Anatomía y cinesiología de la danza. Karen Clippinger
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4. Determina los músculos que pueden generar un movimiento articular dado. Además de aprender las acciones de un músculo dado, es importante invertir ese proceso y aprender qué músculos podrían producir un movimiento articular determinado. Esto es importante para el análisis de los movimientos. Una tabla de resumen de cada región aparece en los capítulos 3 a 7 para facilitar este proceso. También aparece un resumen general en el capítulo 8. Cuando procedas a hacerlo, céntrate por ahora sólo en los músculos principales. Un análisis más detallado podrá abarcar también los músculos accesorios, sinergistas y estabili-zadores; este enfoque más detallado se reserva para el capítulo 8. Además, simplifica este proceso de análisis identificando primero el grupo funcional de músculos que generan el movimiento (p. ej., flexores, extensores, abductores de la cadera), como se aprecia en la tabla 2.5, y luego selecciona de uno a tres músculos principales específicos que generan este movimiento articular deseado.
5. Ten presente la influencia de la gravedad y el tipo de contracción muscular. Cuando se analiza un movimiento, es importante recordar que la influencia de la gravedad también se debe tener en cuenta. En muchas fases de los movimientos de danza, la gravedad es fundamental para generar el movimiento, y los músculos se emplean para controlar este movimiento iniciado por la gravedad. Para los estudiantes que se inicien en la anatomía, se trata de un concepto difícil de asimilar. Es útil plantearse si el movimiento del cuerpo o sus segmentos es sobre todo (1) opuesto a la dirección de la gravedad (ascendente), o (2) en la misma dirección que las fuerzas gravitacionales (descendente). En el caso de movimientos lentos y controlados, los movimientos opuestos a la dirección de la gravedad se suelen producir mediante contracciones musculares concéntricas cuya acción es en la misma dirección del movimiento, mientras que los movimientos en la misma dirección que la gravedad son generados por ésta y controlados mediante la contracción excéntrica de los músculos cuya acción es en dirección opuesta al movimiento articular.
PRUEBAS Y MEDICIONES 2.1
Electromiografía
Ejemplos de registros EMG de tres grupos musculares de bailarinas a las que se pide que se pongan de pie en primera posición, «preparadas», como si estuvieran en clase. Se eligieron los registros de dos bailarinas de ballet profesionales y de dos bailarinas avanzadas en danza moderna para mostrar el grado de respuesta en la misma postura. Con esta versión de la prueba, se compara la magnitud del trazado de un músculo durante un movimiento dado con la de una contracción voluntaria máxima del mismo músculo y para una misma localización de electrodos.
Clave:
A = aductor de la cadera (aductor largo)
Q = cuádriceps femoral (vasto medial)
H = isquiotibiales (bíceps femoral)
Tabla 2.5. Análisis simplificado del movimiento demi-plié en primera posición paralela
FIGURA 2.21. Tipos de contracción muscular en que la gravedad desempeña un papel principal.
Por ejemplo, en un plié en primera posición en dehors (figura 2.21), la fase ascendente ocurre contra la gravedad, y los músculos extensores de la rodilla (cuádriceps femoral) trabajan concéntricamente para generar la extensión de la rodilla. En contraste, la fase descendente la provoca la gravedad, y los músculos extensores de la rodilla trabajan excéntricamente para controlar la flexión de la rodilla y prevenir que la bailarina se precipite al suelo. Así, incluso si ocurre el movimiento opuesto en la articulación (extensión de la rodilla en la fase ascendente y flexión de la rodilla en la fase descendente), el mismo grupo muscular se emplea en ambas fases (concéntricamente en la fase ascendente para generar el movimiento, y excéntricamente en la fase descendente para controlar y oponerse a la tendencia a la flexión generada por la gravedad). Así, una aproximación al análisis cinético pasa por determinar qué grupo muscular está trabajando durante la fase concéntrica del movimiento; esto te dirá el grupo muscular responsable del movimiento en las fases ascendente (concéntricamente) y en la fase descendente (excéntricamente). Un esquema básico de este método aparece en la tabla 2.5 con el plié en paralelo; el análisis se ha limitado a las articulaciones de la cadera y la rodilla por razones de simplicidad. Otra forma es fijarse en que, cuando hay contracciones excéntricas, actúan los músculos que generan la acción opuesta a la dirección del movimiento que se observa. También hay que recordar que, cuando la gravedad tiende a producir un movimiento dado y éste no se produce, por lo general hay en juego contracciones musculares isométricas.
Durante movimientos lentos de los segmentos corporales perpendiculares a la gravedad (en horizontal o en paralelo respecto al suelo), la gravedad no tiene el mismo efecto, y a menudo los músculos se usan concéntricamente para generar movimientos y mantener la extremidad en el plano horizontal en ambas direcciones del movimiento (p. ej., abducción y aducción horizontales). Durante movimientos rápidos, la interacción de los músculos y la gravedad se vuelve más compleja, ya que a menudo entran en juego el empleo concéntrico de los músculos para acelerar segmentos, la cocontracción de los antagonistas para controlar el movimiento y las contracciones excéntricas para desacelerar segmentos corporales, junto con las fuerzas gravitacionales. Asumir la importancia de la gravedad sobre la función de los músculos es esencial para un análisis cinemático preciso, y de ello se hablará más en el capítulo 8.
6. Aplicación al diseño de ejercicios. Otra forma de reforzar los conocimientos sobre las acciones y localización de un músculo es diseñar ejercicios para fortalecerlo, estirarlo o prevenir lesiones en ese músculo o en estructuras relacionadas. Los capítulos 3 a 7 contienen muestras de estos ejercicios. Cuando se diseña un ejercicio para desarrollar la fuerza, al menos una de las acciones principales del músculo se debe ver opuesta por la resistencia. Para que el ejercicio sea eficaz, este músculo se debe trabajar (sobrecarga) lo suficiente como para que se llegue a la insuficiencia muscular con relativamente pocas repeticiones, pero se evite una lesión. Las recomendaciones del American College of Sports Medicine (1998) son practicar de 8 a 12 repeticiones de distintos ejercicios. Algunos de los ejemplos más difíciles de ejercicios de fuerza que aparecen en los siguientes capítulos tal vez requieran –inicialmente– que se practiquen menos repeticiones (de cuatro a seis) para evitar una tensión excesiva de los músculos.
La resistencia empleada en los ejercicios para desarrollar la fuerza puede adoptar muchas formas, como el peso corporal, tobilleras lastradas, mancuernas, muelles, bandas elásticas o máquinas de pesas. En el caso de las tres primeras formas de resistencia, la eficacia del ejercicio también depende de la postura apropiada del cuerpo para que la gravedad se oponga a la acción del músculo. Por ejemplo, cuando se ejecuta una rotación externa del hombro con los codos a los lados, la postura erguida del torso permitirá una oposición eficaz si se usa una banda para generar resistencia, pero no si la resistencia es una mancuerna. Adoptar una postura en decúbito lateral permitirá a la gravedad oponer mayor resistencia a la acción de rotación