Paso a la juventud. Sandra Souto Kustrín

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Paso a la juventud - Sandra Souto Kustrín Historia

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de la juventud socialista y comunista anunció la conmemoración, entre los días 15 y 25, de la muerte de Lenin, Karl Liebknecht y Rosa de Luxemburgo, con el nombre de «semana de las tres L», como se hacía desde las organizaciones comunistas. Por recordar este aniversario colocando pegatinas con diferentes lemas firmadas por «Juventudes Socialistas y Comunistas de Madrid» fueron detenidos en la noche del 17 de enero cinco jóvenes, 2 de los cuales reconocieron ser miembros de la JSM y otros dos de la JCM. Esta actividad, según uno de los detenidos, se había acordado «entre un grupo de jóvenes comunistas y otro de socialistas». Joven Guardia destacó que en Madrid muchos trabajos de propaganda se habían hecho, «desde un comienzo», «sobre la base del frente único con los jóvenes socialistas».171

      Continuó, por tanto, el acercamiento de la FJS a símbolos, movilizaciones y consignas comunistas que hemos visto en Renovación antes de octubre. Otro ejemplo es su defensa de una huelga general el primero de mayo, propuesta defendida por los comunistas. La JSM publicó una octavilla que llamaba «al paro absoluto y total de la clase trabajadora», frente a las consignas de la Casa del Pueblo de Madrid que planteó que parasen sólo los obreros de los oficios que tuvieran establecido en sus bases de trabajo que el primero de mayo no era día laborable. También la Federación Provincial de Juventudes Socialistas de Madrid dijo que «el deber de los jóvenes socialistas» era «evitar por todos los medios que se trabaje». Aún asumiendo las peticiones socialistas a los poderes públicos por «nuestros deberes de disciplina», decía rechazar este tipo de actuación: «al estado a que han llegado las luchas de clases (sic), y sobre todo, después de Octubre, a la burguesía no se le puede ir por las buenas a pedirles».172

      También surgieron nuevos símbolos, procedentes de la lucha de octubre y las protestas políticas anteriores. El número de 25 de noviembre de 1934 del periódico clandestino juvenil socialista UHP incluyó una foto de Ángel San Juan, el joven socialista muerto en Madrid en las jornadas de octubre; y la JCM recordó la muerte de Juanita Rico y de Joaquín de Grado en una octavilla. Aunque la convocatoria de la huelga del 22 de abril de 1934 había provocado importantes discusiones entre la FJS y la UJCE en las reuniones de finales de julio del mismo año, Juventud Obrera, el órgano de prensa de la JCM, conmemoró dicha movilización en su primer aniversario, considerando que ese día se había «sellado» la unidad de acción entre ambas organizaciones, al igual que recordaron la fecha las direcciones nacionales juveniles en un manifiesto conjunto que pedía luchar contra la pena de muerte, por la liberación de los presos y el restablecimiento de la libertad de prensa, «el derecho de sindicación y organización sin limitaciones para los jóvenes obreros, trabajadores y estudiantes» y «contra los ataques a los derechos de los estudiantes y la FUE».173

      Y la defensa de la organización estudiantil fue también una actividad conjunta de ambas organizaciones. Una circular de la FJS anunció la constitución de la Unión de Estudiantes Antifascistas entre los estudiantes comunistas y socialistas de la FUE, lo que confirma Segis Álvarez, que dice que fue lo que les permitió lograr el control de la UFEH en el congreso prácticamente clandestino que ésta celebró en diciembre de 1935 en Madrid,174 donde se insistió en defender como postulados de la FUE «la popularización de la cultura, la enseñanza gratuita, la reforma de la enseñanza y del profesorado, la autonomía universitaria; la lucha contra el paro intelectual, [y] la defensa de la paz». Como ya se había hecho en el congreso de 1933, se reclamó la revisión del profesorado, apartando a los profesores por abandono de cátedra o incapacidad docente; y se reclamaron garantías financieras, de autonomía y pedagógicas, frente a las «ventas de aprobados» que se producían en la universidad.175

