Texto, edición y público lector en los albores de la imprenta. AAVV
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En 1510, Proaza editó la Disputatio Raymundi et Hamar Sarraceni primo habita inter eos in urbe Rugiae Sermone Arabico, postea translata in Latinium ab eodem Lullo, en la ciudad de Valencia, en el taller de Jofré, impresión en la que incluyó la Bartholomeo Gentili Epistola, una carta-prólogo muy similar a la «Carta del autor a un su amigo» que hallamos en Celestina y que sirve para agradecer al genovés su ayuda económica en la labor de la estampación.32 Volvemos otra vez a las relaciones entre editores-mercaderes-libreros italianos con la nobleza y curia eclesiástica para la edición de textos específicamente filosóficos y docentes.
Podríamos pensar, ¿qué tienes que ver toda esta escuela filosófica con la Celestina? Ya comenté hace tiempo que «en el texto del «antiguo Auctor» está compendiada la problemática entre las diferentes escuelas intelectuales de la época, donde se pone en cuestión la escolástica,33 el uso abusivo de las autoridades, la primacía de la razón sobre la fe de la escuela tomista, las falacias de la lógica tradicional, e incluso las fórmulas compositivas poéticas, invirtiendo todos los esquemas de la enseñanza tradicional».34 Tanto la Metaphysica de Daguí35 como el de Nova logica y el Ars inventiva veritatis (editados estos últimos por Proaza) reconstruyen una lógica crítica con la escolástica aristotélica, configurándose una síntesis escotista-lulista más de acorde con la tradición parisina y franciscana.36 Aspectos que resurgirán con fuerza a propuesta de Cisneros años después en la nueva universidad de Alcalá a través de las ediciones lulianas de Arnao Guillén de Brocar y financiadas de nuevo por el Cardenal.37 También sucederá lo mismo en el Estudio General de Valencia, con la figura de Proaza y posteriormente de su discípulo Joan Bonllaví, editor del Blanquerna, y de la Logica Nova. La edición valenciana del Blanquerna aparece en un contexto de relaciones estrechas y constantes entre los diversos núcleos peninsulares: Valencia, Alcalá, Barcelona, y el insular de Mallorca.38 Los gastos de impresión corrieron a cargo de Gregorio Genovart, canónigo mallorquín que había sido maestro de Nicolau de Pacs o Pax.39
Pero además de todos estos aspectos que relacionan la filosofía luliana con la Comedia de Calisto y Melibea, habría que incluir otros conectados con la filosofía moral (ética). A partir de la traducción de la Ética a Nicómaco por Leonardo Bruni en el siglo xV, se desarrolló una amplia controversia en los círculos nobiliarios y universitarios, en la que participaron grandes humanistas como Pier Cándido Decembrio, Filelfo, Lorenzo Valla, etc., y en España se escribieron muchos tratados morales pensados y dirigidos a los diferentes círculos nobiliario-eclesiásticos: corte de Alfonso el Magnánimo, corte de Juan ii y Enrique iV, círculo de los Mendoza y círculo del arzobispo Alfonso Carrillo, del arzobispo Cisneros, etc.40
Me centraré en Alfonso Ortiz, canónigo de la catedral de Toledo, personaje para mí de gran importancia en los últimos decenios del siglo xV. Desde 1496 colaboró con el arzobispo de Toledo en la recuperación del rito mozárabe de la diócesis, y fue el encargado de revisar las impresiones del Missale Toletanum (Toledo, Pedro Hagembach, a cargo de Melchor Gorricio, 1 de junio de 1499) y del Missale mixtum secundum regulam beati Isidori, dictum mozarabes (9 de enero de 1500, también a cargo de Melchor Gorricio). El propio Ortiz ya había colaborado en la reedición de muchos textos litúrgicos de obispos anteriores. Además, es autor de un Diálogo sobre la educación del príncipe don Juan, una Consolatoria por la muerte del príncipe Don Juan, Los tratados, publicados en Sevilla en 1493 y un Liber dialogorum, en manuscrito y nunca editado, escrito entre 1467-1475 y dedicado al Arzobispo Carrillo. Como ya comenté en otro trabajo,41 Ortiz ataca en el Liber dialogorum al De vita beata de Lucena, y tiene puntos en común con el De Vero Bono de Lorenzo Valla. Es un texto que entraría de lleno en ese intento de cristianizar de nuevo la filosofía moral peripatética, platónica y estoica, centrándose ante todo en la vida futura, pues el «bien» ha dejado de ser terrenal y únicamente se concibe como «sumo bien», y la felicidad se transforma en «bienaventurança». Aspectos que encontramos en la Comedia de Calisto y Melibea.42
Además, si aceptamos la tesis de Alphonse Vermeylen43 de que la frase en el parlamento de Sempronio del primer Acto, donde dice: «¿No has rezado en la festividad de sant Juan, do dize: Esta es la mujer, antigua malicia...?», que hace referencia al sermón de Pedro Crisólogo, pero en este caso relacionado con el comentario al capítulo 14 del evangelio de San Mateo (según la liturgia mozárabe), y no referido al de San Marco, como sería el caso en la liturgia romana; y si tenemos en cuenta, además, que los códices de esta liturgia en letra visigótica eran muy difi de leer y entender incluso por los clérigos, podemos pensar perfectamente que el que compuso la Comedia, al menos el primer Auto, debería tener una más que probable relación con el grupo de Alfonso Ortiz y/o los párrocos que le ayudaron en la confección del Misal mozárabe. Si bien no pienso, como hace Alphonse de Vermeylen, que el autor del primer Auto de la Comedia de Calisto y Melibea, por su conocimiento del latín y la perfecta traducción de la cita del misal mozárabe, sea un clérigo de las parroquias más antiguas de Toledo o de alguno de los conventos de los alrededores que todavía mantenían dicha liturgia.
Finalmente, quisiera resaltar el escudo real en la página final (contraportada) de las ediciones toledana y sevillana de la Comedia. Pienso que no es casual esta incoporación a las primeras ediciones de la Celestina (si exceptuamos la de Burgos, puesto que carecemos del folio o folios finales). Si analizamos la producción de las imprentas aquí estudiadas, sobre todo las de Pedro Hagembachy Estanislao Polono, podemos inferir que el uso de los escudos está muy delimitado. Así será usual encontrar el escudo de los arzobispos cuando las obras estén estrechamente relacionadas o financiadas por ellos. En la imprenta de Hagembach, y en los años que nos ocupan, se incluye el escudo real en El arcipreste de talavera que fabla de los vicio de las malas mujeres e conplexiones de los onbres (1500), en la Vita divi Hieronymi Pauli [1500-1503] (obra que ya había salido de las prensas de Fadrique de Basilea c. 1498), y en el Cancionero de Ambrosio de Montensino,44 franciscano que perteneció a la corte de los Reyes Católicos. Por tanto, textos de una nueva espiritualidad o de personas de confianza de los Reyes Católicos, sobre todo de Isabel, quien potenció sus ediciones.
Por su lado, el escudo de los Reyes Católicos usado en la Comedia de Calisto y Melibea sevillana de Polono se incluyó también en la última página de las Ordenanzas reales de Castilla o Libro de las leyes, Sevilla, 1498, y en las Ordenanzas Reales sobre los paños hechas por Fernando v e Isabel i de Castilla Granada, 15 sep. 1500,