un suspiro.

      –Sexo. Contigo. ¿Contento?

      A él se le llenó la mirada de humor, y sonrió. Fue una sonrisa de lobo feroz.

      –Mucho –respondió Joe, y se echó a reír. Al oír sus carcajadas, ella sonrió.

      –Bueno, pues como todo esto de la comida ha sido una trampa, vas a tener que compartirla conmigo –dijo, y abrió la bolsa con un suspiro.

      Comieron en buena compañía, mientras Joe vigilaba el edificio. Al rato, un grupo de niños salió de un colegio que había un poco más abajo.

      –¿Fuiste buen estudiante? –le preguntó ella.

      Joe soltó un resoplido.

      –No.

      –¿Cuál era tu clase favorita?

      –El recreo.

      –¿Fuiste a la universidad?

      Él la miró de reojo.

      –¿Es que estamos jugando a las veinte preguntas?

      –Estoy intentando conocerte mejor.

      Él sonrió.

      –Ya me conoces.

      Ella puso los ojos en blanco.

      –Conozco tu cuerpo.

      –Y te gusta –dijo él con petulancia.

      En realidad, le encantaba su cuerpo, hasta el último centímetro de su cuerpo atlético. Y él lo sabía. Pero, bueno, si quería entrar en ese tema, entrarían.

      –Voy a hacerte una pregunta más fácil, Joe, ¿cuál es tu postura sexual favorita?

      Él sonrió, y ella le dio una palmadita en el brazo.

      –Vamos, esto sí que lo sabes. Pero, si tú me dices cuál es la tuya, yo te digo cuál es la mía.

      –Ya sé cuál es la tuya –respondió él en voz baja.

      Ella se ruborizó y apartó la vista. Intentó pensar rápidamente otra pregunta, alguna con la que poder borrar la expresión de depredador de la cara de Joe antes de poder cometer una estupidez como abalanzarse sobre él.

      –Fui un estudiante aceptable –dijo él, y le dio una sorpresa al responder a su pregunta anterior–. No era difícil, pero yo no trabajaba demasiado. Sacaba sobresalientes, pero no hacía los deberes, lo cual hizo que bajaran mis notas. Y, realmente, mi clase favorita no era el recreo, sino las clases de ciencias.

      –¿Sí? ¿Por qué?

      –Porque me gustaba mucho mi profesora, la señorita Jones. Era guapísima –dijo él, y sonrió con afecto al recordarlo. Kylie se sintió un poco celosa, y él se dio cuenta; se echó a reír y le tiró de un mechón de pelo.

      –¿Vamos a ir a investigar al último aprendiz de la lista hoy por la noche? –le preguntó ella, desesperada por cambiar de tema.

      –Sí. Te llamo.

      Kylie asintió y tomó a Vinnie del regazo de Joe.

      –Nos vemos después –le dijo.

      Había recorrido la mitad del camino de vuelta al trabajo cuando se dio cuenta de que todavía no sabía lo que iba a ocurrir cuando encontraran el pingüino, si lo encontraban alguna vez.

      ¿Seguirían con aquello que tenían, los llevara donde los llevara?

      ¿O empezarían a ignorarse el uno al otro?

      ¿Y cuál de las dos cosas quería ella? Bueno, sabía lo que quería, pero, teniendo en cuenta lo que él pensaba de las relaciones, no estaba dispuesta a pedírselo.

      #TontoEsElQueHaceTonterías

      A Joe se le hizo interminablemente largo el resto del día. Después de la visita sorpresa de Kylie a la hora de comer, había tenido que solucionar varios problemas en el trabajo. Aquel día había empezado la jornada a las cinco de la mañana, y no salió hasta las siete de la noche. Pensó en comprar algo de comida para llevar e ir a buscar a Kylie para investigar al último aprendiz.

      Sin embargo, Archer apareció en la puerta de su despacho, preparado para salir.

      Preparado significaba armado hasta los dientes.

      Y

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