Obras Inmortales de Aristóteles. Aristoteles
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El ser y la unidad se toman en tantas acepciones el uno como la otra. Luego si hay para las cualidades, así como para las cantidades, una unidad, una naturaleza particular, evidentemente debe plantearse esta cuestión en general: ¿qué es la unidad? Así como se pregunta: ¿qué es el ser? No basta decir que la unidad es la naturaleza de la unidad. En los colores, la unidad es un color; es lo blanco, por ejemplo. Todos los colores, al parecer, proceden de lo blanco y de lo negro; pero el negro no es más que la privación de lo blanco, como las tinieblas son la privación de la luz, porque las tinieblas no son realmente más que una privación de luz. Admitamos que los seres sean colores; entonces los seres serían un número, ¿pero qué especie de número? Evidentemente un número de colores; y la unidad, propiamente dicha, sería una unidad particular, por ejemplo, lo blanco. Si los seres fuesen armonías, los seres serían un número, un número de semitonos; pero la sustancia de las armonías no sería un número solamente; y la unidad tendría sustancia, no la unidad pura y simple, semitono. De igual modo, si los seres fuesen los elementos de las sílabas, serían un número, y la unidad sería el elemento vocal; por último, si fueran un número de figuras, la unidad sería el triángulo, si los seres fuesen figuras rectilíneas. El mismo razonamiento se aplica a todos los demás géneros.
Así que en las modificaciones, en las cualidades, en las cantidades, en el movimiento, hay siempre números y una unidad; el número es un número de cosas particulares, y la unidad es un objeto particular; pero no es ella misma la sustancia de este objeto. Las esencias están necesariamente en el mismo caso, porque esta observación se aplica igualmente a todos los seres. Se ve entonces que la unidad es en cada género una naturaleza particular, y que la unidad no es de suyo la naturaleza de lo que quiera; y así como en los colores la unidad que es necesario buscar es un color, de igual forma la unidad que es preciso buscar en las esencias es una esencia.
Lo que prueba, en otro orden de cosas, que la unidad significa desde un punto de vista la misma cosa que el ser, es que acompaña, como el ser, a todas las categorías y, como él, no radica en particular en ninguna de ellas, ni en la esencia, ni en la cualidad, por mencionar ejemplos; que lo mismo significa la expresión un hombre, que cuando se dice hombre, de la misma forma que el ser no significa otra cosa que sustancia, cualidad o cuantidad; y por último, que la unidad, en su esencia, es la individualidad misma.
Parte III
La unidad y la pluralidad se oponen en muchos conceptos: en cierto modo, la unidad es opuesta a la pluralidad, como lo indivisible lo es a lo divisible. Porque lo que está dividido o es divisible se denomina pluralidad; lo que no es divisible ni está dividido se llama unidad. Como la opuesta se toma en cuatro sentidos diferentes, uno de los cuales es la oposición por privación, habrá entre la unidad y la pluralidad oposición por contrariedad y no por contradicción o por relación. La unidad se expresa, se define por medio de su contrario; lo indivisible por medio de lo divisible, porque la pluralidad cae más bien bajo los sentidos que la unidad; lo divisible más bien que lo indivisible; de manera que bajo la relación de la noción sensible la pluralidad precede a lo indivisible. Los modos de la unidad, como hemos citado con motivo de las diversas especies de oposición, son la identidad de la semejanza, la igualdad; los de la pluralidad son la heterogeneidad, la desemejanza, la desigualdad. La identidad posee distintos sentidos. Existe, en primer lugar, la identidad numérica, que se designa a veces por estas palabras: es un solo y mismo ser; y esto sucede cuando hay unidad bajo la relación de la noción y del número: por ejemplo, tú eres idéntico a ti mismo bajo la relación de la forma y de la materia. Idéntico se dice también cuando hay unidad de noción respecto de la sustancia primera; y así las líneas rectas iguales son idénticas. Asimismo, se llama idénticos a cuadriláteros iguales y que tienen sus ángulos iguales, aunque exista pluralidad de objetos, en este caso la unidad consiste en igualdad.
