Política y Academia. Martha Soledad Montero González

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Política y Academia - Martha Soledad Montero González Investigación

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espontánea, está en aquellas sustancias del mundo que se pueden reconocer como agentes morales y que tienen además la capacidad de intervenir en el mundo, lo cual no es sino la de sujetos racionales, cuyas decisiones interpelan al mundo21. Siguiendo esta idea, ¿cómo reconcilia Kant estas dos proposiciones, ya que sobre la base de rigurosas pruebas y observaciones las contrapone, pero en último término parecen legítimas por separado?

      Ahora, esta pregunta no resulta menor al reconocerse el papel que juega la libertad dentro del entorno que se considera práctico en la filosofía de Kant, a saber, la historia, la política y la educación moral. Así, por ejemplo, asumir que hay una irrestricta determinación física es adjudicar leyes implícitas de naturaleza de este orden en la historia, lo cual devendría en asumir los acontecimientos como enlaces de causalidades; al tiempo que los procesos de formación y deliberación humana en la educación serían tan solo la presentación de la legalidad natural en aspectos tan complejos como el aprendizaje, la decisión, el papel de la ciudadanía y la responsabilidad moral.

      La solución

      Llegados a este punto nuestro objetivo específico para esta sección es analizar los argumentos que aduce Kant para demostrar que las proposiciones de tesis y antítesis pueden llegar a ser compatibles. Como veremos, según Kant, hay causas que pueden darse gracias a la naturaleza y hay otras que pueden venir de la espontaneidad de la libertad. Empero, tal compatibilidad requiere organizar el problema, esto es, reconocer la locación exacta, si se nos permite la expresión, de cada una de las variables de las dos proposiciones.

      En principio, el planteamiento de las dos proposiciones supone la siguiente disyuntiva: son todas nuestras acciones dirigidas por nosotros mismos o son estas las consecuencias de las leyes de la naturaleza. Al respecto, por las observaciones y posturas que tomará Kant frente a esta antinomia, se llegará a la conclusión de aceptar ambas tesis, pero reformuladas bajo la expresión: algunas de nuestras acciones son dirigidas por nosotros y otras tantas por leyes naturales.

      Bajo este marco, surge la cuestión de cómo lograr entonces una compatibilidad entre necesidad e incondicionalidad si de entrada sugieren ser excluyentes. La compatibilidad se logra reconociendo: a) el lugar que ocupa la antinomia dentro de la KrV; b) exponiendo la naturaleza del problema; y, c) aceptando las implicaciones de ambas causalidades.

      Puesto así, veamos:

      Esto quiere decir que en la analítica trascendental se expone la forma en que los conceptos puros del entendimiento, las categorías, permiten las condiciones de representación, a saber, los fenómenos. Puesto así, en este pasaje se argumenta que, si se asume que los fenómenos son la única realidad y que no hay un espacio para algo más, no habría lugar para la libertad. Pero, este supuesto implica afirmar algo que no se puede probar y, por lo tanto, algo que sería imposible de darse, ya que supone un mecanicismo en la totalidad de las acciones humanas.

      Pero como no se puede probar que los fenómenos sean la realidad absoluta, entonces se sigue que podemos pensar que puede existir otro ámbito de la realidad que no esté gobernado por las leyes de la naturaleza física, sino por otras leyes, que pueden ser las que corresponden a un ser libre.

      Al mismo tiempo, en la medida en que ese ser libre es un ser racional, no actuará de manera caprichosa, sino siguiendo un orden que estaría legislado por lo que Kant llama las leyes de la libertad, y que nos abren otra esfera, a saber, la de la acción. Este marco distinto al fenoménico, el de las leyes de la libertad, es el inteligible. Luego, es posible conocer lo que podemos representarnos, es decir, los fenómenos, y podemos pensar cosas en sí mismas, a saber, los noúmenos, tal como la libertad.

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