Obras Inmortales de Aristóteles. Aristoteles
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Las demás potencias que hemos expuesto admiten todos los contrarios: lo que tiene la potencia de producir un movimiento de tal naturaleza puede asimismo no producirlo (hablo aquí de las potencias racionales). En cuanto a las irracionales, también admiten los contrarios en tanto que pueden ser o no ser. Si existiesen naturaleza y sustancias del género de que hablan los partidarios de las doctrinas de las ideas, un ser cualquiera sería más sabio que la ciencia en sí; un objeto en movimiento estaría más en movimiento que el movimiento en sí, porque el uno sería el acto y el otro únicamente la potencia. Está claro que el acto es anterior a la potencia y a todo principio de cambio.
Parte IX
Es evidente, conforme con lo que se lleva dicho, que la actualidad del bien es preferible a la potencia del bien y es más digno de nuestro respeto. En todos los seres de quienes se dice que pueden, el mismo ser puede ser los contrarios. Aquel de quien se dice por ejemplo: puede estar sano, este mismo puede estar enfermo, y esto al mismo tiempo que puede estar sano. La misma potencia produce la salud y la enfermedad; la misma el reposo y el movimiento; es la misma potencia la que construye la casa y la que la destruye; y en virtud de la misma potencia la casa es construida y destruida. El poder de los contrarios reside, a la vez, en los seres; pero es imposible que los contrarios existan a la vez; imposible que exista simultaneidad en los actos diversos, que se den a la vez salud y enfermedad. Luego el bien en acto es necesariamente uno de los dos contrarios. Pero la potencia o es igualmente uno y otro contrario, o no es ninguno. Luego la actualidad del bien es mejor que la potencia del bien.
Por lo que respecta al mal, su fin y su actualidad son por fuerza peores que su potencia. Cuando no existe más que poder, el mismo ser es a la vez los dos contrarios. El mal no posee existencia independiente de las cosas, porque por su naturaleza es inferior a la potencia. No existe, en los principios, en los seres eternos, ni mal, ni pecado, ni destrucción, porque la destrucción se cuenta también en el número de los males.
Reduciendo al acto las figuras geométricas es como encontramos sus propiedades, porque por medio de una descomposición descubrimos las propiedades de estas figuras. Si se mostraron descompuestas por naturaleza, sus propiedades serían evidentes; pero existen en potencia las propiedades antes de la descomposición. ¿Por qué la suma de los tres ángulos de un triángulo equivalen a dos rectos? Porque la suma de los ángulos formados alrededor de un mismo punto, sobre una misma línea, es igual a dos ángulos rectos. Si se formase el ángulo exterior prolongando uno de los lados del triángulo, la demostración se haría patente. ¿Por qué el ángulo inscrito en el semicírculo es invariablemente un ángulo recto?, por la igualdad en estas tres líneas, a saber: las dos mitades de la base y la recta llevada del centro del círculo al vértice del ángulo opuesto a la base; esta igualdad, si nos fijamos en la demostración, nos hace reconocer la propiedad del ángulo inscrito. Es, pues, patente que por medio de la reducción al acto se descubre lo que existe en la potencia; y la causa es que la actualidad es la concepción misma. Así pues del acto se deduce la potencia; y por el acto también se la conoce. En cuanto a la actualidad numérica, esta es posterior a la potencia en el orden de gestación.
Parte X
El ser y el no ser se toman en diversos significados. Existe el ser según las diversas formas de las categorías; después el ser en potencia o el ser en acto de las categorías; existen los contrarios de estos seres. Pero el ser propiamente tal es sobre todo, lo verdadero; el no ser lo falso. La reunión o separación, he aquí lo que constituye la verdad o la falsedad de las cosas. Así pues, está en lo cierto el que cree que lo que realmente está separado está separado, que lo que está unido está unido. Pero está en lo falso el que piensa lo contrario de lo que en circunstancias dadas son o no son las cosas. Por tanto, todo lo que se afirma es verdadero o falso, porque es necesario que se reflexione lo que se dice. No porque creamos que tú eres blanco, eres blanco en efecto, sino porque eres en efecto blanco, y al decir nosotros que lo eres, manifestamos la verdad.