      Ante el primer aniversario de la insurrección de octubre, la dirección nacional de la FJS, a través de una circular firmada por su secretario general, es decir, por Santiago Carrillo, autorizó a sus secciones a hacer manifiestos con la UJCE. La circular explicaba que se había firmado un manifiesto conjunto nacional pero que las secciones debían intentar reproducirlo por la escasa tirada que se había podido realizar. Sin embargo, defendía también respetar la decisión del PSOE de que los actos se celebrasen sólo con organizaciones socialistas, aunque se quejaba de que el partido no hubiera dado instrucciones para el aniversario, por lo que la dirección juvenil planteaba las suyas propias: destacar que «Octubre había sido un movimiento proletario por la conquista del poder», que el Partido Socialista había sido su único dirigente –responsabilidad que el PSOE no asumió en ningún momento–, y que había detenido «la marcha ascendente del fascismo».176

      Por tanto, aunque se ha destacado que la convivencia en la cárcel después de octubre de 1934 de dirigentes de la FJS como Carrillo y Hernández, y de la UJCE, como Trifón Medrano y Jesús Rozado, favoreció la unificación en las Juventudes Socialistas Unificadas, la participación conjunta en la acción insurreccional y/o huelguística de miembros de ambas organizaciones en octubre de 1934 y la importante labor unitaria tanto entre las direcciones nacionales como entre las organizaciones de base después de octubre sería igual o más importante para la unidad posterior. Como decía el primer «saludo conjunto» de las dos direcciones juveniles, «nuestra unidad se ha forjado a lo largo de los combates de Octubre, y posteriormente, en más de un año de luchas comunes».177

      Se puede decir, por tanto, que a lo largo de 1935 la colaboración entre ambas organizaciones había llegado a un nivel importante –el comité nacional de enlace llegó incluso a elaborar un boletín interior titulado Unidad de acción178 y había continuado el acercamiento de la juventud socialista a símbolos, movilizaciones y consignas comunistas que se había iniciado antes de octubre. Y a pesar de todas las tensiones que hubo a lo largo de este proceso, fue ésta la única relación entre organizaciones juveniles que fructificó tras la insurrección de octubre, aparte de la unidad de las pequeñas organizaciones juveniles del BOC y de la ICE en la Juventud Comunista Ibérica en septiembre de 1935, al unificarse sus organizaciones de adultos en el Partido Obrero de Unificación Marxista, en un proceso inverso al que se produciría entre las juventudes socialistas y las comunistas oficiales, al realizarse primero la unión de los partidos. Pero la organización juvenil, que mantuvo el nombre de JCI, fue, como sus precedentes, una fuerza meramente testimonial en el conjunto del Estado, con la excepción de Cataluña. Y, significativamente, entre los militantes del BOC que se opusieron a la unificación con la ICE se encontraban miembros de la juventud como Martí Salvat o Eusebio Rodríguez Salas, que, como recoge Casterás, ingresaron en las Juventudes Socialistas.179

      A la situación en que se encontraba la relación entre la FJS y la UJCE a mediados de 1935 se superpusieron, por una parte, el VII Congreso de la Internacional Comunista celebrado del 25 de julio al 21 de agosto de 1935, que estableció la política de frentes populares, y el VI de su Internacional Juvenil, celebrado a finales de septiembre y principios de octubre del mismo año y al que asistió, como delegado de la FJS, José Laín; y, por otra parte, la agudización de la crisis interna del PSOE, que culminaría en diciembre de 1935 con la salida de Largo Caballero de su ejecutiva. Y si las juventudes socialistas europeas fueron en el ámbito socialista las más atraídas por la política de Frente Popular,180 no parece este el caso en relación con la FJS. Aunque tradicionalmente se ha dicho –y yo misma lo he hecho– que dicha política favoreció el proceso de unificación entre la FJS y la UJCE, y si bien es cierto que el VII Congreso de la IC favoreció la unificación juvenil, no parece que fuera por la política de frentes populares en sí misma, sino por otras decisiones tomadas en el congreso comunista: para la FJS fue más importante el «paso previo» para la formulación de la política de frentes populares –es decir, la limitación de la subordinación de los partidos nacionales, a los que se dejó cierta libertad, la definitiva aceptación de un «frente único» desde arriba y el fin de la definición de los socialistas como «socialfascistas», como insistió en varios artículos publicados en Claridad en agosto de 1935 que seguían las líneas trazadas en el folleto Octubre. Segunda Etapa.181

      En estos artículos, la Juventud Socialista decía estar prácticamente fuera de «la disciplina de la II Internacional»,

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