Obras Inmortales de Aristóteles. Aristoteles

Чтение книги онлайн.

Читать онлайн книгу Obras Inmortales de Aristóteles - Aristoteles страница 49

Obras Inmortales de Aristóteles - Aristoteles Colección Oro

Скачать книгу

por un clavo, por una atadura, producto de la violencia. Semejante conjunto lleva en sí la causa de su continuidad; y esta causa es que su movimiento es uno, indivisible en el espacio y en el tiempo. Está, pues, claro que si existe alguna cosa que por su naturaleza tenga el primer principio del movimiento primero, y por movimiento primero entiendo el movimiento circular, esta cosa es la unidad primitiva de magnitud. La unidad a la que nos referimos es, por tanto, o la continuidad o el conjunto. Pero la unidad se adjudica también a aquello cuya noción es una, lo que tiene lugar cuando existe unidad de pensamiento, siendo el pensamiento indivisible. El pensamiento indivisible es el pensamiento de lo que es indivisible, ya bajo la relación de la forma, ya bajo la relación del número. El ser particular es indivisible numéricamente; lo indivisible bajo la relación de la forma es lo que es indivisible bajo la relación del conocimiento y de la ciencia, La unidad primitiva es, por tanto, la misma que es causa de unidad de las sustancias.

      Cuatro son, pues, los modos de la unidad: continuidad natural, conjunto, individuo, universal. Lo que constituye la unidad en todos los casos es la indivisibilidad del movimiento en ciertos seres; y respecto de los demás la indivisibilidad del pensamiento y de la noción.

      Veamos que no se debe confundir todo lo que tiene la denominación de unidad con la esencia misma y la noción de la unidad. La unidad posee todas las acepciones que acabamos de mencionar, y es uno todo ser que tiene en sí uno de estos caracteres de la unidad. Pero la unidad esencial puede existir ya en algunas de las cosas que acabamos de señalar, ya en otras cosas que se refieren todavía más a la unidad propiamente dicha; las primeras solo son unidades en potencia.

      Cuando se trata del elemento y de la causa, es necesario establecer distinciones en los objetos y dar la definición del nombre. En efecto, el fuego, el infinito quizá, si el infinito existe en sí, y todas las cosas análogas son elementos desde un punto de vista, y desde otro no lo son. Fuego y elemento no son idénticos entre sí en la esencia; pero el fuego es un elemento porque es cierto objeto, cierta naturaleza. Por la palabra elemento se entiende que una cosa es la materia primitiva que constituye otra cosa. Esta distinción se refiere asimismo a la causa, a la unidad, a todos los principios análogos. Y así la esencia de la unidad es, de una parte, la indivisibilidad, es decir, la existencia determinada, inseparable, ya en el espacio, ya bajo la relación de la forma, ya por el pensamiento, ya en el conjunto y en la definición, mientras que, por otra parte, la unidad es sobre todo la medida primera de cada género de objetos, y por excelencia la medida primera de la cuantidad. De esta medida se originan todas las demás; porque la medida de la cuantidad es la que da a conocer la cantidad, y la cantidad, en tanto que cantidad, se conoce por la unidad o por el número. Ahora bien, todo número es conocido por medio de la unidad. Lo que da a conocer toda cantidad, en tanto que cantidad, es por tanto la unidad, y la medida primitiva por la cual se conoce es la unidad misma. De donde se infiere que la unidad es el principio del número en tanto que número.

      Por analogía con esta medida se denomina en todo lo demás medida a una cosa primera, por cuyo medio se conoce, y la medida de los diversos géneros de ser es una unidad, unidad de longitud, de latitud, de profundidad, de peso, de velocidad. Es que el peso y la velocidad se encuentran a la vez en los contrarios, porque ambos son dobles: existe, por ejemplo, la pesantez de lo que tiene un peso cualquiera, y la pesantez de lo que tiene un peso considerable; existe la velocidad de lo que tiene un movimiento cualquiera, y la velocidad de lo que tiene un movimiento precipitado. En una palabra, lo que es lento posee su velocidad; lo que es ligero posee su pesantez. En todos los casos que ahora examinaremos, la medida, el principio, es algo uno e indivisible. En cuanto a la medida de las líneas, se llega a considerar el pie como una línea indivisible por la necesidad de encontrar en todos los casos una medida una e indivisible. Esta medida es simple, ya bajo la relación de la cualidad, ya bajo la de la cantidad. Una cosa a la que no se pueda quitar ni añadir nada, he aquí la medida exacta. La del número es pues la más exacta de las medidas, se define, en efecto, la mónada, diciendo que es indivisible en todos los sentidos. Las otras medidas no son más que imitaciones de la mónada. Si se añadiese o se quitase algo al estadio, al talento, y en general a una gran medida, esta adición o esta sustracción se haría sentir menos que si recayese sobre una cantidad más pequeña. Una cosa primera, a la que no puede quitarse cosa que sea apreciable por los sentidos, tal es el carácter general de la medida para los líquidos y para los sólidos, para la pesantez y para la magnitud, y creemos conocer la cantidad cuando se conoce por esta medida.