Existen cosas que están eternamente reunidas y su separación es imposible; otras están eternamente separadas y resulta imposible reunirlas; otras, en fin, admiten los estados contrarios. Entonces ser es estar reunido, es ser uno; no ser, es estar separado, ser muchos. Cuando se trata de las cosas que admiten estados contrarios, el mismo pensamiento, la misma proposición se hace sucesivamente falsa y verdadera, y se puede encontrar ya en lo verdadero, ya en lo falso. Pero cuando se trata de cosas que no pueden ser de otra manera, no hay entonces tan pronto verdad como falsedad; estas cosas son eternamente verdaderas o falsas.
¿Pero qué es el ser y qué el no ser, qué lo verdadero y qué lo falso, en las cosas que no son compuestas? En este caso, sin duda alguna, el ser no es la composición; no es que las cosas sean cuando son compuestas, y que no sean cuando no son compuestas, como la madera es blanca, como la relación de la diagonal al lado del cuadrado es inconmensurable. ¿Lo verdadero y lo falso son entonces en estas cosas lo que son en las demás, o bien la verdad, y el ser como la verdad, no son aquí diferentes de lo que son en otra parte? He aquí lo que es verdadero y lo que es falso en estos objetos. Lo verdadero es percibir y decir lo que se percibe, y decir no es lo mismo que afirmar. Ignorar es no percibir, porque solo se puede estar en lo falso accidentalmente cuando se trata de esencias. Lo mismo sucede respecto a las sustancias simples, porque es imposible estar en lo falso respecto a ellas. Todas ellas existen en acto, no en potencia; de otro modo nacerían y perecerían, porque no hay para el ser en sí producción ni destrucción: sin esto procedería de otro ser. Luego no puede haber error respecto a seres que tienen una existencia determinada, que existen en acto; solamente hay o no pensamiento de estos seres. Sin embargo, se examinan cuáles son sus caracteres, si son o no tales o cuales.
El ser considerado como lo verdadero, y el no ser como lo falso, significan bajo un punto de vista lo verdadero cuando hay reunión, lo falso cuando no la hay. Bajo otro punto de vista el ser es la existencia determinada, y la existencia indeterminada es el no ser. En este caso, la verdad es el pensamiento que se tiene de estos seres, y entonces no hay falsedad ni error; no hay más que ignorancia, la cual no se parece al estado del ciego, porque el estado del ciego equivaldría a no tener absolutamente la facultad de concebir.
Es evidente, además, si se admiten seres inmóviles, que estos no pueden en ningún tiempo estar sujetos a error. Si el triángulo no está sujeto a cambio, no puede creerse que tan pronto la suma de sus ángulos vale como no vale dos ángulos rectos, pues en otro caso estaría sujeto a cambio. Pero puede creerse que este ser es inmóvil, y aquel otro no. Y así puede pensarse que no hay ningún número par que sea primo, o que entre los números pares hay unos que son primos, los otros no. Pero si se trata de seres que son unos numéricamente, esto no es ni siquiera posible. No se puede tampoco creer que en ciertos casos hay unidad, mientras que no la habría en los otros: entonces se estará en lo verdadero o en lo falso, porque hay siempre unidad.
Libro X
Parte I
Hemos expuesto anteriormente, en el libro de los diferentes significados, que la unidad se entiende de muchas maneras. Pero estos numerosos significados pueden reducirse en suma a cuatro principales que abarcan todo lo que es uno primitivamente y en sí y no accidentalmente. Existe en primer lugar la continuidad, continuidad pura y simple, o bien, y en especial, continuidad natural, que no es solo el resultado de un contacto o de un nexo de unión. Entre los seres continuos poseen más unidad, y una unidad anterior, aquellos cuyo movimiento es más indivisible y más simple. Existe también unidad, y más fuerte todavía en el conjunto,