Comunidad e identidad en el mundo ibérico. AAVV
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Una perspectiva interesante en el estudio de Arias es que deja entrever un cambio de criterio en las pruebas de limpieza de sangre como consecuencia del caso específico de la ausencia de sangre musulmana; en función de un mayor relieve a los méritos y oficios obtenidos.
La contribución de Geoffrey Parker es novedosa y con sugerencias para poner en relación coyunturas recesivas en función del clima y las guerras. Se trata de considerar los recursos naturales y la historia del medio ambiente.
La crisis europea de 1590 coincidió con una anomalía de gran envergadura en el clima, produciéndose sinergia de guerra y clima. El estudio de Parker propone una revisión de las fuentes: arqueológicas, pictóricas, narrativas, de acontecimientos y tener en cuenta la polinología, glaciología, núcleos de hielo; a las que se podría añadir una propuesta hecha en su día por Bartolomé Bennassar en su estudio sobre Valladolid, como las fechas de recogida de la vid; se trata, en definitiva, de revisitar Annales incluyendo el espacio pero no sólo como ubicación humana sino en relación con las acciones de la naturaleza.
En perspectiva comparada, Parker, hace referencia a las guerras en Asia oriental en período de cambio climático; a las lluvias torrenciales en China, 1592-1596 y al período de sequía en el imperio otomano entre 1591-1596 o a las fuertes heladas en el Zuider Zee (Países Bajos) en el invierno de 1594-1595.
La contribución de Xavier Gil Pujol, pone de manifiesto el interés y la importancia de las lenguas en el dominio y expansión de los imperios y de las sociedades. La asociación entre lengua y nación parecía obvia. Sin embargo, no eran tanto las lenguas como las leyes, en palabras de Gil Pujol, y privilegios lo que en aquella época mejor definía a una comunidad y le confería una identidad verdaderamente diferenciable.
Los Príncipes ejercían su soberanía sobre territorios con diversas lenguas, leyes y jurisdicciones. Pero era evidente que el dominio de las lenguas permitía un mejor conocimiento del territorio y una mejor consideración de los vasallos respecto a su soberano. Lengua y poder político se unían en unos dominios pluriterritoriales y plurilingües que iban de la mano con los descubrimientos y la evangelización. El aserto de Nebrija: la lengua fue compañera del imperio se cumplía en la España de los siglos XVI y XVII.
Sin embargo, paulatinamente, la homogeneidad y el predominio de una lengua sobre una comunidad determinada que estaba teniendo homogeneizaciones forzosas en el ámbito de lo religioso y de sus propios gobernantes, comenzó a formar parte del presente de las generaciones de la Monarquía Hispánica. Los ejemplos de los Reyes Católicos al prohibir el uso escrito y hablado del arábigo, norma recogida en las concordias de 1526 y 1528, o el ejemplo de un certamen barcelonés en 1580 al que concurrieron cinco poemas en catalán, tres en latín y dieciocho en castellano, reflejan la tendencia e inflexión centralizadora y unificadora que se estaba produciendo.
Resulta de enorme interés la conclusión a la que llega Xavier Gil en su colaboración tras una erudita demostración del conocimiento de textos de época: la Monarquía puso diligencia en fomentar y asentar el uso del castellano como lengua común efectiva, no tanto en el desplazamiento de las restantes. Pero el resultado fue que la lengua común que el castellano alcanzó a mediados del siglo XVI, consolidó y provocó cambios sensibles en los usos de las otras lenguas vulgares, generó formas de bilingüismo o plurilingüismo en esos otros reinos y arrinconó, paulatina e inexorablemente, la lengua culta: el latín.
Por último, Francisco Chacón Jiménez, preocupado por la organización social y su casuística y explicación, pone en relación: individuo, familia y comunidad que traslada a: biografía, genealogía y relación social, como factores de explicación social. Es decir, el corazón del análisis se traslada hacia las interacciones e interrelaciones que explican la jerarquización del sistema social y sus propias contradicciones.
Las bases sobre la que se asienta la jerarquía social y el sistema que explica las desigualdades, son los dos grandes objetivos que intenta explicar en su texto. Los vínculos sociales y los lazos personales, dentro de la dependencia, la desigualdad y la dominación reflejados en el sistema clientelar y puesto en práctica en las distintas instituciones: iglesia, concejos, señoríos, inquisición, en las que se desenvuelven y viven, cotidianamente, los individuos, constituyen y conforman la realidad social. El sistema feudo-vasallático de vínculos personales de carácter vertical que arranca de la Corona y desciende por toda la pirámide social, se encuentra condicionado por las clientelas locales, ya que mientras éstas no se diluyan el proceso de formación del estado centralizado se encontrará condicionado. Lo que explica la continuidad y perdurabilidad de dichas clientelas hasta el siglo XIX. Lo que pone en cuestión el esquema evolucionista-tau-tológico y demasiado lineal y simple del paso de regidor del XVI-XVIII que se convierte en el cacique del siglo XIX.
Concluiríamos con palabras de su maestro: «La historia social y cultural no se puede separar de la historia política, como tampoco la historia política se puede separar de la cultural y social. Jim siempre ha sido consciente de su estrecha y continua interrelación, y esta conciencia intuitiva de la telaraña sin costuras del pasado ha hecho de él el fino historiador cuya obra festejamos en este volumen».
FRANCISCO CHACÓN JIMÉNEZ
Universidad de Murcia
SILVIA EVANGELISTI
University of East Anglia
* Nuestro más sincero agradecimiento a la profesora Mia Rodríguez Salgado, que ha participado en el simposio, y no ha podido finalizar su contribución a tiempo por lo que no la hemos podido incluir en la publicación.
1 John Elliott (2012), Haciendo Historia, Madrid, Taurus, 55.
2 Véase Richard L. Kagan (ed.) (2002), Spain in American: The origins of Hispanism in the United States, Urbana y Chicago, University of Illinois Press; Richard J. Evans (2009), Cosmopolitan Islanders: British Historians and the European Continent, Cambridge, Cambridge University Press.
3 The history of the family, 1989 (trad. española, 1990); The early modern Spain. A social history, 2001 (trad. española, 2001); Family and community in early modern Spain: the citizens of Granada, 1570-1739, 2007 (trad. española, 2007); Familia y sociedad en el Reino de Granada durante el Antiguo Régimen, 2008, que contiene 8 artículos publicados entre 1985-2005.
4 John Elliott (ed.), (1991), El mundo hispánico, pp. 185-202, Crítica, Barcelona.
5 «La famille espagnole et europeenne aux XVIe et XVIIe siecles», Revue d’Histoire Moderne et Contemporaine, nums. 41-42 (abril-junio 1994), pp. 314-328.
6 Francisco Chacón Jiménez, Antonio Irigoyen López, Eni de Mesquita Samara, Teresa Lozano Armendares (eds.), 2003, Sin distancias. Familia y tendencias historiográficas en el siglo XX, pp. 25-45; colección Mestizo, Universidad de Murciauniversidad Externado de Colombia, Murcia.
7 Pedralbes, 23,