Obras Inmortales de Aristóteles. Aristoteles

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Obras Inmortales de Aristóteles - Aristoteles Colección Oro

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que, existiendo A, B necesariamente existe. Luego si A y B están en este caso, admitir entonces que B no es posible, es admitir que A y B no están entre sí como lo habíamos admitido. Y si siendo posible A, es necesariamente posible B, la existencia de A arrastra tras sí la de B. En efecto, B es necesariamente posible cuando A lo es, lo cual significa que cuando A existe en cualquier circunstancia y de cualquier manera que pueda existir, entonces B existe igualmente y es necesario que exista en el mismo concepto A.

      Parte V

      Unas potencias son puestas en nosotros por la naturaleza, como los sentidos; otras nos vienen de un hábito contraído, como la habilidad de tocar la flauta; y otras son fruto del estudio, por ejemplo, las artes. Es preciso que haya habido un ejercicio anterior para que poseamos las que se adquieren por el hábito o por el razonamiento; pero las que son de otra clase, así como las potencias pasivas, no exigen este ejercicio. Potente es el que puede algo en cualquiera circunstancia y manera y con todos los demás caracteres que entran necesariamente en la definición. Ciertos seres que pueden producir el movimiento racionalmente, y sus potencias son racionales, mientras que los otros están privados de razón y solo tienen potencias irracionales; las primeras residen necesariamente en un ser animado, mientras que estas moran en seres animados y en seres inanimados. Respecto a las potencias de esta última especie, desde que el ser pasivo y el ser activo se aproximan en las condiciones solicitadas por la acción de la potencia, entonces es necesario que el uno obre y el otro sufra la acción; pero esto no es necesario en las potencias de la otra especie. Esto consiste en que cada una de las primeras, todas sin excepción, solo causan un solo efecto, mientras que cada una de las racionales causa lo contrario.

      La potencia, se manifestará, produce entonces simultáneamente lo contrario. Pero esto es imposible. Es necesario, por tanto, que haya alguna otra cosa que determine el modo, la acción; como por ejemplo, el deseo o la resolución. La cosa cuya realización se desee, será la cosa que tendrá que realizarse cuando haya verdaderamente potencia y el ser activo se encuentra en presencia del ser pasivo. Luego desde el momento en que el deseo se deje sentir en él, el ser dotado de una potencia racional efectuará la cosa que tiene poder de hacer con tal que la condición requerida se verifique. Ahora bien, la condición de su acción es la presencia del objeto pasivo y cierta manera de ser en este objeto. En el caso opuesto existiría imposibilidad de obrar. Por lo demás, no necesitamos añadir que es indispensable que ningún obstáculo exterior obstaculice la acción de la potencia. Un ser posee la potencia en tanto que posee poder de obrar; poder, no absoluto, sino subordinado a ciertas condiciones, en las que va embebida la de que no habrá obstáculos exteriores. La supresión de estos es la consecuencia misma de algunos caracteres que entran en la definición de potencia. Por esto la potencia no puede generar a un tiempo, bien se quiera o desee, dos efectos, o los efectos contrarios. No posee el poder de producirlos a la vez, ni tampoco el poder de producir a la vez efectos diversos. Lo que puede hacer es lo que hará.

      Parte VI

      Nos hemos referido a la potencia motriz; ocupémonos del acto y determinemos qué es el acto y cuáles son sus modos. Esta investigación nos llevará a demostrar que por potente no se entiende solo lo que tiene la propiedad de mover otra cosa, o de recibir de ella el movimiento; movimiento propiamente dicho, o movimiento de tal o cual naturaleza, sino que posee también otras significaciones, y fijaremos estas significaciones en el curso de esta investigación. El acto es respecto a un objeto, el estado opuesto a la potencia; decimos, por ejemplo, que el Hermes existe en potencia en la madera; que la mitad de la línea existe en potencia en la línea entera, porque podría sacarse de ella. Se da asimismo el nombre de sabio en potencia hasta al que no estudia, si puede estudiar. Puede inferirse de estos diversos ejemplos particulares lo que entendemos por acto, no precisamente para definirlo con exactitud, pues debemos a veces contentarnos con analogías. El acto será el ser que construye, relativamente al que tiene la facultad de construir; el ser despierto; el ser que ve con respecto al que tiene los ojos cerrados, teniendo la facultad de ver; el objeto que sale de la materia, relativamente a la materia; lo hecho, con relación o lo no hecho. Concedamos el nombre de acto a los primeros términos de estas diversas relaciones; los otros son la potencia.

