El río morisco. Bernard Vincent

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El río morisco - Bernard Vincent Biblioteca de Estudios Moriscos

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La migración animal se apoya en una red de aljibes que permiten, por etapas, ganar los pastos costeros en la zona de Motril y de Castell de Ferro. Nada insólito porque más al este, en el Campo de Dalías, según un texto de 1525, «los moros tenían edificados en ellos en su tiempo veinte y tantos aljibes los cuales tenían muy bien reparados a costa de los ganados que se apasentaban».[22] En el oeste, en las proximidades de Málaga, los rebaños llegaban a una dehesa después de haber utilizado unas «cañadas y abrevaderos... a la linde y inmediacion del río de Guadalquivilejo».[23]

      En el siglo XVI, la trashumancia es general en el reino de Granada. Se apoya en la excelente complementaridad de los pastos de invierno y de verano. Municipios y señores los alquilan a los ganaderos mediante contratos estacionales o pluriestacionales. En la primavera, los animales son conducidos en dirección de los pastos de altura de la Serranía de Ronda, de Sierra Nevada, de la sierra de los Filabres, de la sierra de Baza. En el otoño, tiene lugar la trashumancia inversa para beneficiarse de los herbajes de las tierras cálidas. A veces unos rebaños hacen un corto desplazamiento de apenas algunas decenas de kilómetros, de Pechina a Velefique o de Níjar a la sierra de Filabres, otros, al contrario, recorren alrededor de ciento cincuenta kilómetros en cada migración, de Granada al Campo de Dalías o del marquesado del Cenete a la tierra de Vera.

      Casi todo el ganado viene de la región de Guadix y de Baza. Sólo de la villa de Orce llegan, en 1530, las 500 ovejas de Diego Xarqui, las 400 de García Alcantari, otras 400 de Garbejani, las 300 ovejas y cabras de Diego García Xaham, las 300 de Luis Abenince. El año siguiente es acogido el rebaño de Juan el Xarqui –probablemente padre de Diego– compuesto de 1.000 ovejas y cabras. De Benamaurel, lugar muy próximo a Orce, son originarias las 600 ovejas y cabras de Miguel Aben Cofar, presentes en Vera en 1528, también las 600 de Alcoli en 1530, las al menos 600 de García Hoceymin en 1531. De Galera, localidad poco distante de las precedentes, provienen, a lo largo del año 1529, los 600 ovinos de Rodrigo Alhamar, los 440 ovinos y caprinos de Gonzalo Ubeytedala y, sobre todo, los 2.500 de Gabriel Alorca, quien tiene además un mayoral a su servicio.

      Los bovinos no son raros, puesto que se registra, en 1528 y en 1531, el centenar de vacas de la familia El Hadid, de Tahal, las 90 vacas de Francisco Fadal, de Huéscar, otras 100, propiedad de cuatro moriscos de la misma ciudad, 150 de Francisco Alférez, de Lújar, 150 de Gabriel de Barradas de Guadix. Anotemos también que este último y Benito el Habaqui, de Alcudia de Guadix, dueño de 300 cabras, tienen con seguridad lazos de parentesco con dos sobresalientes protagonistas del levantamiento morisco de 1568-1570. En los años 1550, la situación es, en todas partes, semejante. Numerosos moriscos de la región de Baza, que conocemos igualmente por los registros de la farda, el principal impuesto que pesa sobre ellos, practican la ganadería trashumante: las 700 cabras de Diego Abeharoz; las 105 vacas de Luis el Coyli, uno y otro de Benamaurel; las 800 ovejas de Pedro el Galayce, de Cúllar; las 200 cabras de Francisco el Corbalin el Hax; las 100 vacas de Gonzalo de Carmona, de Caniles; las 150 de Luis Purcheni y las 160 de Lorenzo Pérez Seroni, los dos de Baza, junto a muchos otros, emprenden, llegado el otoño, el camino de Vera. Gonzalo de Carmona, Luis Purcheni y Lorenzo Pérez Seroni tienen un mayoral.

      Los datos así reunidos, que no son más que una pequeña parte de una documentación considerable, no engañan. La ganadería en el reino de Granada constituye, para los moriscos, un apreciable recurso doméstico y también una posibilidad de participación en la economía de mercado. En el interior del conjunto regional, está sin duda desigualmente desarrollada, pero nunca ausente. Existen algunas zonas geográficas, como el sector de Baza, que son focos de primer orden. La toma en cuenta de esta actividad en los estudios deberá conducir, particularmente en la región granadina y en el País Valenciano, a comprender mejor los complejos resortes de la economía morisca y a valorar mejor las especificidades inter-regionales.

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