      La medida del movimiento es el movimiento simple, el más rápido movimiento, porque este movimiento posee una corta duración. En la astronomía existe una unidad de este género que sirve de principio y de medida; se admite que el movimiento del firmamento, al que se refieren todos los demás, es un movimiento uniforme y el más rápido de los movimientos. La unidad en la música es el semitono, porque es el más corto de los sonidos perceptibles; en la sílaba es la letra. Y la unidad en estos diferentes casos no es simplemente la unidad genérica; es la unidad en el sentido en que acabamos de entenderla. Sin embargo, la medida no es siempre un objeto numéricamente uno; existe algunas veces pluralidad. Y así, el semitono abraza dos cosas, pues existe el semitono que no percibe el oído, pero que es la noción misma del semitono; existen muchas letras para medir las sílabas; en fin, la diagonal posee dos medidas, y como ella, el lado y todas las magnitudes.

      La unidad es, por tanto, la medida de todas las cosas, porque dividiendo la sustancia bajo la relación de la cantidad o bajo la de la forma, conocemos lo que constituye la sustancia. Y la unidad resulta indivisible porque el elemento primero de cada ser es indivisible. Sin embargo, no todas las unidades son indivisibles de la misma forma, así el pie y la mónada. Existen unidades absolutamente indivisibles; otras admiten, como ya hemos citado, una división en partes indivisibles para los sentidos, porque quizás toda continuidad puede dividirse. Por lo demás, la medida de un objeto es siempre del género de este objeto. En general, la magnitud es la que mide la magnitud, y en particular se mide la longitud por la longitud, la latitud por la latitud, el sonido por el sonido, la pesantez por la pesantez, las mónadas por las mónadas. Así debe expresarse este último término, y no diciendo que el número es la medida de los números; lo cual debería decirse al parecer, puesto que la medida es del mismo género que el objeto. Pero referirse a esta manera no sería decir lo que nosotros hemos dicho; equivaldría más bien a decir: la medida de las mónadas son las mónadas y no es la mónada; el número es una multitud de mónadas.

      Damos también a la ciencia y a la sensación el nombre de medida de las cosas por idéntica razón que a la unidad, porque nos proporcionan también el conocimiento de los objetos. En realidad tiene una medida más bien que servir de medida; pero relativamente a la ciencia, nos encontramos en idéntico caso que si alguno nos mide; conoceremos cuál es nuestra talla porque se ha aplicado muchas veces la medida del codo de nuestro cuerpo. Protágoras escribe que el hombre es la medida de todas las cosas. Por esto entiende sin duda el hombre que sabe y el hombre que siente; es decir, el hombre que posee la ciencia y el hombre que posee el conocimiento sensible. Ahora bien, nosotros admitimos que estas son medidas de los objetos. Nada hay más maravilloso que la opinión de Protágoras, y sin embargo su proposición no carece de sentido.

      Hemos explicado que la unidad (entendida esta palabra en su significación propia) es la medida por excelencia, que es ante todo la medida de la cantidad, que es después la de la cualidad. Lo indivisible bajo la relación de la cantidad, lo indivisible bajo la relación de la cualidad, he aquí en ambos casos lo que constituye la unidad. La unidad es, por tanto, indivisible o absolutamente indivisible, o en tanto que unidad.

      Parte II

      Nos hemos preguntado cuál es la esencia, cuál es la naturaleza de los seres, procurando resolver las dificultades que se mostraban. ¿Qué es, pues, la unidad y qué idea debe formarse de ella? ¿Consideraremos la unidad como una sustancia, opinión sostenida en otro tiempo por los pitagóricos y después por Platón, o bien existe alguna naturaleza que es la sustancia de la unidad? ¿Será necesario reducir la unidad a una forma más conocida y adoptar con prioridad el método de los físicos, quienes suponen, unos que la unidad es la amistad, otros que es el aire,

Скачать книгу