Los seres son semejantes cuando, no siendo absolutamente idénticos y difiriendo bajo la relación de la sustancia y del sujeto son idénticos en cuanto a la forma; un cuadrilátero más grande es semejante a un cuadrilátero más pequeño; líneas y rectas desiguales son semejantes; son semejantes pero no totalmente idénticas. Se llaman también semejantes las cosas que poseyendo la misma esencia, pero siendo capaces de más y de menos, no tienen, sin embargo, ni más ni menos, o bien aquellas cuyas cualidades son específicamente unas e idénticas; en este sentido se dice que lo que es muy blanco se parece a lo que es menos, porque existe entonces unidad de especie. Se denominan, por último, semejantes los objetos que muestran más analogías que diferencias, ya sea absolutamente, ya simplemente en apariencia; y así, el estaño se parece más a la plata que al oro; el oro se parece al fuego por su color leonado y rojizo.
Está claro, en vista de esto, que diferente y desemejante poseen igualmente muchos sentidos. La diferencia es opuesta a la identidad; de forma que todo relativamente a todo es idéntico o diferente. Existe diferencia, si no hay unidad de materia y de forma: tú eres distinto de tu vecino. Existe una tercera especie de diferencia; la diferencia en los seres matemáticos.
Y así, todo relativamente a todo es diferente o idéntico, con tal, sin embargo, de que exista unidad o ser. No exista negación absoluta de la identidad; se emplea ciertamente la expresión no-idéntico, pero jamás cuando se habla de lo que no existe; sino que siempre cuando se trata de seres reales. Porque se dice también uno y no-uno de aquello que por su naturaleza puede ser uno y ser. Esta es la oposición entre la heterogeneidad y la identidad.
La heterogeneidad y la diferencia no son una misma cosa; en dos seres que no son heterogéneos entre sí, la heterogeneidad no recae sobre algún carácter común, porque todo lo que existe es heterogéneo o idéntico. Pero lo que es diferente de alguna cosa, es diferente de ella en algún punto; de forma que es necesario que aquello en que se diferencian necesariamente sea idéntico. Este algo idéntico es el género o la especie, porque todo lo que es diferente, es diferente de género o de especie: de género, si no existe diferencia común y producción recíproca, como los objetos que pertenecen a categorías diferentes. Las cosas que son diferentes de especie son las que son del mismo género. El género es aquello en lo que son idénticas dos cosas que difieren en cuanto a la esencia. Los contrarios son diferentes entre sí, y la contrariedad es una especie de diferencia. La inducción prueba la exactitud de este principio que nosotros habíamos anticipado. En todos los contrarios existe, en efecto, a mi parecer, la diferencia, y no solo heterogeneidad. Los hay que difieren de género; pero otros están comprendidos en la misma serie de atribución; de forma que son idénticos bajo la relación del género y de la especie. Hemos fijado en otro lugar qué cosas son idénticas y cuáles no lo son.
Parte IV
Es posible que las cosas que difieren entre sí difieran más o menos; existe, pues, una diferencia extrema, y esto es a lo que yo denomino contrariedad. Puede establecerse por inducción que la contrariedad es la diferencia extrema: en efecto, respecto de las cosas que difieren de género, no existe tránsito de la una a la otra; existe entre ellas la mayor distancia posible y no cabe entre las mismas combinación posible, mientras que respecto de las cosas que difieren de especie existe producción de los contrarios por los contrarios tenidos como extremos. Ahora bien, la distancia extrema es la mayor distancia; de suerte que la distancia de los contrarios es la mayor distancia posible. Por otra parte, lo más grande que hay en cada género es lo que hay de más perfecto, porque lo más grande es lo que no posee posibilidad de aumento, y lo perfecto aquello más allá de lo que no puede gestarse nada. La diferencia perfecta es un fin en el mismo concepto