      Acto no se entiende siempre de la misma forma como no sea por analogía. Se enuncia: tal objeto está en tal otro, o es relativamente a tal otro; se dice también: tal objeto está en acto en tal otro, o es relativamente a tal otro. Porque el acto quiere decir tan pronto el movimiento relativamente a la potencia, como la esencia relativamente a una cierta materia. La potencia y el acto, respecto del infinito, del vacío y de todos los seres del género se entienden de otra manera que respecto de la mayoría de los demás seres tales como lo que se ve, lo que anda o lo que es visto. En estos últimos casos, la afirmación de la existencia puede ser verdadera, ya absolutamente, ya en tal circunstancia dada. Visible se dice, o de lo que es visto realmente, o de lo que puede ser visto. Pero la potencia respecto al infinito no es de una naturaleza tal que el acto pueda jamás llevarse a cabo, como no sea por el pensamiento; en tanto que la división se prolonga hasta el infinito, se afirma que el acto de la división existe en potencia, pero no existe nunca separado de la potencia.

      Como todas las acciones que poseen un final no constituyen ellas mismas un fin, sino que tienden a un fin, como el fin de la demacración que es el enflaquecimiento; tales acciones como la demacración son ciertamente movimientos, pero no constituyen el fin del movimiento. Estos hechos no pueden considerarse como actos, como actos completos, porque no constituyen un fin, sino solamente tienden a un fin y al acto. Se puede ver, concebir, pensar y haber visto, concebido, pensado; pero no se puede aprender y haber aprendido la misma cosa, curar y haber sido curado; se puede vivir bien y haber vivido bien, ser feliz y haber sido feliz todo a la vez; sin esto sería necesario que hubiera puntos de detención en la vida, como puede ocurrir con la demacración; pero nunca tenido lugar esto: se vive y se ha vivido. De estos diferentes modos llamaremos a los unos movimientos, a los otros actos, porque todo movimiento es incompleto, como la demacración, el estudio, la marcha, la construcción; y los diferentes modos incompletos. No se puede ejecutar un paso y haberlo dado al mismo tiempo, construir y haber construido, devenir y haber devenido, imprimir o recibir un movimiento y haberlo recibido. El motor cambia del ser en movimiento; pero el mismo ser, por el contrario, puede al mismo tiempo ver y haber visto, pensar y haber pensado: estos últimos hechos son los que yo llamo actos; los otros no son más que movimientos. Estos ejemplos, o cualquier otro del mismo género, bastan para probar con claridad qué es el acto y cuál es su naturaleza.

      Parte VII

      Necesitamos fijar cuándo un ser es o no es, en potencia, otro ser, porque no hay potencia en todos los casos. Y así, ¿la tierra es o no el hombre en potencia? Tendrá más bien este carácter cuando se haya hecho esperma, y quizá ni aún entonces será el hombre en potencia. De igual manera, la salud no lo recibe todo de la medicina y del azar; pero existen seres que poseen esta propiedad. Y son los que se denominan sanos en potencia. El tránsito de la potencia al acto para el pensamiento puede definirse: la voluntad realizándose sin encontrar ninguna traba exterior; aquí, por el contrario, para el ser que es objeto de curación habrá potencia si no hay en el mismo ninguna traba. De igual modo, la casa existirá también en potencia, si no hay nada en ella y si nada hay en la materia que obstaculice la construcción de una casa. Si no hay nada que añadir, ni quitar, ni mudar, la materia será la causa en potencia. Lo propio ocurrirá con todos los seres que tienen fuera de sí mismos el principio de su producción; y lo propio con los que, teniendo en sí este principio, existirán por sí mismos, si nada exterior se opone a ello. La esperma no es todavía el hombre en potencia; es necesario que esté en otro ser y que sufra un cambio. Cuando ya, en virtud de la acción de su propio principio, tenga este carácter; cuando por fin tenga la propiedad de producir si nada exterior se opone a ello, entonces será el hombre en potencia; pero es necesario para esto la acción de otro principio. Así, la tierra no es todavía la estatua en potencia; es necesario que se convierta en bronce para poseer este carácter.

      El ser que contiene otro ser en potencia es aquel de quien se afirma, no que es esto, sino que es de esto: un cofre no es madera, sino de madera; la madera no es tierra,

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